Quiero regalarte el pedacito de infinito que me regaló una estrella. Anoche dormí mal y hoy desperté fatal, y todo eso importa muy poco, hoy quiero ir codo a codo, contigo, en esta aventura de un nuevo día que se llama amar.
Trato de pensar en ti, pero amarte no me deja.
Apareces como un mar que moja como mojan las simples y pequeñas cosas que me alegran la vida.
Oh, el conflicto es tan complejo y el amor es tan simple.
En días como estos temo tantas cosas, pero el miedo es siempre mío, y el amor es siempre nuestro. Y por eso te espero sin esperas, como caminar y sentir que eres la brisa, que invades mi ser con esa felicidad con la que son bienvenidas todas las cosas desde que tú me amas.
Ah, qué inmenso error ese de creer que el amor es repetir la dicha de ayer, qué inmensa tragedia los que tratan de controlar la vida esperando algo de ella.
Mujer inquieta, tempestad, tragedia, maravilla y calma. Eres tantas cosas cuando te comprendo, pero eres sólo mentira cuando te interpreto.
Así es, compañera, cúlpame, cámbiame, mátame, destrúyeme, haz todo lo que quieras, al fin de cuenta, uno es nadie y uno es nada, cuando ama.
Hoy es un día más o un día menos, o tal vez hoy es amor, y no hay medida ni tiempo.
Compañera, flor siempre nueva, sólo faltas tú para este beso.
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