La literatura no hace sino registrar los encuentros con la belleza. ― Yasunari Kawabata
miércoles, 24 de febrero de 2016
Las aventuras de Raga: aprendiendo a cocinar.
-Mira, siempre me decían que era raro por untar el pan de esta forma, casi todos prefieren comer el pan con un relleno adentro, pero eso me parece que casi ni se siente. -Bueno, sí, es que todo en ti es rarísimo. -Tú siempre dices que todo en mí es rarísimo, Nina, si yo quisiera hacer un restaurante lo haría de todas las salsas del mundo y todos los panes que se consigan aquí en México y todo sería al estilo que quiero. -Bueno es fácil decirlo. -Y aburrido hacerlo, pero las cosas aburridas siempre esconden cosas interesantes si uno se anima. Ya sé lo que haré, me inscribiré en un curso de cocina y recolectaré, sin que lo sepan, a los mejores cocineros para empezar en nuestro restaurante, ellos no sabrán que yo tengo algo contigo para... -Para que te puedas coger a las cocineras ¿verdad? -Además de eso, para ver quiénes son realmente y para que no te engañen o te quieran ver la cara. -Idiota, idiota, idiota, Raga idiota. Casi me expulsan de la escuela, no te creas, no es por acostarme con nadie, no es tan fácil encontrar una Méxicana guapa que no sea presa voluntaria de un narco, así que ten en cautiverio a tus celos, de todas formas yo no soy tan mujeriego, es sólo que no le digo que no a nadie, y de la casualidad de que me buscan mucho. Pero puedo pasar mucho tiempo sin tener sexo, por lo menos sin pensar en sexo, y uno sólo quiere sexo cuando lo piensa. Jamás lo he intentado, cierto, pero eso es otro tema. Lo cierto es que casi me expulsan por torpe, pero he recolectado a un buen grupo para empezar, les dije que era un nuevo restaurante, en donde podíamos poner en practica todo lo que sabíamos, y que no íbamos encontrar en otro sitio la oportunidad de empezar un trabajo sin experiencia en donde tengamos ya de antemano un equipo al que sabemos que trabajaremos bien con ellos. -¿Raga, por qué casi nunca estás en la cocina? -A la jefa no le gusta cómo cocino, tiene caracter, dice que soy muy torpe. -A veces es muy dura contigo, me pregunto si le gustas, aunque sea para que te la cojas. -Ojalá, wey, está bien buena, órale. -Chamo, siempre suenas como estúpido cuando hablas en mexicano, tiernamente estúpido, no lo tomes a mal. -Con esa forma tuya de hacerme reír cuando dices "Chamo", es imposible tomar nada de lo que dices a mal. "Raga, ven acá ahora". -Uy, suena furiosa. -Cúbreme, veré que quiere. Y Nina lanzó la puerta con rabia, le dije que tuviera cuidado, que a veces nadie descubre una mentira al menos que tratemos de ocultarla, pero ella no me escuchó, creo que mi pene le llegaba tan hondo que le obstruía los oídos desde adentro, luego de haberse agachado con ansía y hambre para casi desgarrar mi pantalon y tragarse mi pene. Disfrutando una vez más como tantas otras veces de ser mi jefa, de ser mi dueña, de obligarme, de exigirme, a hacerla mi puta, mi esclava; ser su hombre, su marido, su dueño. Mi dueña.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario