Casi debajo de mi ventana habitualmente un hombre, una mujer, y un perro suelen pasar horas y horas tocando la flauta. Tocan una melodía algo medieval que se funde con la gente... toda la concurrida calle respira y comparte los mismos sonidos, es muy bonito. Aunque la gente no interrumpe su ajetreada rutina, es inevitable que el tiempo se pare, que el perrito te mire, y que sientas que en el propio camino hay cosas mucho más significativas que aquello hacía lo que ibas... todo lo que las emociones de una canción te puede regalar, el frío que la gente pasa fuera, las risas que se echan el chino del bazar de abajo, el alemán de la cafetería de la esquina y el de la inmobiliaria de enfrente, todos sin desatender sus locales, los tres desde la puerta gritándole a los otros no sé qué cosa tan graciosa. Los niños de tres o menos años , que corren a 4 metros del abuelo con bastón que no les quita ojo, pero que no llega. Con esto de la indpeenviana de Cataluña , hay gente que no se resiste a gritarte , ¡La republica de Cataluña! Y otra que vocifera un "¡Viva España!" ... gente que pisa muy fuerte los lazos amarillos del suelo, y después sigue caminando normal...
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