Me siento como sólo se puede sentir un hombre
que sospecha que todo este tiempo
ha vivido en una mentira.
Es tan difícil extender la mano,
aceptar que necesito ayuda
pero a la vez no saber en quién confiar.
Maldita sea,
me aislo y trabajo en mí,
me construyo,
me hago fuerte.
Pero,
¿y si esto también es una mentira?
Ah, sólo confío en esta niña que duerme en mi pecho,
en estos libros,
en mi madre,
en las flores,
en mi hermano.
Pero, una voz sigue,
me susurra en el oido
hay alguien aquí que miente
que debería estar muerto
silenciarse para siempre.
Sí, es cierto,
lo he hallado:
ya no creo en la voz de mis deseos.
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