viernes, 22 de enero de 2016

Natalia Villa

Tuve que revisar la última carta
porque ni siquiera recordaba tu apellido
es más fácil olvidar un hueco sonido
que olvidar la forma en que tus ojos
hasta al frío más bajo y oscuro
le dan sentido

El olvidado muchas cosas
pero es imborrable
cierta parte del jardín
entre dos árboles
en los que escribí para ti
unas suaves y sucias palabras
que luego te leí al oído

esa parte del jardín ahora es tuya
al igual que tal vez mis próximos gemidos

Jamás te he necesitado
por eso jamás nada te he pedido
tiene tan poco sentido intentar que me creas
como creer que al no creerme
encontrarás sentido a lo que digo

Hoy es una tarde que debería ser de ti
y de primavera
pero cae la nieve
y al cerrar mis párpados
mis enormes pestañas
dicen que estás conmigo

Es hermoso ver
la deliciosa crueldad blanca
y pensar en la suave forma
en la que tus labios enrojecían mi pene

Todos creían que por ser libre
y fumar y coger
con quien te daba la gana
era imposible hacerte sentir nada
eso es tan absurdo como creer
que se podía saber de ti
por los arbustos nocturnos
que salían de tus axilas
cuando me abrazabas

Hoy soy un hombre feliz
hoy la dicha y tú y yo
somos eternos
en la cruel belleza corrupta del recuerdo

Aún te revivo entre mi piel y mis brazos
eras dulce hasta siendo bellaca
tus ojos y tu sonrisa se iban a otro mundo
y olvidabas responderme cuando algo te preguntaba

me pegunto si algún día me encontrarás
en alguno de esos viajes que te llevan a otros cielos
o si en tus hermosas pinturas
algún color te traerá a mí
aunque sea para reirte
porque mientras te penetro
tu perro salta encima de mi muslo
              y se deleita al rozarme.

miércoles, 20 de enero de 2016

Mi niña Bovary

                                                                               A Alba

Mi niña, mi niña Bovary
Oh, pienso mucho
pienso mucho en ti.

En la vez que me dejaste
ser un niño dentro de ti

En todos esos parques
esos besos
esas caricias
y esas miradas
más allá de los ojos
que a fuerza de ignorancia
llamamos alma
Oh, mi Alma
Oh, mi Alba

Pienso en ti
es triste
uno de los dos tenía que morir
no entiendo porqué le tememos a la muerte
si no sabemos lo que es crear vida
y mucho menos
lo que es vivir

Qué saben mis padres de lo que es morir por mí
si no saben lo que es morir por ti.

Oh, mi niña,
pienso tanto en ti
en tantos bailes que no diste
en tanto castigo que te impusiste
y todo para no pensarme
todo para no pensar en mí

Oh, mi mami
mi madre
mi esposa
mi amiga
me dejaste ir sólo porque no te diste cuenta
que no me necesitas para amarme
que no está la respuesta en tu destrucción salvaje
que no tienes que temblar de miedo
simplemente tiembla
ante la belleza de tenerme
de tener alguien que te ame

Oh, mi cielo
me tienes aquí
déjame temblar contigo
Oh, mi cielo
me tienes aquí
déjame volar
en tu abrigo.

Mi niña, mi niña mía
no hace falta que luches
luchar es luchar contigo
Ámame
el amor es eso que se encuentra
en el fondo de la perturbación
que produce
cada hermosa palabra que te digo.

Es el tiempo del deseo
es ahora cuando tiemblo
y no estás porque te necesito.

Pero la iglesia y su culpa
no lograron olvidarte

no hay nadie que a amar
pueda enseñarte

Y ya no había nada
porque descubrí
la mentira del camino
y la verdad del tiempo sin destino.

Ahora
Es el tiempo sin tiempo
en el que no hay distancia
y en cada momento
estoy porque estoy contigo
porque estoy conmigo.

lunes, 18 de enero de 2016

Poema a la mujer de mis sueños.

Yo quería escribir un poema de esto, que tal vez ya no es lo que siento.

Quería hacer un poema de lo loco y serio y bello
que me siento
cuando sueño

¿Sabían los genios gozar de la belleza que creaban?

¿Serán los sueños la belleza?
¿O uno sueña porque existe lo bello?
hoy traté de ver lo bello en lo real
pero es tal vez dividir el mundo
entre lo hermoso y verdadero
lo que hace todo tan absurdo.

¿Por qué quiero que todo me salga como espero?
¿Es esperar, el miedo a lo incierto?
¿Por qué me tiembla la garganta
cuando te confundo con lo que más deseo?

Hay algo más allá de todo
y de esto;
y eso es lo que siento,
y por eso canto.

Mis ojos arden de fiebre
cuando creo que puedo hacerlo
y me siento en lo cierto
la soledad está sólo en la mala compañía
el amor verdadero no se siente en las personas
sino en la alegría
mi sinrazón no existe
pues para que exista
debo pensar

hoy todo es bello, mi amor
hoy me limito a no limitarme
hoy me pongo a cantar.

Hoy me siento poderoso
y además deseado
todo va a salir mal
porque te he idealizado.

Ya qué importa:
cuando no me embriago de futuro
lo hago del ayer
hoy no sé por qué te escribo
hoy camino sin saber a dónde volver.

Me falta todo
en especial tú
saldré a buscarte
-y no te confundas
no espara encontrarte
que toco tu puerta
sino para sacarte
para bañarnos con el sol
para dormirnos en la inmensidad
de esta noche de bello insomnio
que son los sueños.

Hoy no soy yo
y me importa poco quién eres
soy el eco que resuena en el mundo
soy la belleza que me invade
y esta historia
que pretendemos hacer nuestra
no es otra cosa que un disfraz
con el que se desnuda la belleza.

Ya se acaba el poema y por lo tanto todo
qué bonito fue desconocerte
no me interesa volver a verte
   hay más de ti en mis delirios
que en la realidad a medias de donde vienes.

sábado, 16 de enero de 2016

Cuento para la princesa Maria Paula

 Lavar los platos es como vestirse luego de hacer el amor, limpiarse, pretender que todo es normal o mejor dicho, pretender que la normalidad existe, ¿alguna vez has tenido que vestir -o limpiar- a alguien que ha hecho el amor con otro que no eres tú? Sencillamente eso es María Paula.

La China me había escrito diciéndome que se iba al Cocuy y le dije que me escribiera cuando llegara, pero me dijo que apenas llegase, se iba para la carroza de su hermana que participaba en un concurso de belleza, que es, como es sabido, un concurso-catálogo donde se le da la oportunidad a las jóvenes más sexualmente apetecibles, de salir al mercado a buscar amantes que le faciliten la vida, es decir, que les haga cumplir "el destino para le cual han nacido". (Raga, ¿esto qué tiene que ver con mi cuento?) Entonces cuando me di cuenta de todo el trajín que tenía que hacer la China para que me llámase, le dije que no era necesario. Honestamente, más que el trajín pensaba en cómo le debía oler su hermosa vagina color Theraphosidae luego de pasar todo el día de aquí para allá, y era tan desalentador como tener que escuchar las quejas que Maria Paula me hace entre paréntesis porque mi cuento no es lo que ella esperaba. (Raga ¿pero no puedes hacerme un cuantito normal, así lindo?) Porque hasta este entonces, esa princesa no se ha dado cuenta que la palabra Raga y la palabra normal, no tienen sentido alguno en la misma oración al menos que se trate de un oxímoron.

(¿Pero por qué tienes que hablar de otras en un cuento que es para mí exclusivamente?) Estar con Maria Paula era estar con nadie, puesto que ella tenía el hábito cobarde de quien mira con sensualidad directamente a los ojos de todos pero no sabe cerrar los ojos entre los brazos de nadie (eso me gustó, Raga); a pesar de esto o quizá precisamente por ello, menos que de pasión, me llenaba de una frialdad borgiana (¿Qué es Theraphosidae?) y por eso me daba igual saber si a ella le daba igual o no que pasara tantas noches (Ya lo busqué, qué asco, Raga) a tan poca distancia entre los brazos de mi querida Albaricowski, la mujer pálida que besaba mis ojos como un atardecer (¿vas a seguir hablando de todas menos de mí?).

Deberías callarte, Maria Paula, si Neruda te hubiese conocido diría que le gusta cuando callas porque eres insoportable; deberías callarte, Maria Paula, y colocar tus enormes y flacas manos haciendo un circulo en mis tobillos e ir subiendo, sintiendo cómo tu palma va devorando los hermosos bellos negros y brillantes que le dan un tono de vigor inconfundible a mis piernas, devorarlos lentamente al ir subiendo hasta estos muslos enormes que te gustan tanto, y que cada mano haga su magia, la izquierda torpe sosteniendo, como esclava de rodillas besando la sombra por donde camino, a mis testículos, y la otra a ese pene gordo que te reconoce y no quiere más que someterte con la más maldita de todas las putas, para que luego me lo chupes, pero no, a ti no te gusta chuparlo porque las princesas pueden ensuciarse las manos pero no la boca, porque las princesas no se arrodillan o porque sencillamente tú no lo chupas, Maria Paula ¿cómo uno puede hacerle un poema de amor a alguien que no lo chupa? (¡IDIOTA NO PUEDES ESCRIBIR ESO, TE ODIO, NO LEERÉ NADA, JODETE CON TU CUENTO!) ah, pero aquella vez, la vez de todas las veces:

Cuando fui a tu casa a quitarte el virgo que ya sabía que no tenías y también sabía que estabas esperando a decírmelo cuando no tuviese más opción que aceptarlo porque me pene estaba adentro, pero eres tonta, siempre lo supe, a veces lo que me molesta de tener tanto prejuicios hacía ti es que nunca me equivoco.

Pero tus padres llegaron y debí meterme debajo de tu cama, y tenías comida y ropa, qué princesa más asquerosa, pensé. Luego me cansé de estar ahí, era de noche y te bañabas, me estaba terminando de comer la pizza que por poco no me compartes porque aunque el hambre es egoísta, en tu caso ni siquiera era un hambre egoísta, porque no te interesaba para nada mi existencia.

Te veía en la ducha y era fascinante ver a un ser humano tan hermoso, pensaba en el pobre Buda antes de conocer la vida o en el Happy Princes, y eso eras tú, mi amor, una Happy Princess bien puta y consentida y en el fondo tan hermosa, no por todo ese humanismo nauseano-sartreano sino por lo que estaba más allá, por esa manera de ver los bordes de tus palacios y llegar cada mañana a ese instante donde no sabes si suicidarte o atreverte a ir y terminas llorando de rodillas sobre los barrotes de oro, y lamiéndolos y agradeciéndolos; buena chica, Happy princes, it is so good, mi amor.

(Raga, me haces llorar, en serio) Y no podía hacer más que eso, mi amor, reconocerme un ladrón; reconocer mi hipocresía y mi contradicción; meterme al palacio sin ganas de sacarte, sino de verte así, tan desnuda y sin sombrilla ni oro, y yo sin sombrero y sin calor pero con unas ganas descomunales meterme ahí y violarte. (No me excites así que sabes que no me gusta tocarme) Y estaba adentro mientras las gotas caían y mi pene como siempre bajo el roce y el agua se ponía rojo como la gloria o el sida o el sífilis, palabras hermosas y tenebrosas, tan fáciles de decir para alguien que sólo ha tenido sexo sin condón en cuentos como este, porque la realidad tiene una crueldad y belleza que las palabras y colores distorsionan.

Oh, Maria Paula, Maria Raga, flaca hermosa, cejas hechizantes; mitad sortilegio y mitad insoportable, recorrerte con estás manos que han recorrido mujeres más hermosas que tú, no sólo por todas las curvas que no tienes sino por lo más bello y simple, lo que va más allá del comparar pero que es tan cruel y tan cierto que hay que decirlo, y hay que metértelo, y hacerte gemir, y saber que no puedes gritar, que no puedes hablar, que no puedes hacer otra cosa que ver cómo me corro dentro de ti, como te lleno de semen y tus muslos se van llenando de algo que no es mi semen sino una mezcla nueva y hermosa y repugnante que nace de los hijos que mi semen tiene con el agua y que me recuerda a esas inolvidables pajas que tuve en esa asquerosa ducha en San Joaquín, cuando aún no sabía que sería un escritor, un ser tan miserable con tanta energía en sus relatos y tanto cansancio insaciable en su vida diaria. Este absurdo, este ser libre con una niña rica, con una princesa que no tiene más honor que el de ser violada y recibir en el susto post-orgasmo, como de un salto, toda esa realidad, el saber que no fuiste violada, que siempre me quisiste porque sabías que soy impredecible, que iba a embarazarte, que sabías que estábamos hechos para castigarnos el uno al otro por no atrevernos jamás a dejar de ser lo que no somos.

(Y tú ya estabas más que perturbada, pensabas en todos esos sueños que jamás debieron cumplirse. En que jamás debiste sacarme de mi repugnante y precioso bosque de Nokesville, lo sabías muy bien, y sabes muy bien que me he metido en este paréntesis para meterme en tu vida: porque vine a eso, vine a meterme profundamente en tu vida, en la inmortalidad de tu cuerpo en la delicia de tus miedos, y así, dentro del paréntesis mirándote a los ojos te hago infinitamente mía, inmortalmente mía, princesa insoportable y exquisita).

Mientras tú duermes llena de una satisfacción borrada abruptamente por tus miedos, pensando en que tal vez desearías degollar a esos caballos que me prometiste íbamos a montar juntos cuando llegara, y yo cantaba sobre ellos "mi unicornio azul también se me perdió", y no era "también" sino "ayer", pero tú no podías verlo porque eso detalles sólo podía verlos Albarikowski, con su incapacidad para leer libros que le hacía poner tanta atención en sus oídos; a recorrer Bogotá, esta hermosa ciudad de mierda, como tantas otras muchas: fría, llena de gente, llena de mierda. Y yo no sé si me vine por ti o por Albaricoswki, que me fascinaba por su palidez, porque no era tan opresiva como tú, porque eres tan llena de libros y de conceptos y de aburrimiento; contigo todo era un intercambio, un darme para recibir lo que querías, para que usara un coche que me compraste y no el bus porque soy un ecologista idiota, en especial por depender tanto de ti económicamente, un mero burguesito idiota, el propio retrato del humanista de Sartre que tanto le encanta a Angie Jaramillo que probablemente no tiene la menor idea de que Sartre lo hizo para burlarse de los que pretendemos cambiar el mundo haciendo cosas que no cambian nada y que denunciamos el mal simplemente por la imagen que esta denuncia nos representa ante los otros y no porque realmente deseemos el cambio, porque, cómo cambiar algo que no comprendemos más que con conceptos, que son la incomprensión más pura.

Pienso en los brazos gorditos de Albaricoswki, en sus brazos gorditos y en sus manos chistosas como bombones de chocolate blanco. Y pienso en ti, y te siento tanto, así dormida y hermosa, y me burlo de mí por creer que es posible cambiar algo sólo por negarlo, fingir que lo que he escrito es cierto, pretender que no te amo. Mientras toca la puerta la sirvienta y me deslizo fingiendo una tos que casi me saca mi tos real y ahí si nos jodemos todos porque para toser soy tan escandaloso como para mis orgasmos y para estornudar, tragándome la picazón de garganta y cerrando la puerta de forma violenta a la sirvienta que debe empezar a sospechar algo y seguro en cualquier momento nos caen tus papás y aquí se arma la que nos faltaba; me acuesto a tu lado y veo tu pelo y aprovecho que duermes y me olvido de que me pediste escribir esto y de que lo estás leyendo (porque lo deseas leer tanto que siento que puedes leerlo mientras lo escribo y por eso es que soy tan malo contigo, porque me importas tanto y nada de lo que hago me permite negarlo) y te susurro todo mi amor, así, sin silencio (entre estos paréntesis que son como mirarte a los ojos, debajo de la luna, junto a la venta, dentro de tu sueño) y deseo que comprendas que me aguanto todo esto porque te amo, y que si quisiera podría haber enamorado a la sirvienta y no pasa nada, pero eso es lo que odio de esto, que nunca pasa nada, que siempre todo sale como lo planeamos porque tienes tanto poder y tan poca resistencia para aburrirte y ver lo que está a tu alrededor pero nublan tus deseos de satisfacción. Y hice todo, todo esto, para que pase algo, para que seamos juntos, para que valga la pena este escándalo de tus padres, porque sé que no soy eso que ellos dicen de mí, sino que soy todo eso y más, soy este hombre que te escribe, este que te ama, este que está callado por fuera y por dentro ríe mientras le prometes a tus padres, besando los barrotes de oro (no puedes llegar más al piso porque no te deja la barbilla) y diciendo que abortarás y no me verás; y al final, como cada final de mi vida, todo lo termino haciendo por mí, para poder ser libre de ti, aunque te doy lo que me pides no te puedo dar mi libertad porque eso no es como un bebé que se aborta, un pequeño Raga menos, como tantos otros más (tonta, qué tonta, podrías tomarte una pastilla, es que definitivamente no se puede ser cobarde sin ser imbécil) que mueren en cada día, porque lo vivo, porque vivo, no proponiéndolo como ustedes que tienen todo lo que se proponen, sino yendo más allá, en ese crepúsculo al que no alcanzan los poemas.

Y además te quiero, huele a Pizza, la ordenó Natalia Albaricowski, ojalá la China estuviera aquí, a ella le vuelve loca cada vez que lo dejo todo sólo para ser libre. Supongo que por eso sabe que jamás la dejaré, porque somos el uno para el otro a fuerza de ser completamente opuestos, tanto, que parecemos uno solo. Te quiero tanto, Maria Paula, Maria Raga, madre de mis hijos, hija de mis ojos.

El largo camino que lleva a una mirada.

¿Me animo o no me animo? Bueno, si estoy aquí significa que ya me animé. He empezado a hacer de la literatura y la vida una misma cosa, de la misma forma en que los niños y la imaginación son parte de la vida o la vida misma, y no un escape de ella, como pasan a ser los juegos cuando somos adultos, haciendo una notable diferencia todo el tiempo entre qué es juego y qué es realidad, que es, para el autor, como picar un queso en dos pedazos y decir que uno es leche y el otro queso.

El día de hoy empezó muy bien, desperté a las 7 am y me di cuenta de que no estaba solo, la verdad la primera sensación fue como llegar cansado a casa y darse cuenta de que no te puedes tirar en el sofá como la vida sedentaria manda sino que tienes que resolver problemas, que son la vida misma, pero como eres un idiota perezoso, los llamas problemas.

La gringa estaba ahí a mi lado, y quería asegurarme de que no estaba muerta, se veía demasiado hermosa como para estar viva (como pasa con los bebés y por eso uno quiere revisar a ver si están respirando), y empecé a llamarla por su nombre, no respondía, así que supe que estaba viva, porque sólo un vivo puede dormir tan tranquilo ante mi pésima pronunciación del inglés, un muerto se habría levantado y se hubiese puesto a darme clases, como pasa cada vez que me levanto en la mañana y amanezco junto a una hermosa mujer que está muerta.

Quería darle un beso y hacerle el amor, menos por ganas de hacerlo que por las ganas que tuve en la noche que no se consumaron porque tenía demasiado sueño, era una suerte de deber no cumplido: horrores de la mente que aún no termina de terminar de despertarse.

Pero tenía mal aliento, y ganas de orinar, y frío, así que no hice un coño.

Me era divertido volver a los sueños imaginando cómo sería si la Gringa Grincard gimiera como una vaca (sólo la China puede saber cómo gimen las vacas, pero lo que trato de decir es: "si gimiera de una forma en la que la China se reiría al escucharla"); o si roncara como una bestia, como seguramente hago yo. Lo cierto es que para poder reírse hay que haber sido primero un desgraciado.

He empezado a pensar que escribo estás cosas porque pasa mucho tiempo sólo, y cuando hablo con alguien la conversación es de la siguiente forma:

"Hola, Raga ¿cómo estás?" a lo que le siguen tres horas (en la época en que andaba de amante y amigo de Marina Marco, la intelectual de Murcia, eran dos horas, pero he ido empeorando.) de mis opiniones existenciales, literarias, poéticas y filosóficas cargadas de muchas anécdotas y un sentido del humor que sólo se parece a mí y a mis textos.

Lo cierto es que la Gringa Grincard tenía que irse a la iglesia y luego a trabajar (porque el vago aquí soy yo) y yo le pedía que se quedara, no sé bien porqué, ya que eran las 10:30 am y yo seguía teniendo demasiado frío como para orinar, cepillarme, besarla y cogermela; además de que tenía la regla, aunque honestamente creo que tenía razón acerca de que sería simplemente como la vez que las desvirgué, pero sin embargo me quedaban dudas y me prometí a mí mismo que iba a investigar al respecto para prevenir meter la pata (o el pene) en donde no debo. Lo cierto es que son las 6:15 pm y aún nada que investigo, ya saben que pasa con esas resoluciones que uno se hace antes de dormirse y apenas se despierta: pura pérdida de segundos preciosos de pereza y sueño.

Releyendo lo que llevo de cuento me doy cuenta de que escribo estás cosas para no perder mi lucidez, sin embargo tengo una lucidez bastante demencial.

La Gringa Grincard se fue y me levanté diciendo simplemente "Hola" y no "buenos días", primero porque me parece estúpido decir algo por pura costumbre como si realmente los demás pensaran que al decir eso deseo que tengan un buen día o peor aún, como quienes piensan que diciéndole eso a alguien su día va a ser bueno.

Por supuesto, como todo buen Gocho, el marido de mi madre tenía más costumbres que pensamientos en la cabeza así que respondió con un lúgubre: Buenos... (observando el reloj) tard... Oh, creo que ese reloj se averió; y se puso a acomodarlo mientras yo me reía de pensar que el pensaba que me importaba, mientras recordaba que había tenido varios sueños donde me despertaba pero terminaba apareciendo en otro sueño. Uno de los sueños, ahora que me viene a la mente, parece haber ocurrido en uno de los sitios adonde se dirige esta historia, es decir, a un sitio donde estuve hoy; es decir, que sería un sueño premonitorio; pero si algo he aprendido de los pensamientos con este oficio de escribir es que si hay algo en lo que uno no debe confiarse jamás es en la propia memoria y en los propios pensamientos, porque tienen la cualidad de no ser más que una ilusión, una vulgar imitación; y lo que realmente es, tiene la preciosa cualidad de nunca volver a ser eso que fue, por más que uno tenga la certeza de que se puede pasar dos veces por el mismo charco.

Lo que trato de decir es que seguramente el sueño no es lo que estoy recordando, lo que estoy recordando es una tonta imitación, como tratar de describir un sonido, un sabor, un olor, o la belleza. Pero voy a decirlo de todas formas porque los sueños tienen una extraña necesidad de ser calumniados, es decir, de ser expresados.

El sueño era despertar y no querer levantarme pero tener que hacerlo, luego estaba en el sitio que estuve luego ese día, pero que realmente no es (bla bla bla) y aparecía Robert De Niro.

Lo sé, no sé para que dije esta estupidez, tal vez para retarlos a ver si eran capaz de leerme hasta el final.

Salimos y me quedé observando el fuego, pensando en que tal vez cuando emprenda mi viaje por el mundo, un viaje lleno de tanta libertad como incomodidad y vicisitud pero también belleza; podría necesitar estas habilidades, así que mantuve encendido el fuego tratando inútilmente de no fantasear tanto con mi destino pero era inevitable así que prefería disfrutarlo y resolver mis adversidades ficticias, poniendo en practica todas las horas solitarias que llené de la sabiduría de los libros haciéndola mía.

Ya era hora de practicar para mi examen de manejo que tengo dentro de 11 días (es asombroso como puedo sentir que falta tan poco para que lleguen esos días pero llevo tanto tiempo escribiendo estás palabras; el tiempo es una ilusión, un capricho de la mente para dejar de ser mente y volverse dolor, miedo y mierda). Partimos, yo hice la oración, que era una burda copia barata de las lúcidas ideas que habían compuesto los instantes antes y después de meditar acerca del miedo mientras me duchaba (1).

1: Para saber de qué tipo de meditación hablo, acudir a Krishnamurti. Son como 19 horas de reflexiones para llegar a saber qué quiero decir con meditación, pero no voy a exigirles que lo hagan, pero por lo menos déjenlo como un misterio y no como algo que hayan conocido antes.

Era una burda imitación porque mientras pasan las horas tan llenas de soledad, mi silencio se vuelve de extraordinaria lucidez pero mi capacidad para volver ese silencio palabras, o lenguaje, o qué se yo, es insuficiente para transmitirlo.

Manejé chévere, pero aún me cuesta estacionarme en paralelo y me hice un ocho para cambiar de carriles (me confunde más hacer movimiento imaginando que hay coches, que realmente estando consciente de que ahí están).

Llegamos a la tienda, gracias a que ahora reflexiono menos de la vida y vivo más (mis horas de reflexión jamás cesan, ni han cesado, ni cesarán, es lo que soy, un pensador, pero por lo menos ahora mis reflexiones se unen a mi forma de vivir y no se quedan en un mero placer intelectual de ser más brillante que todo el mundo, especialmente más brillante que quienes tratan de derrotarme intelectualmente) mi padrastro y yo ya no somos enemigos, cuando converso con él trato de demostrarle que sus puntos de vista absurdos pueden tener mucho de cierto cuando los transformo en algo parecido a la lucidez, es decir, todo el mundo puede enseñarnos algo pero casi nadie puede aprender de otros porque casi nadie quiere aprender de sí mismo, que es la única forma real de aprender.

Veía los rostros de las personas...

Escribir cansa, iré a escuchar una de Silvio y regreso.

Veía los rostros de las personas, poder afrontar mi miedo de conducir y mi enemistad con mi padrastro, me hacía pensar que todo lo que nos hace daño somos nosotros y nuestra propia idiotez; recordaba que el día anterior una carajita ladillosa hija de los amigos de mi padrastro me metió un lepe -la diabla esa- y me arreché pero dije: si ya no te está doliendo ¿por qué vas a arrecharte? y pensaba en todas esas veces que nos golpeamos con un objeto y queremos golpear a ese objeto; en pocas palabras, la agresividad es un sinónimo de que tan estúpido es un ser humano.

Afrontar mis miedos me llenaba de confianza, y veía a todos a los ojos, creía entrever y sentir sus vidas en sus gestos, sus kilos, sus cuerpos, su lenguaje, todo era tan bello que terminé agotado. Le doy tanto de mí a cada ser humano que se cruza en mi camino que no puedo evitar sentirme agotado en sitios públicos luego de unos minutos, mi madre dice que debo superar eso porque seguro terminaré trabajando en un sitio así.

Toda está historia la hice para llegar a este punto: una mujer.

Desde que la vi me llamó la atención, pero de una forma simple, como te puede atraer cualquier par de nalgas hasta que entras en conciencia que tal vez pueden estar oliendo tremendamente mal en ese preciso momento.

Lo cierto es que cruzamos miradas, su mirada fue única, electrizante. No soy un tonto, sé que la sentí más yo que ella, porque el poeta e idiota soy yo; pero esa empleada de la tienda, con esas ojeras de joven adulto irresponsable, de haberse trasnochado puteando (2) tal vez con alguien en persona o tal vez con alguien por teléfono; ese rostro miserable, tan joven y decrépito, más allá de su piel, esos profundos ojos azules me hicieron sentir el mar y corrientes eléctricas que fácilmente hubiesen podido tirarme al piso si lo quisieran, pero fueron crueles, prefirieron dejarme caminar.

2: Del verbo ser-puta, Véase: Manual sobre cómo un ser humano puede ser denigrado totalmente por el simple hecho de haber nacido sin pene, Historia de la humanidad, volúmenes patriarcales desde el capitulo "Desde siempre" hasta el capitulo "¡reacciona ya, ignorante de mierda!".

Recorrí la tienda y al cruzarme entre un hombre y lo que veía, pensaba, ¿qué nos traspasa cuando nos cruzamos entre la mirada profunda de alguien y el objeto que mira? ¿esa mirada podrá pasar a través de nosotros?

No aguante más y me fui a donde habían ciertas revistas porque por ahí estaba la chica, nada interesante, entonces pensaba en qué pensaría ella si me ve leyendo esas cosas, o mejor, si ve mis enormes nalgas. Pero luego recordé que todo estaba en mí, y supe que era mejor sentir lo que sentía y no dejar de sentirlo por ganas de sentir más, o sea, por miedo de no sentir más.

Hojeaba un revista interesante pero estúpida acerca de supervivencia, recordaba mi viaje y mi destino de recorrer el mundo para darle algo, para agradecerle al mundo esta invitación a esta fiesta que significa estar vivo.

Y ella apareció...

Me siento ridículo escribiendo de esta forma, pero si hubiesen sentido esa mirada sabrían que hay cosas que no puede expresarse sino corriendo el riesgo de ser ridículo, sino pregúntenle al Che.

La vi, no tenía piernas, no tenía culo (me refiero a que no eran piernas y culos sensuales, por si sale un graciosito imbécil de esos tantos que componen mi diminuto circulo de lectores, a decir: ¿tenía nada más la mitad del cuerpo? JI JI JI, imagina esa risa como remedarías la risa de alguien a quien quieres patearle el culo) y tampoco tetas; y al observar la forma de su cabeza que se veía enorme como la de un feto debido al contraste de su insignificante cuerpo con su colosal cráneo, no podía evitar pensar que no era hermosa, pero que me gustaba porque sólo yo era capaz de escuchar el grito ardiente de esos ojos.

Seguí leyendo y por casualidad quite la mirada y ella venía de regreso, cuando pasó la primera vez me vio con el rabo del ojo, por eso asumí que no tenía interés en que yo supiera que ella sabía del influjo que en mi tuvieron sus azules ojos. De regreso estaba distraída, y fue sólo esa distracción la que le hizo olvidarse de que tenía que no olvidarse que debía no verme, y como por pura inercia cruzamos miradas otra vez, como si nunca antes nos hubiéramos mirado, todo era nuevo, no era el mismo, era otro fuego, y supe en ese instante que no podríamos vivir sin tenernos el uno al otro, que era necesario tener una vida juntos, una constante muerte juntos, esa incesante belleza para siempre, que vivir sin esa mirada era un suicido; y también supe que nos haríamos nada el uno al otro para vernos, que probablemente nuestra vida sería eso, un simple cruce de miradas, como quien regresa del mar sin sospechar que jamás volverá a él porque las causas y azares lo vienen cercando.

Qué inevitable fuerza será esa que nos hace abstenernos de hacer realidad los sueños, y que cuando no nos abstenemos, y los conseguimos, ya no son nuestros sueños. Uno siempre anhela lo que no es ni será, si puede ser, ya no es lo que anhelas; y si es, ya no es lo que anhelas. Porque uno anhela para sufrir, no para poseer el objeto de tus deseos y penas, sino para sufrirlo intensamente.

Volví a verla cuando nos estábamos yendo, no sé si ella quiso verme, no creo, a pesar de que se le nota lo puta, no me parece que sea tan importante para ella. Desde que vivía en Venezuela tenía poca confianza en mí mismo, o más bien, poco ego para seducir a las mujeres; ahora en Gringolandia es peor porque me sé latino y me siento inferior. Pero creo que no soy latino, soy pan, soy más, soy vida. Y sí, tal vez esa mujer lo sabe en mi mirada, tal vez mi mirada puede ser incluso más bella que lo que mi mirada recibe al observar. Tal vez ella me ama, con esa forma de amar que precede siempre al concepto de amor, y que es la única forma de amor verdadera. Pero no le dije nada, ni ella a mí, y jamás volveremos a vernos. O puede que sí. O puede que escribir sea algo que está mucho más allá del puede que no y el puede que sí. Y ella, ella está aquí.

martes, 12 de enero de 2016

Ni eso, ni nada parecido.

No, amor, no soy un superheroe.
Ni un tipo elevado
de nivel intelectual y espiritual

Simplemente besaste otros labios.

No, amor, no me resigno
por miedo a estar solo
porque honestamente
pensé que me lo decías
para decirme que preferías
irte con labios que vuelen
más cerca de tus verdes rosas
de lo que yo puedo

y a pesar de eso
mantuve mi calma
porque tú no eres
la mujer que yo deseo que seas
sino la mujer que descubro siempre
renacida en cada encuentro.

No, amor, yo no trato de ser permisivo
para que tu seas permisiva conmigo
no lo niego
en un pasado lo hice
y no era feliz,
sino insensible
y a ti
te siento demasiado
como para negarte ser libre.

No, amor, yo no resisto o soporto el dolor
no reprimo los celos y tampoco es que no sienta nada
no soy frío como un concepto...

simplemente besaste otros labios

Tú dices que está mal lo que hiciste
y sospechas que no me enojo porque no te amo
y yo sospecho que puedas decir eso por miedo
a que vaya y haga lo mismo

además, cielo, además

dices que el amor no cabe dentro de lo que hiciste
dices que el amor no acepta terceros
que es sólo de dos
y si eso fuera cierto
si el amor fuese esa idea que no comparto
entonces el que debería sentir que jamás lo han amado
   sería yo

Pero lo confesaste (sin ser acusada)
para decir que lo sientes porque me amas
y yo no lamento nada
no puedes decepcionarme
porque esto no es un acuerdo
no hay terminos ni condiciones
por lo menos para mí
esto es amor

Tal vez no me comprendas
yo mismo tampoco lo entiendo
tal vez porque el amor para mí
no es un intercambio de placer
ni un refugio del miedo
y mucho menos
una cosa del pensamiento

No, amor, no soy eso
ni nada parecido
sólo sé que la vida me es hermosa
cuando la comparto contigo.

Jenniffer Arevalo , carta I

Hola, Jenni, quería hablar contigo. Sé que podría hacerlo al revisar mis mensajes pendientes, pero es que cada cosa tiene su tiempo y por lo tanto hay una energía diferente para cada cosa, y la energía que me mueve ahora es la de escribirte esto, porque es en este y no en ningún otro espacio donde quiero que tú y yo seamos lo que no cabe en las palabras, que en vez de definirnos, susurran el camino recorrido.

 Desde que te miraba esos preciosos ojos mientras sonreías y desde que miraba tus colosales senos mientras te cogía durísimo, supe que tenía que escribirte; no sé qué, ni por qué, en el camino iría viendo, pero debía escribirte.

 Tal vez porque en mis conversaciones con esa amante tan sensible que es nuestra amiga en común, y que sufre tanto por mí, no porque yo no la quiera sino porque ella trata de adaptarme a sus patrones para comprenderme; esforzándose, sacrificándose y sufriendo, sin darse cuenta (a pesar de que suelo insinuárselo constantemente -en las pocas conversaciones que tenemos-) que uno sólo llega a comprender cuando abandona todo tipo de patrón de comparación y se arroja de plano en el abismo que es cada indecifrable instante. Tal vez porque en esa conversaciones... comprendí que han habido tantas mujeres maravillosas a las que no les he escrito nada, porque mi literatura se basa -o se ha basado- principalmente en gente demasiado idiota como para entenderme, y a partir de esa imposibilidad de tenerlo todo, mis textos eran un esfuerzo por comprender lo incomprensible; que ya por cierto no es tan incomprensible como una vez fue, porque el amor me permite comprender tantas cosas, y me permite cambiar de tal manera la naturaleza de mis escritos, que ahora por fin puedo escribir algo para ti, mi fiel compañera, mi amante incondicional, a la que me cuesta escribir sobre ella, porque cualquier palabra para describir lo bello de tu silencio, en vez de expresarlo, lo destruiría.

 Antes de que te fueras porque no podías no irte, me había llamado la Gringa, tal vez no lo recuerdes porque no te he hablado de ella aún, y no importa mucho porque no sé si vuelva hablarle de ella a alguien.

 Lo cierto es que su urgencia de verme que acortó nuestra interminablemente corta despedida, era para confesarme que se había besado con un chico y que probablemente nunca volveríamos a tener nada, porque sus padres y sus problemas y esas cosas que ni me interesaron saber porque tenía tan impregnada en sus explicaciones esa común esperanza absurda de quien sabe muy bien que todo está perdido y que no hay forma de empezar de nuevo.

La soledad y el silencio, ese profundo amor que tú y yo compartimos, Jenniffer Arevalo.

Pensaba que todos mis lindos sueños con la gringa se habían roto, no estaba resignado, la resignación implica un dolor del cual no pude padecer a fuerza de entender claramente lo que estaba pasando; pero sin duda alguna la fractura de esos sueños representaba para mí un aire casi inmoral de deslumbrante vitalidad: el camino elegido ya no estaba elegido, ahora todo, absolutamente todo, estaba por escribirse; en especial esta carta para ti, mi amor.


Luego, lleno de esta incomprensible dicha de la renuncia a negarme a renunciar; me adentré de nuevo a la siempre impredecible soledad sin conceptos. Pensaba en ti, en la dicha que me das, y en la Gringa con toda la bomba de confesiones que me había arrojado en ese terreno que ya estaba roto con antelación, roto de placer, del placer con el que me mataste, con el que me rompiste para volverme hacer de nuevo; porque aunque digas que me amas como soy, yo siento que cada vez que estoy contigo soy un hombre nuevo.

 Trataba de no comprender lo que la Gringa me dijo, y era liberador eso de ver tus emociones sin ponerle un nombre, sin asumir lo que son, sin dejar que el nombre tome el lugar del sentir; como son nuestras vidas de adultos. ¿Qué no acaso cuando somos niños lo primero que hacemos es aprender aunque no sepamos sino hasta muchos años después que eso que hacíamos era aprender?

 Me puse a leer a Octavio Paz, ese hombre es tan brillante, por un momento pensé en Bolaño, y además en otros escritores que también lo criticaban tanto, comprendí que es muy difícil ser auténtico en un mundo donde todo el mundo quiere ser prejuicio. Porque el prejuicio en común nos da la sensación de estar unidos, pero es una sensación totalmente absurda.

 Pensaba en todos esos escritores que son tan detestados por las nuevas generaciones, los que tienen el oficio de escribir y la disciplina y todo lo demás. De Fuentes a Vargas Llosa y el otro huevón mexicano que aún no he leído pero que todo el mundo dice que es genial, creo que se llama Alfonso Reyes, y creo que no debí decir su nombre porque ahora todos me dirán que es genial y que debo leerlo y tendrán razón, porque siempre tienen razón, lo que nunca tienen es la más mínima idea de lo que están leyendo. Por ejemplo, de que ahora esto es para ti y sólo importas tú.

 Escribí en la parte de atrás del libro: "¿Qué clase de intelectual seré? Pienso en Kant y citaré a Osho -Del cuál sólo conozco esta frase- al decir: Un hombre que ama una sola ciudad puede saber más del mundo que aquel que ha recorrido el planeta guiado por la ambición".

Tal vez me sentía algo angustiado, porque escribo muy poco a pesar de que pienso en cosas tan profundas, creo que me moriré y seré ese escritor genial que nunca escribió nada pero que todo el mundo aseguraba que era un escritor fantástico por sus conversaciones; quizá porque en la literatura las personas se dejan llevar, como no les gusta leer, piensan que el mejor escritor es el que habla mejor; al igual que piensan que el mejor poeta es un cantautor, sólo porque les da pereza leer. Pero, al final de cuentas, la conversación y la canción son artes en sí mismos, y mezclarlos o darle otro nombre para exaltarlos, sólo consigue menospreciarlos, porque no se puede reconocer algo que se compara con otra cosa.


¿Te acuerdas de la China? olvidé decirte que se fue, creo que ya no me quiere, no me duele su partida pero desde que no está escribo más. Tal vez por una necesidad de ser leído cada noche que sólo era llenada con ella. Porque la China es más que mi amante o mi mejor amiga -ambas etiquetas igualmente podridas- la China era un diario viviente, un cómplice de vida. Y sé - porque te sé muy bien- que ahora puedes estar pensando que trato de hacer de ti la siguiente China, pero la China es inigualable y tú no te quedas atrás, aunque suene tan absurdo y vacío ser tan simple y directo, pero no vayas tan allá, amor, vive conmigo lo que vivimos: que es, sin lugar a dudas, el signo que nos ha hecho amarnos.

Pero regresando a la lucidez luego de mis inherentes y absurdas oscilaciones entre brillantez y cursilería, recuerdo que empezaba a pensar en que debería hablar con los padres de la Gringa -por favor no me pidas explicarte porqué, eso en sí mismo podría dedicarlo a otro texto completo, que no tenga tanto que ver contigo, y en especial, que no sea escrito esta noche-, pero comprendí que tratar de hacer algo solamente porque me conviene, es tan absurdo, es decir, por qué sufrir tanto al pensar en lo que debería ser si el deber ser sólo puede ser en el ahora, que es el sitio donde todo cambio tiene una acción inmediata y no una prolongación del sufrimiento, una esperanza, un derroche de vida, es decir, de tiempo.

 Entonces me di cuenta que preocuparme por qué tipo de escritor seré, es ridículo y sin sentido, porque soy este escritor, el que escribe una carta a Jennifer Arevalo, y no necesito ser nadie más; aquí, contigo, soy todo lo que necesito ser. Y sé que esto dice muy poco de quién eres, además de tu nombre y de tus bellas tetas, pero qué mayor prueba de tu belleza, tu belleza completa y real, que esto: un escrito que no trata de describir qué o quién eres, sino un escrito que tenga palabras que sólo pueden ser dirigidas hacia ti.

Como siempre, como siempre, mi amor, como siempre. Me voy con la sensación de que pude haberte dicho más, pero el tiempo, y las palabras, y la vida, cuando es contigo, jamás es suficiente.




domingo, 10 de enero de 2016

Un amor tan pequeño.

Hola
¿cómo estás?
soy el pirata Mito
vine a visitarte de nuevo.

No te he olvidado
o tal vez sí
porque creo que eres más hermosa
que cualquier recuerdo.

Tengo cuatro años
por eso mi voz es de niño
por eso
y porque ya casi es hora de dormir
y estoy enamorado.

Se siente tan hermoso romper tu ropa
morderla suavemente
porque soy un niño
y estoy emocionado.

De tenerte a mi lado
de que puedo ser tan libre
tan tonto;
de que a tu lado
todo tiene sentido
porque nada puede ser cuestionado.

Eres tan grande,
mejor ven:
hazte chiquita como yo.

Vamos a navegar en el mar que nos separa
un mar no es nada
para dos niños
que tienen imaginación.

Ven, sé pequeña como yo.
Sí, ven, como yo.

Una noche más lo es todo
para dos niños pequeños
como tú y como yo.

Armónica verde

No te mueras
mi amor, no te mueras
¿a dónde se irán?
todos los sueños que jamás
nos pensamos atrever a cumplir.

No te muevas
no te muevas, mi amor,
este no es aún el día en el que
pienso partir

Sé de piedra
como fuiste aquella noche
en la que te hice mujer

Siente miedo
siente el miedo que te hace existir.

No te muevas, mi amor,
no te muevas
este aún no es el día en el que debes partir.

¿adónde se irán los sueños que debemos cumplir?

Serenata a una puta nocturna.

Ella siempre me pregunta
si algún día dejaré de ser pregunta
y empezaré a ser
esa ilusión
a la que llaman:
seguridad.

Ella se imagina,
porque imaginarse es el peor cáncer
que uno puede hacer
con un amante
cuando no está...

Se imagina cosas que no hace falta explicar
piensa que me ausento porque a otras las quiero más
Cómo decirle, que ella es única
y que si pudiera encontrarme a ella en otra
entonces no sería el verbo amar...
tal vez gozar,
tal vez cantar,
pero no amar.

Ella no entiende que en este mundo hermoso
lleno de miedos
todos se mienten
y luego de quitarse la ropa
es que se muestran
como ellos son.

No te das cuenta, mi amor,
que no es en tu cuerpo sino en tu mente
donde encuentro el más puro calor
no te das cuenta, mi amor,
que a almas como nosotros
nada nos separa
porque nos une
el mismo dolor.

Un dolor
que no es dolor de imaginación
es el dolor del compromiso
el dolor que nos hizo
dejar el miedo
de no ser
como todos son
por miedo a descubrir
la belleza
de la libertad
que es el no ser.

Eres mi amor
y no eres libre
porque te acuestes con otros
ni yo con otras
eres mi amor
y eres belleza
indefinible
no te conozco
no quiero hacerlo
porque para conocernos
deberíamos ser dos
y no ser uno
como somos
cuando hay amor.

Serenata a una puta diurna.

Tengo una novia que se acuesta con otros
y es sólo mía cuando ella es libre
alguna vez la pasé mal al preguntarme
si seré suficiente o seré culpable.

Tengo una novia y dice que me ama
jamás me ha demostrado lo contrario
y es sólo a fuerza de miedo
que llego a cuestionarme si es un engaño.

Soy feliz, soy un chamo feliz
ella canta cuando está conmigo
y yo canto cuando estoy con ella
aunque lo hago mal
y es casi hermoso
que no es lo mismo que hermoso
pero es igual.

Ella es mi amor,
ella está más allá del bien y del mal.
Ella es mi amor, y en serio mi amor
no un eufemismo para sopesar el dolor.
No es poesía
y tampoco es canción
no está contaminada de patria
ni de miedos
ella me besa y vuelo en el suelo
ella juega conmigo
se suelta el pelo
aunque a veces
le huela mal.

Soy feliz, soy un hombre feliz
y pido perdón a mis amantes
porque ella es loca y ella es gigante
y aunque no la vea todo el tiempo
saber que la veré en algún momento
me cura el mal.

Soy feliz, soy indefiniblemente feliz
y cada segundo
con ella es muerte
porque ella es vida
y yo soy libre
y de verdad me quiero
morir así.

viernes, 8 de enero de 2016

La cuenta Jóvenes Escritores llega a su final.

De: Victor Hugo Raga
Para: Esa parte de mí que habita en ti y en cada piel.

Hola, soy @VictorHugoRaga y como te podrás imaginas, este es un mensaje automático; pero, a diferencia de lo que puede esperarse, no es para que me sigas, sino porque tengo algo muy importante que decirte.

 Con esta cuenta, me he dedicado durante mucho tiempo a promocionar jóvenes "talentos" de la literatura. Pero con el paso del tiempo, he ido creciendo y leyendo, y uno no puede crecer y leer sin darse cuenta de que todo ser humano tiene dos formas de seguir con su vida, una es engañándose y la otra es siendo libre.

 No puedo ser auténtico sin admitir que, con el paso del tiempo, esta cuenta se ha vuelto un mero instrumento que usan las personas para vender su producto. Y desde lo más profundo de mi ser, les confieso que la gran mayoría son trabajos mediocres, cuyo único interés es la fama y el anhelo de una seguridad económica, al dedicarse a escribir libros o textos que no valen la pena ser leídos.

 ¿Por qué permití que esta cuenta se corrompiera hasta tal punto? Sin duda alguna fue por miedo: el mismo miedo que mueve a todos los autores que se promocionan por redes sociales, el miedo al fracaso, la necesidad de huir de la soledad, o cualquier cosa de esas, tan parecidas en la raíz y tan poetizadas -pero no afrontadas- en lo externo.

 ¿Cómo puedo promover trabajos literarios que me parecen incompetentes y pueriles? esa es la interrogante que me lleva a este cambio que se avecina en mi vida. Ya que, de seguir promoviendo esas cosas, seguirán y seguirán haciéndose. Es como quien compra aves para dejarlas volar, y sólo promueve su captura al hacerlo económicamente sustentable.

Mis propios textos eran los más promovidos, y quizá por eso aceptaba que todos promovieran sus cosas aunque no me gustaban para nada. Pero, mi cuestionamiento no es externo, sino interno, al cuestionarme mi relación con lo que hago y la naturaleza de mis acciones, comprendí que inclusive muchos, muchísimos de mis textos son de carácter pueril y que eso, en vez de enriquecer a la literatura, la empobrecía tremendamente.

¿De dónde proviene esta necesidad de ser famosos por redes sociales, de aparentar, de dar una imagen de lo que no somos? sin duda del miedo, y no se pueden llegar a cambios externos sin cambiar primero lo interno, y por lo tanto me aventuro a ser un completo desconocido antes que ser un famoso y mediocre, un vendedor de sueños a cómodas cuotas, un entretenimiento, un escape de la realidad.

 Los libros, o el arte mismo, como escape de la realidad, como entretenimiento, no tiene sentido alguno. Ingenuamente esta generación con la que tengo la dicha y desgracia de convivir, ha hecho de los libros la nueva religión, creyendo que así demostraban su amor por el arte cuando simplemente demostraban la fascinación que sienten ante la idea que tienen de sí mismos. Empobreciendo la complejidad de la literatura y de su forma de hacernos sentir, al nivel de concepto, idea, salvación, y todas esas mentiras que hacen tan paupérrima la vida humana y tan ricos los bolsillos de los best sellers.

La literatura no tiene categorías, la categoría es creada para vender; la literatura es buena o no lo es, y una buena literatura no es medible, Los detectives salvajes de Bolaño, y La montaña mágica de Thomas Mann, son libros de muchas páginas y de mucho placer; por otro lado, la manera que Borges o Galeano tienen de resumir, también encierra una belleza impresionante. Y eso es lo que busco, busco esa belleza que produce el libro al leerlo, y siento que adorar a los autores es un error total, porque la belleza no está en el libro sino en leerlo, la belleza siempre es nueva, siempre cambia, siempre enriquece. No sé que es la belleza, pero sin duda sé que no es un concepto o un objeto.

Esto no es una invitación a seguirme, es una invitación a vivir. Y que los libros sean parte de tu vida, que la enriquezcan, y no que la sustituyan.

No sé a donde van a parar mis acciones, mi libertad no es una meta sino el primer paso, y así quiero seguir, muriendo y viviendo en cada instante.

¿Necesitamos leer? Me parece que no, el primer paso es relacionarnos con los otros, sentirnos, buscar la vida humana y no sustituirla con esto, con este mundo de apariencias que son las redes sociales. Donde todos quieren salvar a la humanidad pero nadie quiere amar al ser humano que habitan, dentro de sí, y dentro de cada piel, dentro de cada ser vivo.

Mi correo es ragavictorhugo@gmail.com si quieres responderme hazlo aquí, porque es muy probable que se borre tu respuesta antes de que lea tu mensaje.

Y si me respondes y no respondo, si leíste o no quieres responder; o sí esto lo leíste en una brisa que beso tu rostro y piensas que ha sido innecesario todo lo que escribí. Quiero decirte que aunque no tenga la oportunidad de saber quién eres, sé y siento que fuimos por el instante -el espacio- que estás palabras nos permitieron, unos compañeros de aventura, y me hace feliz habitar el mismo espacio contigo. Eso, y no otra cosa, es la verdadera comunicación, la única forma de amor, la única forma de vivir.

Si desean un lugar donde compartir sus textos, los invito a conocer @Novelistik una muy buena oportunidad para quienes desean dedicarse a la literatura y revolucionarla.

domingo, 3 de enero de 2016

A mis amigos.

                                         Con mucho cariño, a mis amigos que me retan a leer más para este 2016.


Pero es que pareciera que pensaran que consumiendo más libros de un alto nivel intelectual (o quizá ni siquiera eso) se crearía un mejor mundo. Pero me parece que ningún conocimiento de ningún tipo puede hacer el cambio. Si simplemente cedemos la responsabilidad de un cambio a los escritores, o a los libros, entonces no hay mayor diferencia que hacerlo a una iglesia, institución, presidente, etc. Los libros tienen algo: pueden dormir a los lectores, ser un escape para la realidad o pueden hacer despertar, servir de espejo. Pero por sí mismo no hacen nada, me he dado cuenta luego de leer tanto, que de nada sirve leer mucho si vas a ser un ser humano de segunda mano, repitiendo las ideas de éste o de aquél, dependiendo de lo mucho que te gustan sus ideas. No creo que promover la cultura de lectura le ayude a nadie más que a las editoriales y a ciertos autores que tienen miedo a no ser leídos, o a tener que dedicarse otra cosa por no tener quién los lea. Lo único que puede promoverse, o ni siquiera promoverse, ni siquiera invitarse, deberíamos decir que lo único que podemos hacer es ser un espejo donde las personas puedan darse cuenta que la forma en la que leen puede hacer grandes cambios, puede enriquecer la vida. Pero no se trata de leer más, ni de consumir más; se trata de que el mundo bello de la imaginación que se desarrolla con los libros, en vez de ser un refugio del mundo, salga al mundo, y lo enriquezca.

viernes, 1 de enero de 2016

Feliz año, Osmary.

Veamos, en estas celebraciones la comunicación es escasa, casi inexistente. Simplemente todos se reunen a recibir un estimulo del otro. No hay una real comunicación, no hay interrelación, los otros quieren recibir, quieren que los vean llorar, quieren el placer del contacto humano. Pero eso no es una comunicación real, la manera de expresarse de la mayoría era algo de segunda mano, su mente no era viva, era la influencia que sus líderes habían hecho de ellos (sean sus padres, ídolos, líderes religiosos; todo lider es un gobierno por lo tanto hay que revocarlo) podía observar lo triste de que todos separaran la vida en años, dividieran el tiempo (en segmentos) y además hablaran de las metas como algo grandioso. Porque ese es el modelo que nos venden, el de que la vida vale porque tienes metas, y bla bla bla. Pero ¿Qué ocurre antes de que las metas se realizan? Pues la vida misma. Sólo una persona habló conmigo, interrumpiendo mis lecturas, para demostrarme lo sabio que él era, empezó preguntándome cuáles eran mis metas y mis planes. Lo miré directamente a los ojos, le dije que hacer planes es limitarse, cuando uno se pone planes uno llega hasta ahí y lo que queda es satisfacción y tedio, los planes como filosofía de vida son una manera de evadir la vida. Yo no tengo planes, porque no tengo límites. Es una sola vida y no es mía, se pertenece a sí misma y la tenemos en común todos, es una sola vida y voy a ir por todo. Luego pensé para mí que el todo incluía esto, este desprenderme de mis deseos para estar con gente llena de deseos, y reconocer en ellas que si dejo esto y me largo a caminar la tierra no me pierdo de nada que no sea absurdo. Aunque seguro extrañaré dormir en mi rico colchón, pero el mejor remedio para un mal colchón es hacer el amor como un Dios, como tú sabes muy bien que lo hago, hasta sin quitarme la ropa, hasta sin más pareja que la noche.