Me contaron de ti
que has vuelto a fumar
que se desvaneció la promesa
que me hiciste
cuando aquella mortal enfermedad
de que nunca volverías a tomar.
Me contaron que sigues
levantando la pierna en el aire
mientras lees
como si tu pie fuera una antena
buscando señal.
Me dijeron que aún te encanta el incienso de canela
tanto como manejar
que de todos y de todo
siempre te alejas
que tu vida sigue
que has descuidado algo el francés
y no tocas tanto la guitarra
desde que tienes tantas cosas que hacer
que abandonaste el piano
sólo porque el profesor
y el cariño que le tienes
te recuerda tanto a mí
y a todo lo que fue
cuando fuimos nosotros.
Dicen además,
que no hago otra cosa que pensar en ti,
que eres lo primero que me duele cuando siento frío,
y que la cruel verdad
es que para siempre, te perdí.
Tratan de consolarme,
de decirme que soy lo mejor
que le ha pasado
a todas las mujeres de mi vida
y que no tendría por qué ser diferente
para ti
que no me has olvidado
que te enseñé a ver el cielo
y los dientes de león
pero lamentablemente
me recuerdas con felicidad
como sin quererlo y de repente
con la espontaneidad
de quien supo siempre
que todo iba a terminar.
No sufres como yo,
no te aferraste a la mentira
de que lo bello dura para siempre
de que las palabras y la poesía pueden cambiar el mundo
me recuerdas como algo que soñaste
y yo como la vida que perdí.
Me lo cuentan, a diario, mis recuerdos,
porque no hago otra cosa,
desde que no estás,
que no sea pensar en ti.
Muy bueno!
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