Hoy salí a caminar al bosque por primera vez
desde que regresé de mi viaje
me di cuenta de que no te encontré
de que ya no estabas en los caminos
en donde antes te hallaba en cada flor,
en cada verde, en cada color del cielo.
No me sentí triste,
tampoco salí a buscarte
sólo me di cuenta de que allí estaban todas las cosas
sin rastro de ti
sin rastro de mí.
Porque al fin y al cabo qué fuiste
sino parte de mí
no te encontré en los dientes de león
y tampoco en las flores amarillas que parecían ser el hogar en donde tu presencia era soberana.
Los árboles andan verdes como nunca antes,
la lluvia ha llenado de vida el bosque
como alguna vez yo creí llenar de bosque tu vida.
No te encuentro en ningún lado
¿en que momento se me acabó
tu presencia
esa que antes por nada del mundo
lograba deshabitarme?
Tal vez cuando me miraste a los ojos
y fuiste implacable
como siempre dices que eres por amor
aunque eso te haga ver tan desalmada.
No, yo no tengo lástima
te agradezco que borraras mis dudas;
estas eternas preguntas de que si era yo
de que si era mi culpa.
Fue liberador.
A ti se te acabó el amor,
y a mí te me acabaste tú.
Ahora el cielo,
el bosque,
los dientes de león.
Todos quedaron vacíos.
Sin rastros de ti
ni de mí
o de que alguna vez fuimos juntos.
Todo acaba de nacer,
todo acaba de empezar a vivir.
Mi pasado es enorme
y este atardecer agoniza y roza mis poemas.
Todo terminó
mis pasado es un desfile de muertos
que pesa y camina como entre las aguas.
Ya nada queda de ti,
ya no siento la necesidad de compartirte
cada cosa hermosa que me pasa.
Me hiciste libre,
junto a tu amor se me fue la última esperanza.
Ahora sin esperas
comienza la vida
la que no he vivido
la que está pasando
en este que se siente
como mi primer paseo en el bosque.
Por ir a buscarte me perdí la primavera,
pero gracias a la muerte de esa vida que juntos soñamos
ahora descubro,
frente a mis pestañas,
la nueva vida,
lo única que me queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario