lunes, 30 de abril de 2018

Carta a una niña (II)

¿Alguna vez te ha pasado que observas un árbol de flores rosadas hasta que te arde la cara de tanto sentir? Ha sido un día tan hermoso, ha pasado tanto en tan pocas horas. Primero te diré que soñé con dos caballos, un toro, y no recuerdo si otros animales, pero lo impresionante del caballo era que me hallaba en el establo de unos vecinos, y me sentía asustado, porque pensaba en que iban a pensar que estaba haciendo algo malo, y la verdad no tengo la menor idea de cómo llegué ahí, me aferraba con fuerza a una viga llena de telarañas, sabes que siempre sueño con telarañas cuando algo me preocupa (por cierto, en estos días vi una blanca, tan pequeña y tan preciosa), y la voz dulce y misericordiosa de una mujer que no podía ver pero sabía que era rubia natural, me decía en inglés que no me asustara, que la hembra no hace nada y que el macho sólo necesita sentir mi sensibilidad para entrar en un modo manso de dulcura. Oh, mi niña, tú sabes que sensibilidad es lo que me sobra, y el hermoso caballo pardo empezó a lamerme hasta fundirnos los dos en un solo sentir, en un solo cariño.

Antes de sentarme a escribir esto pensaba en un verso de un bello poema de Cortázar en el que dice 《ésta, la cárcel en la que aún te retengo.》 es un poema tan bello, espero puedas leerlo y sentirlo arder como me arde a mí recordarlo.

Oh, alma querida, no es lo mismo sentirse solo que estar solo; sentirse solo es sentirse lleno de ausencias, ser atormentado por la incertidumbre, pero estar solo, ah, alma mía, estar solo es sentir tanto y con tanta intensidad que uno ya no está ni es, porque ser es ser pasado y futuro, pero en el presente vivido, nunca se es, y la ausencia de uno mismo le da una extraordianaria vida a todo lo que existe o empieza a ser a tu alrededor cuando ya tú no eres. Todo acaba de nacer, y esa, mi niña, esa es la verdadera muerte, la del pasado, y cuando esa muerte ocurre, la otra, la muerte temida, pierde todo su significado.

Al ir caminando un inmenso y hermoso labrador atigrado que me llegaba hasta el pecho (y me hizo recordar al caballo de mis sueños) se acercó a mí mientras su preciosa dueña (una mujer de identica a la que vi sin ver en mis sueños), decía sin apartar su atención de la llamada telefónica en la que se encontraba que el perro era amigable, y lo fue, enterro su poderosa nariz en ese enorme pene que tanto te encanta ver llegar hasta mi ombligo cuando despierta junto a mis instintos más salvajes, y luego de olerme (y por supuesto olerte a ti) se retiró dejándome en la hermosa e infinita soledad de aquella, la verdadera vida, y no la de las cosas que tan encarnizadamente damos por sentado.

domingo, 29 de abril de 2018

La princesa del óxido

La palabra óxido me llevó de pronto a un lugar, era la parte trasera del colegio Cristobal Benitez, en la Urbanización Girardot, en Maracay. En ese entonces los liceistas tenían la irreverente tradición de ponerle nombres ofensivos y vulgares a los colegios, inspirados en las dos primeras iniciales de su nombre. Como las iniciales del Cristonal Benitez eran CB, el colegio pasaría a ser reconocido por todos como el Coge Burra, haciendo alusión así a los hombres del campo que practicaban la zoofilia, actividad asociada en todo el país con la ignorancia y que es objeto de burla por las personas de la ciudad, y fuente de inspiración poética para la tradición oral del campo.

Justo detrás del Coge Burra se hallaban unas pocas barras para hacer ejercicio, mi padre era el mejor de toda la urbanización, sabía incluso hacerlas de cabeza, y por ese entonces me compartió todos sus conocimientos, lo que me convertía así en objeto de envidia y admiración para otros chicos.

Ya sea por ironía del destino o estrategia de Marketing, justo al lado del único lugar medianamente decente para ejercitarse en la urbanización, se hallaba un famoso puesto de perros calientes llamado "El Draculin", manejado por Edgar Drácula, eran perros famosos, reconocidos por su buen sabor y sus escandalosos precios, además de que la gente encontraba paradójico que una persona que gastase dinero en los productos más caros del mercado para hacer los mejores y más costosos perros calientes, fuese chavista y dijese que todos los ricos eran malos. Pero este es un país en donde las contradicciones son parte del pan -o tal vez del perro- de cada día.

Verla pasar era lo único más tentador que el aroma de los perros calientes a la hora de hacer ejercicio, era mayor que todos nosotros, y por eso estabamos a salvo de la realidad y nos refugiabamos en sueños, cada uno la soñaba a su forma, perdía la virginidad con ella a su manera, la hacía su esposa soñada, su nombre era Génesis, el principio del final de todas las cosas.

El aroma del oxido era fuerte, se quedaba en tus manos; el aroma grasiento de los perros de Edgar era fuerte, se quedaba en tu ropa; pero el aroma de Génesis era suave, y se te quedaba en el alma.

Los perros de Edgar eran enormes, las personas los rellenaban con todo tipo de cosas, hasta un punto en el que el perro se convertía en un recipiente que contenía todo un plato distinto que muy pocas personas en cualquier otro lugar del planeta asociarían con perros calientes. Edgar le daba a cada cliente una cuchara barata y un tenedor, y mientras ofrecía un vaso diminuto de refresco, sonreía con la sonrisa perversa de quien sabe que te está sacando un ojo de la cara.

A veces Génesis iba a comer, y el mundo se detenía, daba dos vueltas caminando para ejercitarse y compartir, tal vez en un acto de compasión, su hermoso culo a través de las ventanas del alma de todos en la urbanización. Y terminaba su rutina de ejercicio con un buen perro caliente.

Edgar Drácula sonreía con sus dientes de murciélago a través de su cara de años de descuido, y le incluía un verde "preciosa" a su sonrisa de éxtasis al saber que incluso a la más hermosa del lugar iba a sacarle un ojo de la cara.

Génesis se refugiaba en una timidez disfrazada de odio y arrogancia, a veces sonreía y nos mostraba esos dientes de castor que la hacían más humana y más perfecta, y unos hermosos hoyos en sus mejillas en los que te cabía la vida.

Luego se levantaba y en la espalda baja tenía un par de hoyos deliciosos que nos hacían gemir y comernos el perro caliente con más ansiedad, y luego de verla irse como si no fuese nunca a volver, no nos quedaba más remedio que burlarnos de Robert Tremaria por pagar tanto por un maldito perro caliente para que al final le terminara echando nada más que salsa y mayonesa, lo cuál le daba a la sonrisa de Edgar un grado incluso superior de perversión. Robert era tan pendejo que hasta quienes se aprovechaban de él llegaban a quererlo.

Hace poco supe de Génesis, ya no es ni la sombra de la princesa que fue, está oxidada, casada, con hijos y en una de tantas cárceles religiosas. Pero me resulta asombroso a todos los lugares a donde te puede llevar una palabra.

viernes, 27 de abril de 2018

Tú, mujer

Es que mira
te busco y no te encuentro
¿dónde estás?
¿Adónde te llevaste la delicia de la rosa?
no, no está en otra mujer
hay una sonrisa hermosa por acá
un comentario inteligente bajo la alfombra
pero tú
mujer de ternura jamás domesticada
te vienes y me sorprendes
con tu atardecer de cada día
aruñame con tu rojo
déjame llenar tus senos con mi poesía blanca y caliente
que se derrame sobre esa piel
y queden palpitando mis poemas
al ritmo de tu corazón
de tu orgasmo
de tu respiración de mujer poseída
por el mejor hombre sobre la tierra
tú, mujer,
dónde estás cuando termina este poema.

miércoles, 25 de abril de 2018

Carta a una niña (I)

Me doy cuenta de que no soy consciente de cuántas cosas pasan en un día hasta que vengo a contartelas en una carta, recuerdo al escribir esto todas nuestras charlas sobre Joyces, y el Ulisses, y tú escuchándome con esa fascinación absoluta que aunque te dé rabia compartes con tantas otras personas en el mundo. Sólo dije eso para hacerte enojar y reír al mismo tiempo, mi niña, ya se me quitaron las ganas de contarte lo que ha pasado, es que todo eso es tan lejano y yo te siento tan cerca cuando te tengo en mis palabras.

Ya tengo fecha para irme, en ocho días le diré adiós por primera vez a este bosque. ¿Será un adiós para siempre como el que le dije a ese cielo venezolano cuando iba en aquel avión hace cinco años? Venezuela, qué palabra, parece un sueño y a la vez un tráuma. Hoy mi amigo Edson, del que siempre te hablo, colocó en sus redes un comentario sobre un amigo que se fue de Venezuela para terminar suicidándose en el Perú, me hubiese gustado decirle algo, pero es que siento tanta distancia, como si el Edson de las historias que te cuento fuese un actor que hace un papel, y este que veo por redes sociales es la persona en la vida real, sin su personaje, tan ajeno, tan querido y distante al mismo tiempo. No le pregunté nada, me dejé llevar como en mis visitas de la niñez a la playa en una ola de recuerdos que ya no existe, pero puedes verla en esta arena mojada y besada que es mi carta.

Perú, mi tía Belkys -creo que te conté- se fue a Perú con su hija y sus dos nietos, vi varias fotos de ellos, lo mismo, tampoco fui capaz de decirles nada, todo lo que sé es porque mi madre lo cuenta, y siento como si fuesen ya personas que conozco a través de terceros, pero eso ya es otra historia, lo cuento sólo para que tengas presente lo transparente que soy en todo momento contigo. Mi abuela habló por teléfono con mi madre, le contó que Belkys le había narrado una hermosa historia, en la cuál llegaron a un lugar del Perú barato, sin demasiado lujo, y pensé casi de inmediato en Vargas Llosa y La ciudad y los perros, tantos amores que hemos leído y tantos que tenemos por leer, mi amor. Pero lo bello de la historia no acontece sino hasta que bajan a un restaurante debajo de su apartamento, y luego de comer no los dejan pagar por ser venezolanos y todo lo que han pasado, mi tía le contó eso a mi abuela llorando, y le dije a mi madre que yo también lloraría, sentí tantas cosas y no perderé el tiempo dándote descripciones infértiles, tú eres tan sensible como yo y puedes imaginar lo que sentí.

Te seré sincero, a veces las personas me hablan y me molesta, siento que es como si me interrumpieran en una conversación, en una conversación interna que tengo conmigo mismo, en la que estoy pensando en qué cosas contarte cuando escriba esta carta, y que por supuesto, la carta que pienso nunca se parece a la que termino escribiendo, porque así es la literatura y la vida también.

Hoy tuve un paseo hermoso, llovió todo el día y los árboles estaban negros y el verde resplandeciente, al salir las nubes seguían grises y a medida que iba caminando el azul del cielo me hacía renacer, vi un pájaro azul que tenía tu nombre, es decir el cielo, tatuado en el color de sus alas, y otro negro horroroso que parecía un susto y sólo por eso despertó ternura. Ah, cariño, y los cerezos, quiero hacer contigo lo que la primavera hace con ellos y lo que Neruda hace con los poemas. Pasaron tantas cosas más, pero todas no caben en esta carta así como no cabe en las palabras todo lo que siento cuando digo que te quiero o que te amo. Adiós, mi amor, espero estar contigo pronto, y disfrutar cada momento, sin dejar que el miedo a que algún día dejes de pasar marchite lo que vivo, como tantas otras veces, aunque no quiera, aunque no me de cuenta.

Misarable

Qué miserable es la vida
una dicha me dejó
y ya no sentía nada
con el resto de mis dichas.

Me dejé de preocupar
y la dicha regresó
pero ahora me doy cuenta
de lo miserable que es la vida.

Es tan fácil que todo pierda su sentido
vivimos todos
con nuestro tornillo de Morelli.

Nos obsesionamos con lo que hace
cada cosa diferente
exageramos su sentido
lo volvemos sagrado
le hacemos culto
y luego
se rompe
como todo juguete
y eso somos
tan frágiles
como todo lo que crea el pensamiento
las ideas son de papel
y mira
llueve
y se acabó mi felicidad.

Ah, que miserable es esta vida,
la belleza
debe ser algo que exista
más allá
del objeto que la inspira
a la mierda los museos
la historia
este poema

que la verdadera dicha
está del otro lado
aquí nada dura
esa mujer que jura que te amará por siempre
ya no está contigo
y no es ella
lo que te queda en las pestañas
después de que la miras.

Nada es verdad
de mí ya nada queda
sólo este cádaver que no entierro
esta ilusión que a nada llega
este recuerdo que me invade
esta vida ya vivida
que me niego a soltar
sólo la pongo a un costado
y salgo corriendo a apretarla
cada vez que tengo miedo
y frío
y me niego a ver
más allá
de la miseria de la vida.

martes, 24 de abril de 2018

Tengo miedo

Veo tus manos
tan hermosas
y tengo miedo.

Miedo de tu boca hermosa,
de tu puchero de niña,
de tu sonrisa cuya felicidad
se parece a mi vida.

Tengo miedo de tu palabra,
porque siempre despierta mis mariposas,
siempre dices lo correcto,
siempre me das aliento.

Tengo miedo de tus ojos,
que sólo existen para mí;
de esta sensación inconfundible
de que naciste para mí.

Tengo miedo de tus manos, tan hermosas, y además de todo lo que tocas.
Tengo miedo,
porque te sientes como lo mejor que me ha pasado,
y me aterra saber
que algún día
aunque no lo quieras
aunque no lo quiera
pueda terminarse.

Y luego me abrazas,
me besas,
te haces pequeña,
del tamaño de un poema,
te metes en mis cabellos,
en mi aroma,
y juegas en mi felicidad
que es el lugar en donde perteneces
y me doy cuenta de que no sé lo que es la vida
pero sí sé
que mientras viva
aquí quiero quedarme.

domingo, 22 de abril de 2018

Ángel

Querido Ángel,
nunca te conocí
pero te conoció un lucero
un lucero carnavalero
y de ti me contó;
de tu miedo
y de tu puño tierno.

Le ganaste al cáncer,
como mi abuela,
como Fernanda,
pero luego de eso
¿qué te pasó, pendejo?

Ah, si pudieras escuchar cómo llora el lucerito
parece el canto de una ballena
el milagro del mar
el azul del cielo.

Todos sentimos que pudo ser distinto,
pero ya no estás,
ya te has ido.

Y aquí quedamos todos,
-rotos-
llenos de preguntas,
llenos de preguntas sin respuestas
tratando de aferrarnos al humo con tu nombre
al que miserablemente
trata de traer la memoria
pero no
no te tocan los recuerdos
ya te has ido y para siempre
y dejaste el amor
el cariño
ardiendo de rabia
de miedo
de muerte
porque hay un hermoso lucero
que quiso ser amanecer contigo.

Me pidió un poema

Ella me pidió un poema
luego se desapareció
¿regresará esa niña?
¿O se perderá de los misterios del amor?

Este poema es para ti
para todo lo que te perdiste
para todo de lo que te salvaste
esas cosas que te encantan
porque nunca habías tenido
que son las mismas que odiarás
porque son las que tuvieron
todas las de mi pasado
y tendrán
todas las de mi futuro.

Uno no lo controla, cariño
el amor que damos no es un reflejo del otro
sino de lo que somos
qué te puedo decir
tal vez ahora brillo menos
o más despacio
porque estoy un poco viejo
o un poco roto.

Pero me pediste un poema
y te desapareciste
tal vez es porque eres un girasol
y yo estoy en una noche fría
temblando abandonado
tal vez es porque regresarás
tal vez porque tu instinto
te salvó de los misterios sin perfume
que se esconden en tu vida a mi lado.

Ya yo no tengo más que dar
acabo de despertarme
y ya estoy cansado
que bueno es saber que te fuiste
y que éste no es el poema
lleno de nuevos sueños
que prometió haberme curado.

jueves, 19 de abril de 2018

Calaveras

¿Es normal que me mire al espejo
que sienta mi piel arder de juventud
y no haga otra que entrever
el cráneo sin vida en el que me convertiré?

Tal vez no te amé es cierto
tal vez no me amaste es cierto
tal vez esto no fue amor
sino algo más doloroso y
más cierto

Pero ardo tanto
y aquí se te llora a mil pupilas
nadie me dejó mentir tanto como tú
nadie me creyó los sueños tanto como tú
nadie me arrancó de la fantasía tan súbitamente como tú.

Ya me cansé de sonreír
mientras mi mente se va
y asocia todo contigo
con lo que nunca fuiste
con el deseo que me ardía
y llenaba de un brillo de árboles mojados toda la vida.

Ahora quiero el dolor
abrazarlo
saciarme de amargura
dejar que me empape el frío
llorar como un niño
gritar como el miedo.

Ahora ya no estás,
y lo que más duele de perderte
es saber que nunca te tuve
la imposibilidad de tenerte
de poseer cualquier cosa en esta vida.

Fue tan hermoso mentir

Fue tan hermoso mentir
volver a nacer
creer en mí
creer en ti.

Fue tan hermoso no conocerte
y jurar
poner la mano en el fuego
y decir que eras
todo lo que había necesitado.

Ahora tengo resaca de sueños,
vomito sangre,
y no estás a mi lado.

Ah,
los sueños son pedirle al mundo
aquello que nos falta
y las ilusiones nacen
de todas nuestras carencías.

Sí,
hicimos el amor
y lo convertimos en un paraíso.
Ahora somos dos ángeles desterrados
en la soledad de sus infiernos.

¿Debemos volver?
¿A esos sueños
que se van a romper?

¿Culpa tuya
culpa mía
culpa de esta hambre
de vida?

Sí,
tuve el poder
me diste el poder
y tanta seguridad
¿ahora qué es?

Lo que siento ahora no es más que el vacío que intenté llenar contigo
salgo a ver el cielo que alguna vez llené de sueños enamorados
y ahora es así, ajeno,
como un cuadro o una foto.

Ya es hora de una vez por todas
que escriba en todas mis líneas
el dolor del que escapa cada ser humano
Ya es hora
es hora de despertar para siempre
de no volver a dormirme
en estas religiones con cuerpos de mujer
en las que incesantemente
desde que tengo memoria
me he refugiado.

Ah, es hora de dejar de fingir
de dejar de creer,
es hora de la incertidumbre infinita
a ver si al dejar de mentir
puedo por fin
conocer el amor.

martes, 17 de abril de 2018

Me diste

Me diste la incertidumbre
los misterios que mi imaginación
convirtieron en fe
-tocarte-
sentir que tenía entre mis dedos
el poder absoluto
pusiste a tambalear las ruinas de palabras
que eran mi existencia
disfracé para ti mis viejos hábitos en los que habito
mis ancianas tristezas
mis heredadas nostalgias.

Creí la mentira que te dije
que mi pasado era ese deseo
tan bien narrado
que mi conocimiento
era vivo
y no vivido
ah,
te di la seguridad que me faltaba
y protegiéndote me sentí tan seguro.

Pero te fuiste,
y ahora mis ruinas volvieron a ser lo que son
pensamientos sin gloria
absurdos colores
de un ardor que nunca fue fuego.

Ahora todo se ha llenado de muerte
mi ser se halla divorciado de certezas
-no te odio-
porque nunca estuviste;
esos silencios tuyos
perturbadores
eran un charco
que reflaba mis profundos miedos
y los anhelos imposibles que nacían de ellos;
ah,
verte dormida
era sentir tu respiración
-respirar-
y llevarse como para siempre
mis más hondos vacíos.

Pero ahora,
ahora nada es nada
ni si quiera este poema sombrío.

Veo a mis seres amados
y ya no te veo conmigo,
y tiemblo de miedo:
-sus hermosas manos-
pienso en los ancianos
en el tiempo
en la vida
esa cruel muerte
esa vejez infinita
ese aferrarse a lo muerto sin descanso
todo parece mentira
y duele tanto.

Me diste,
me diste ojos para verlo todo,
para despertar de mis sueños,
para salir de mi nido
-ese asesino de alas-
ahora me duele todo el cuerpo
el egoísmo miserable
la sustancia de la que estoy hecho
y de la que te inventé
con la que te llené los silencios
con la que te di esa fe
tan falsa como yo
como todo lo vivido
¡déjame morir!
que todo mi ser se vaya contigo
déjame hallar una nueva forma de vivir
que no termine en el miedo
en el odio
en este dolor infinito
que me diste
sin pedirlo.

lunes, 16 de abril de 2018

Tus pupilas

¿Crees en el amor a primera vista?
porque yo aún no sé si exista otro
desde la primera vez que vi tus pupilas
mi corazón se sintió roto
¿es magia esto?
¿O una ilusión
y tus ojos son dos piedras
que brillan de absoluta indiferencia?

No necesitaba nada
me creía tan feliz y tan completo
pero desde que vi tus ojos
tengo un llanto en mi alma
que llueve con tu ausencia
y se hace copioso en los recuerdos.

¿Tú me piensas?
Yo tanto te pienso
que ya no tengo ojos
el verdadero mundo lo miro dentro
recordándote hasta en el aliento de mis pensamientos.

Las canciones tristes tienen tanto
la felicidad parece ajena
y tú tanto estás del otro lado de tu ausencia
que creo que no es a ti a quien miro
que no son tus ojos los que vi
si no a mi tristeza infinita
reflejada en la indiferencia absoluta
de aquella
tu mirada
la que nunca he visto.

domingo, 15 de abril de 2018

Mi chica está celosa

Mi chica está celosa
porque a donde quiera que voy
todas las mujeres me hallan interesante
por mi forma de hablar
mi acento venezolano
mis ojos llenos de poesía
y porque siempre sé que decir
y la mejor forma de decirlo

Mi chica siente celos,
tiene miedo a que una perra le quite a su hombre
ese pene enorme del que es adicta
esos oídos que la escuchan con toda atención
y esa capacidad que tiene
de cambiar el mundo con su pasión por entender las cosas

Mi chica siente celos
y se pregunta
¿cómo no lo van a querer todas?
Con esa sonrisa
con esa dulcura
cómo no van a quererlo todas
si es único en la tierra.

Mi chica siente celos
y se quiere parar temprano para hacer ejercicio y verse sexy
quiere mamarme el güevo con violencia y desenfreno
sacarme la leche y dejarlo seco
y luego ponerme boca arriba
y obligarme a nombrar a todas las mujeres con las que me acosté en su ausencia
me pregunta por qué soy tan bueno
por qué soy el mejor
y por qué siempre le doy todo lo que necesita
y luego cae dormida en mi pecho
profunda y feliz
como jamás lo hubiese sido
de no haber sentido celos

Mi chica siente celos
y no quiere ser la única
sino la favorita
cada vez que una mujer hermosa aparece
se humedece
quiere que la penetre
que la posea
que la haga mía
mi chica quiere que me vaya
que las coja a todas
y que regrese a casa
para empapar mi pene
su pene
y limpiarlo
y dejarlo como nuevo
para que vuelva a salir a conquistar el mundo.

Mi chica siente celos
y quiere que hagamos tríos todo el tiempo
enseñarle a mis amantes
la forma correcta de chuparme
cómo me gusta
qué me gusta
mi chica tiene vocación de maestra
le enseña a las mujeres
como ser perfecta
para el hombre perfecto

Mi chica siente celos
y es perfecta para mí
no parece mi esposa
sino mi amante
no hay nadie que me complazca como mi chica cuando tiene celos
tal vez hay algo mal con ella
pero me encanta
pero me gusta
tal vez hay algo mal conmigo
pero es mi chica
y no la cambio por ninguna.

sábado, 14 de abril de 2018

Me odias

Me odias
y no porque hice algo mal
eso te hubiese encantado
sería muy útil para tus intentos
de aislarte del mundo
para protegerte

me odias por enamorarte
por hacerte sentir vulnerable
por romper las barreras de tu impenetrable cobardía

Me pusiste todas tus trampas
y no caí en una sola
no te hice daño
y por eso me odias

Te hubiese encantado
que fuese uno más del montón
que te hubiese lastimado
cuando intentaste herirme el corazón
para tener una buena razón
para justificar que te fuiste

Pero vi todos tus trucos
criaturita infantil
y ya no te quedó más remedio
que odiarme porque sí

Y a mí no me importa eso
que te vaya bien:
te quiero.

Al final de cuentas
eramos dos niños
y nada más que dos niños
pero jugamos con mis juguetes
aquí se quedan los poemas
los oídos que no se cansan de escuchar historias
y mi boca sabia que sabe tantas cosas
y cuenta tantas anécdotas interesantes;
y el enorme pene que a todos maravilla, deleita y asombra

Puedes venir cuando gustes
sé que ahora me odias
pero yo soy el que sabe de mujeres
y esos sentimientos todo el tiempo están cambiado
como nubes en el cielo
alrededor de una montaña
una de estás mañanas te despertarás
con ganas de jugar
y yo que lo sé todo
no me sorprendería si volvieras:
toda mujer vuelve
cual flor a la primavera
al hombre que le sabe a mar.

viernes, 13 de abril de 2018

Si quieres

Si quieres puedes venir
hablaremos como si no existiese el mundo hasta la madrugada
te cantaré canciones que antes fueron mías pero ahora sin ti no serían nada
soñaremos con envejecer
pretendiendo que sobreviviremos a la nada
y te diré que quiero vivir contigo
e ignoraré que eso también puede ser muy aburrido

Si quieres
haremos el amor
muy suavemente hasta que se nos salgan las lágrimas
o sino te daré bien fuerte
hasta que te duela y te guste tanto
que el vacío de adentro no se sienta para nada
si quieres...

Si quieres
para que no nos de miedo la soledad de la que absurdamente presumimos
para que las madrugadas no estén llena de un insomnio y laberintos
te diré que eres mía
seré tu dueño
para que no tengas que huir de ti
para que sepas que siempre pertenecerás a mí

Si quieres....

Si quieres
lucharemos con la ausencia y el deseo
atormentados por querer y no poder
renunciando a lo fácil y lo absurdo
regresando y creyendo en el destino
y yo te escribo porque tengo miedo a que me olvides
y tú te vas porque tienes miedo a que me vaya
si quieres...

si quieres
estaré contigo
pretendiendo que es verdad está mentira
que realmente somos algo en medio de la nada
que tiene sentido lo que pasa en esta vida
que cada vez que pase algo bonito tú me pienses
que cada defecto yo te diga que lo amo
que me aguante mis ganas de decirte que te temo
y te aguantes tú las ganas de huir de lo perfecto
si quieres...

Si quieres,
dime que me quieres
sabes que lo adoro aunque no te creo.
Y sabes que al decirlo es una despedida
que no mereces más que el odio que me cayo
pero podemos engañarnos y pretender
que es mentira que hace más tiempo del que queremos aceptar esto ya terminó
y jugaremos que apenas la vida acaba de comenzar
si quieres
si quieres burlar a la muerte con la espera,
tanto como yo.

jueves, 5 de abril de 2018

Pero él siempre volvía a nacer

En su intento por sacarlo de su vida y deshacerse de esa extraña, nueva, y poderosa sensación de vulnerabilidad que le daba el amor, se dio cuenta de que no había un sólo rincón de su ser que no estuviese lleno de él, de su sonrisa eterna, de su escuchar y sentir infinitos.

Y fue entonces que se dio a la tarea de mutilar su recién nacido corazón, pues era más de él que suyo; de darse a la búsqueda de la seguridad en hábitos que había abandonado al enamorarse, o de nuevas aventuras que no tuvieran nada que ver con él.

Pero él siempre volvía a nacer.

En el cielo azul, en los libros que leía, se daba cuenta entonces de cómo la vida se llenaba por completo de su presencia precisamente en los momentos de su ausencia, y se entregaba a vivir de cosas que no tuvieran perfume, porque respirar era olerlo a él.

Una flor entre mis dedos

Acaba de pasarme algo muy hermoso, era la hora del almuerzo, y antes, quise correr un poco. El día estaba frío y la cara se me ponía roja, y los fuertes vientos hacían ver vulnerable a mi enorme cuerpo. A los costados del camino habían muchas diminutas flores amarillas.

Al terminar de correr sostuve una entre mis dedos, y sin pensarlo la arranqué, y justo en ese instante una mariposa amarilla vino a mí. Entonces, pensé en ti, y en que así llegué yo a tu vida.

Arrancándote de todo lo que alguna vez fuiste para convertirte en una mariposa amarilla, y a través de mis dedos de ángel guardían llevarte a descubrir el otro lado de la vida, donde hay cosas que sí vale la pena vivir. Como el amor, como volar.

Luego me sentí rejuvenecer en cada paso, y al final terminé siendo un niño, el mismo niño que arrancaba flores todos los días al regresar de la escuela para dárselas a mamá. No porque esperara ser recompensado, sino por una necesidad de compartirle lo hermoso de la vida.

Y fue entonces como entendí por qué mi madre dice todo el tiempo que soy un extraterrestre, porque vine a enseñarle al mundo todas las cosas que desconocen a fuerza de tenerlas frente a ellos. Como la vida, como el amor, como tus ojos.

martes, 3 de abril de 2018

Debes buscarte un nuevo amor

Debes buscarte un nuevo amor
que no te escuche como yo
toda la noche hasta el amanecer
sin cansarse de saber
cada historia de tu vida.

Debes buscarte un nuevo amor
que no quiera sentirte cerca
que no te de miedo
porque te hace tan feliz
que qué sería de ti
si él ya no está.

Debes buscarte un nuevo amor
que no crea en tus sueños
que no sea tu mayor admirador
que no crea en ti cada vez que caes
y que no celebre cada triunfo
un amor que te pueda faltar
que no se sienta indispensable.

Debes buscarte un nuevo amor
que no sea tu primer "te amo"
que sea seguro por mediocre
que no sea el peligroso amor
que es lo mejor que te ha pasado.
Debes buscarte un nuevo amor
que se conforme con tus miedos
que no desee de ti
verte cada día enamorada
que nos aspire a hacerte sentir
de todas
la mujer más amada.

Debes buscarte un nuevo amor
con temores como tú
pero sin coraje como yo
para amarte más allá
de la muerte y de la nada
un nuevo amor
que no sea parte de tu vida
que no te llene el corazón
de una inefable alegría
que no te abrace por las noches
y te consienta por el día.

Debes buscarte un nuevo amor
que de ti no espere nada
que no se preocupe por ti
para que no te importe nada
para que no te sientas mal
al huir cuando te quieres quedar
pero te sientes asustada.

Debes buscarte un nuevo amor
que no te abra como flor
cuando los miedos te atormentan
que no sufra cuando sufres
que no sea feliz cuando apareces
que te trate como nadie y como nada
para tú tratarle bien
para no tener que arriesgarte
a estar enamorada.

Pero linda,
cuando escuches las turbinas de un avión,
cuando tu negro se haga gris,
cuando veas un diente de león,
cuando te canses de sufrir
recuerda este viejo amor
esa puerta sin seguro
de la que nadie te corrió
no olvides nunca al ver el cielo
a éste, tu primer amor.

domingo, 1 de abril de 2018

El profesor, parte tres

La otra amante, y a la vez la más extraña, era una criatura que parecía de otro lugar, pero no de la tierra. Era la Distante, una mujer de unos hermosos ojos tristes que robaron el corazón del profesor desde el primer momento. Alta, con una piel morena, una nariz extraña y unos dientes muy pequeños. Sus senos eran bastante pequeños y su trasero daba la cara por ella. Era una mujer inteligente, pero no demasiado literaria, parecía haber leído todo con excepción de lo que al profesor podía gustarle, pero de vez en cuando hallaban alguna hermosa coincidencia en gustos, y se sentían felices en esos hermosos accidentes.

Era innegable, ella estaba loca por él como jamás estuvo loca por nadie, sentía una profunda admiración, solía encontrárselo en todas partes, y tal vez fuese quien más lo quería, no por lo que demostraba, o porque fuese la mujer que hiciese más por él o que estuviese más pendiente de él, sino porque a diferencia de todas las otras mujeres, ella debía lidiar con una cobardía sublime e insuperable.

Se negaba a sí misma la oportunidad de buscar al profesor, se sentía con la certeza innegable de que no tenía derecho a pedirle nada. Detestaba rotundamente la idea de pedirle algo que no le naciese a él sin ella buscarlo, y cada vez que se hallaba con un deseo profundo de verle, de escucharle, de sentir su risa o su sonrisa eterna, escapaba a través de alguna actividad, pero la vida siempre se encargaba de demostrarle que el destino los había condenado a una pasión sin medidas y a una condición de inseparables.

El profesor ya no podía vivir sin ella, era un unicornio, un ser fenomenal e incomprendido que caminaba por la tierra recibiendo halagos imprecisos puesto que su encantadora personalidad era impenetrable, o por otro lado, ofertas sexuales como culto a su belleza que no hacían más que aterrarla e intimidarle, aunque muchas veces se sintiesen bien viniendo de personajes importantes. Pero lo cierto es que para ella lo que la mantenía junto al profesor era la creencían sin fundamento de que jamás conseguiría ser indispensable, le aterraba imaginar que podía ser demasiado importante, que podía correr el riesgo de ser tan importante que llegara a fallarle.

Ella lo pensaba todos los días, quería tenerlo todos los días, y quería estar con él toda la vida. Y se odiaba a sí misma por sentir tales anhelos, y se odiaba aún más puesto que nada podía reprimirlos, aunque a fuerza de temerles terminó por silenciarlos, pero esto parecía sembrarlos en su interior, y hacer cada vez más poderosos los sentires que desarrollaba ante aquel profesor que pasaba horas mirando flores mientras cada mujer sobre la tierra parecía no poder resistirse a mirarlo precisamente porque él no les hacía caso.

Otro hombre se hubiese desesperado, las actitudes de la Distante eran las mismas de las de una mujer que no tiene el más mínimo interés, pero él la reconocía a ella como una flor rara, que solamente él sabía regar, con ella no aplicaba lo mismo que con todas las demás, le aterraba la atención directa, no soportaba el reconocimiento público y siempre parecía querer pasar sin ser notaba a donde quiera que iba.

Pero el profesor tenía una manera sútil de amarla, simplemente se dedicaba a escucharla, a contarle su vida, a confiarle sus secretos, eran un maravilloso equipo. Él la entendía porque la amaba, y lejos de querer cambiarla, hacía que su vida juntos fuera un campo de juegos en donde ella se sintiera comoda y segura, la quería sin expectativas, como un padre que quiere a un niño con discapacidades mentales o motoras, ella era una muñeca rota, y él no quería repararla, sino besarla, protegerla, hacerla feliz.

Ella nunca lo buscaba o demostraba interés durante sus ausencias, pero si él se iba demasiado desarrollaba una rabia incomprensible con la que no era capaz de lidiar porque no era capaz de admitir. Él, paciente, medía sus emociones como un marinero que mide las olas del mar, y sabía irse cuando no era corrido, y regresar cuando no era llamado, y llegar siempre en el momento indicado.

Cuando él llegaba parecía que ella era otra, era feliz, contenta, amaba más la vida y al mundo, sentía que podía contarle todo, no podía creer la felicidad con la que se expresaba a su lado, le daba rienda suelta a su ser en su compañía, y a veces temía que no fueran amantes sino mejores amigos, pero no se daba cuenta de que todo era calculado gracias al profesor, a su arte de amar, a su ciencia de amar, a su corazón predispuesto no a controlar a las personas sino a hacer florecer en cada una lo mejor de ellas.

Luego de unos días a ella le costaba creer que todo hubiese sido real, se decía a sí misma las teorías racionales más absurdas y sin fundamento esperando erradicar con ellas la vulnerabilidad de sus sentimientos, protegiéndose en un laberinto frío, intelectual y hermoso, como un problema matemático o físico, por el cuál el profesor entraba sin forzar nada y sin hallar mayor obstáculo o resistencia, con la fluidez de un ajedrecista durante la apertura, cuando presiona el reloj sin pausas y mueve las piezas sabiendo a la perfección lo que hará su oponente.

De esta forma crearon un lenguaje juntos, en el cual él adivinaba sus pensamientos, sus miedos, sus emociones y temores, incluso antes de que ella los tuviera en su mente o en su corazón, y tenía además la sutileza de hacerlo ver como si fuesen casualidades del destino, y no una consecuencia del poder sin límites del amor.

Historias eróticas del profe Raga (2)

La Niña había sido amante del profesor a lo largo de dos años, él la había despojado sin esfuerzo de su virginidad y su timidez, no le fue difícil debido a que la Niña no había conocido nunca antes a un hombre que le inspirase tanta seguridad y admiración.

Sus primeras charlas eran todo menos parecidas a la atracción, el profesor le hablaba con una intensidad intelectual sin igual y ella respondía con una frialdad profesional que le hacían a él incapaz de pensar en una pasión entre ambos, mientras ella por su parte ardía por dentro fascinada ante ese hombre y esa capacidad de ver la vida como algo que tenía sentido, convirtiéndo así en salvación esos momentos en donde él la llenaba por completo de su impersonal pero estremecedora compañía, debido a que para ese entonces la vida de la Niña no era más que un mar de malancolía.

Tú me salvaste, tú me diste la vida, yo no era esto que soy antes de ser contigo. Le decía la niña cuando estremecía de placer entre sus brazos, cuando se había despojado de toda timidez con el paso del primer año, y su seriedad profesional se había convertido en una sumisión sensual y sin igual que sólo el profesor había sido capaz de conocer en toda su vida. La había transformado en una mujer tierna, dulce, en una niña llena de fragancias frescas y energías siempre recién nacidas. Pero cuando alguien trataba de amedrentarla sacaba una ferocidad sin igual y una tenacidad sin límites.

A mí el único que me somete es mi hombre --le decía al profesor cuando terminaba de contarle una historia en donde ella se tuvo que defender de alguien que trató de aprovecharse de su ternura inocente-- y eso porque para mí esa forma dulce de dominarme es la única que encuentro de sentirme segura y amada.

Sólo la Niña lo acompañó como amante desde los tiempos en los que el profesor Raga se hallaba casado, era su amante fiel, indispensable; era lo único que hacía que el matrimonio fuese soportable. Y luego de divorciarse a los dos años, la Niña en vez de aspirar al cargo de esposa, entendió con una sabiduría milenaria que mantener a ese hombre sin igual en su vida sólo sería posible con el lazo de la libertad, y fue entonces como ella le empezó a  demandar mientras este la penetraba que le describiese cada detalle de cada mujer que el profe poseía durante su ausencia.

Dime que te las coges como a mí --suplicaba entre más orgasmos de los que son contables-- ¿Por qué me gusta tanto que te cojas a otras? ¿Por qué me encanta tanto?

Y entonces había encontrado la clave, se había fundido con el profesor hasta un punto en donde la felicidad de él era la de ella, y no podía imaginar un solo instante de su vida en el que ella no estuviese presente, porque donde sea y como sea que él fuese feliz, allí también estaba ella.

Historias eróticas del Profe Raga (1)

Entonces el profesor que ya no tenía compostura, cuyos dedos temblaban de una ansiedad y un deseo que hacían sentirle que su cuerpo, su adiestrado cuerpo en las artes del amor y la seducción, se quebraba ante una pasión tan enorme que no era amaestrada ni siquiera por su incalculable experiencia, y entonces despojo a la Nena de su uniforme escolar, y debajo de esas telas que tanto deseo prohibido habían dado fruto en él, se encontraba una piel blanca como la vida recién nacida, unos senos enormes que le desbordaron el deseo de apoderarse para siempre de un cuerpo con tanta belleza, un cuerpo que parecía la promesa tangible de una felicidad eterna, y entre esas dos preciosas tetas yacía un cuarzo que recordaría a partir de esa noche en cada sueño, símbolo inequivoco de su suerte y su felicidad.

Luego de un mes entero de miradas, en donde los ojos tristes de la nena se cruzaban con la mirada absoluta del profesor, un mes entero de caricias inocentes que ocasionaban cataclismos de amor en ambos, y de charlas intelectuales e impersonales que decían con lo que callaban; un mes en donde ambos parecían decirse todo sin decirse nada, ahora ella cerraba la puerta del salón de clases desvirgada y con un aliento intenso a felicidad masculina en su hermosa boca, y él se quedana viendo la ventana, observando la brisa en los árboles, mirando hacia el cielo sin poder verlo, cegado de tanta felicidad, y con un escritorio lleno de exámenes sin corregir y sin deseo de evaluar, así que esa tarde como luego de cada tarde en la que la Nena se quedaría con él después de clases, todo el mundo al día siguiente recibiría una nota excelente aun sin haberla merecido, porque así es la felicidad, injusta y bella.