Yo sé que no,
que tus nuevos amores,
no te cantan por las noches,
con su voz de niño tierno y dulce,
no te leen poemas
y hasta en los días más oscuros
y en los retos más intimidantes
siempre saben qué decir.
Yo sé que no,
que él no te toca con palabras,
como nadie te ha tocado con sus manos
hasta puedo palmar a tu nostalgia
cuando le falta una tilde
cuando se come las comas
y te sangran los ojos.
Yo sé que no,
que él no tiene ese acento venezolano,
esa voz suave e inteligente,
que te explica las cosas,
que te hace hallarlo en cada día,
en cada flor,
en cada aroma.
Yo sé que no,
que en la cama él no te pone,
a que le digas "Sí, señor",
que no te domina como te encanta,
como nunca ni siquiera han podido tus padres,
no te hace anhelar que se ponga tan rudo,
que hasta te excite el esplendor de su deseo y su violencia.
Y sé que no...
porque todas esas cosas
de por sí no te gustaban
lo que tú tanto amabas
es que todo eso
sólo existía
porque lo había sembrado
lo había hecho nacer yo.
No debes decirlo,
yo sé que no,
que nunca nadie,
volvió a hacerte sentir como una flor.
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