"¿Cuál es la diferencia entre una enamorada que sea escritora y una que solamente te inspire a escribir? ¿Es más fácil para ti una mujer que no represente un desafío y sólo te admire y adore y de esa forma ser tú quien controla?"
-Los escritores no se dividen entre mujeres y hombres, sino entre buenos y malos. Y no me refiero a un carácter moral, sino a un talento, al ingenio.
Hay dos tipos de personas serias, unos son hijos de sus hijos, otros son hijos de su talento. Y el buen escritor siempre es un hijo de su talento.
Un escritor tiene que en primer lugar comprender lo limitado que es el lenguaje, y a partir de ahí, todo lo que hace deja de ser la mera repetición de lo que ha leído.
Hay dos tipos de malos escritores, los que leen mala literatura y escriben mierda, y los que leen buena literatura pero no son capaces de decir nada que valga la pena leer, porque son el eructo de lo que alguien más dijo.
Ningún escritor malo merece ser leído, y probablemente los buenos tampoco. Escribir como un arte carece por completo de sentido cuando se trata un método mediante el cuál el escritor se realice.
Cuando comencé a escribir, lo hice primero porque quería sexo, pero no sirvió, y luego de eso, me di cuenta de que escribir me gustaba aunque no me trájese lo que estaba buscando.
Tal vez todos queremos ser escritores porque vemos a alguien escribir, y luego nosotros también queremos hacerlo, y cinco de cada diez personas que intenta repetirlo, pueden descubrir que no tienen talento para hacerlo, y desistir o querer mejorar. Sólo valen la pena los que desisten, porque son ellos los que escriben debido a que no pueden no hacerlo, y no porque esperen algo de ello.
Luego de ello, mejorar es parte del crecimiento y desarrollo presente en toda disciplina. (El origen de la palabra disciplina es "aprender", en ese sentido la uso.)
Los que ni siquiera pueden darse
cuenta de su limitación al escribir nunca dejan de ser escritores mediocres, porque siempre han estado convencidos de que lo que el lector tienen en la mente es lo mismo que ellos al escribir, y esa esa una de las formas más literarias de la ignorancia.
Otra trampa común en la que cae el escritor una vez que ya es maduro, es en el éxito o el reconocimiento, no sé cuántas veces escritores me han suplicado que comparta textos pésimos por la simple razón de que ellos creen que porque algo tonto es apreciado por las personas eso hace que deje de ser tonto. Y la verdad eso no es así.
Sé que puede pensarse que actúo como un juez, pero no es así, nótese que en ningún instante he definido qué es escribir bien, lo que trato de demostrar no es qué es lo correcto o incorrecto, sino cuáles son trampas que corrompen tan fácilmente a la mayoría de las personas que me invitan a leer sus textos.
Estas personas son fáciles de identificar: no aceptan la crítica, y se toman personal todo lo que han hecho, para ellos sus textos tienen un valor emocional, piden -suplican- aprobación en cada texto, y lo peor de todo es que si la consiguiesen probablemente dejarían de escribir, y se darían cuenta de que la vanidad nunca va a llenar el vacío de lo que es nuestra absurda existencia humana, esa forma de vivir que hemos creado y de la que somos absolutamente responsables.
Ya sé que en este texto no respondí nada de lo que quería saber la persona que formuló la pregunta, pero un escritor empieza a nacer en el momento en el que descubre que no puede hablar de lo que le piden, que sólo puede hablar de lo que no puede callar, y el hecho de poder hacerlo, es suficiente.
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