Fueron dos noches seguidas, dos noches de amor entre tus alas. ¿Cómo contar la inmensidad? ¿Cómo alcanzar con las palabras lo que sólo se puede vivir? Podría recorrer de forma lineal los acontecimientos, pero tal vez es mejor no hacer que la sensación se someta al lenguaje sino que el lenguaje sea un instrumento para llegar a lo que va más allá de las palabras.
En la tarde hubo muerte porque hubo belleza. Nada es realmente hermoso al menos que nos borre, que destruya todo lo que hubo antes. Estaba contemplando un par de mariposas, una negra con puntos azules en la parte inferior de sus alas. La otra amarilla, como tú, con puntos negros, sombras y sol, un atardecer con alas.
¿Quién pinta las mariposas? Creo que nadie, uno sólo puede alcanzar lo realmente hermoso cuando es nada y cuando es nadie, cuando deja de ser el obstáculo entre el arte y su creación, cuando deja a la vida hacerse a sí misma a través de nosotros. En pocas palabras, a las mariposas las pintan, sin duda, tus ojos.
Llegaste con tu carita roja, escondida entra la blanca ternura de tu sonrisa. El tiempo tiene poco valor, en especial al ver tus ojos.
Sólo quería escucharte, sólo quería hablar contigo. Nunca sales de mi mente porque a diario tu belleza empapa mis sentidos.
La entrada a tu cuerpo estaba prohibida con sangre, pero la entrada a tu alma eran tus ojos y mis palabras. ¿Por qué contemplabas la negra lluvia de mi barba? ¿Por qué esa necesidad de interrumpirme mientras hablo para morder -con furia- mis enormes labios?
Yo decía "También te amo", y continuaba con la historia que andaba contando, a ti te hacía gracia tanta lucidez, querías quitármela toda a besos, querías invadir mis sentidos, llenarlos de ti. Lo cierto es que me sabes tuyo y eso es un hecho poético y no una interpretación. Qué bello momento el de esos dos seres que se escuchan y se sienten, no con los oídos, no con los ojos, sino con todos los sentidos. Tu verdad me estalla en los deseos, la belleza física estimula a la imaginación, pero la belleza interior estremece a los sentidos.
Se supone que que no podíamos hacer el amor, pero no la sabíamos. Y a veces la vida no vale por lo que uno sabe sino por lo que uno ignora. Tal vez eres mía porque soy el único que te ha llevado a orgasmos sin penetrarte ni tocarte, o tal vez te llevo a esos orgasmos porque eres mía. Pero la verdad es que nada es más cierto que la delicia de mis gemidos, y todo tu cuerpo temblaba al escucharme gritar con delicia tu nombre, y que todo de mi te pertenecía.
Me dormí de inmediato, y mis brazos acompañaron con su fuerza la belleza de tu sueño. Qué manera de apretarte, qué manera de amarte hasta dormido.
Pero las puertas tienen una misteriosa belleza que la memoria desconoce, y tú presencia es siempre la entrada de algo nuevo e irrepetible.
Ya era la segunda noche, pocas sensaciones son mejores que esa que ocurre al saber que alguien es absolutamente libre y aún así te elige cada noche.
Qué manera de amarte, te hice el amor cuando llegaste y lo volví a hacer cuando te fuiste. Hacerte el amor es un delicia, pero hacerte el amor mientras gritas que eres mía es de una belleza insuperable. Todos esos nombres por los que me llamas y sólo nuestros orgasmos los conocen. Esa belleza de tener a una mujer multiorgasmica que sólo se corre junto a mí, porque más que la cantidad lo importan es sabernos uno.
Luego hablabas de política, estabas indignada y te brillaban los ojos aunque la luna no me dejaba verlos. Es asombroso sentir tu furia; hay amores imposibles, el nuestro es todopoderoso.
El amanecer llegó y nosotros éramos tan bellos y tan juntos como dos alas en la misma mariposa. ¿Las mariposas se sienten gusanos por dentro? ¿O acaso para volar es necesario soltar la memoria? Tus caricias y tus palabras. Quiero que me demandes, que me pidas, que me exijas, que me implores. Quiero que saques tu debilidad y tu fortaleza. Así me gusta, suplícame como nunca le has suplicado a nadie, exígeme lo que se supone que debe salir sin pedirse. Convierte la en opresión la libertad, y luego desátame dentro de tu piel.
Ya sonaba el despertador pero el reloj de nuestros cuerpos nos pedía eternidad en vez de tiempo. Amo cuando me pides sexo, amo ser tu dueño, el que te suple, el que te llena, el que te exige. Hay ciertas horas de la noche en donde hasta el susurro más suave es un grito, yo quería que todos mis días empezaran dentro de tu cuerpo. Dormir contigo es una delicia pero desvelarme entre tu piel es mucho mejor.
Se abrían tus piernas y todo lo demás ya no existía, mi cuerpo entraba en ti, mis ojos ardían en tus ojos.
Qué delicia es que me hables a centímetros de tu boca. Nos esperaba afuera un día que se daba por vencido, hay noches, noches de amor, que superan todo lo que antes se llamó vida. Y a veces, esas noches son seguidas.
Escríbeme, pediste, desde que me escribiste por primera vez no podía creer las cosas hermosas que podías inspirar.
Oh, querida, te escribo, y te escribiré toda la vida, pero mis palabras no son más que la sombra de tenerte, de sentirte conmigo.
Las palabras son ausencia, me gustaría que hoy también duermas conmigo.
Sólo quiero hacerte el amor, cuidarte, escribirte, sentirte, y que a nadie sino a mí le pertenezcas.
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