Ya yo no soy el niño que conociste.
Vi mi reflejo en un charco,
y no me vi a mí,
sino a ti mirándome.
Espero que estés bien, sabes, te llegué a querer.
Ojalá alguien te cuide, como te cuidaba yo. Ojalá encuentres, tu verdadero amor.
Ahora bien,
ambos sabemos que miento.
Que no me importa
un carajo
la liberación femenina.
Que quiero ser tu único dueño,
y que mueras sin poder despegarte de la huella,
de haber sido mía.
Que regreses, y decirte que eres una maldita traidora.
Y luego oler tu pelo, y poseerte con furia.
Que te obsesiones de nuevo conmigo,
quedarme en tu piel hasta después de mi muerte,
como si tú fueras Macondo
y yo el olor de Remedios, la bella.
Que intentes tener el lugar que tenías antes en mi vida,
y no poder dártelo
porque ya yo no soy
el niño que tú conociste.
Ya no me interesa amarte,
mi corazón murió en tus manos.
Sólo me interesa ser tu dueño,
y perturbar tu alma,
hasta el final de los tiempos.
Y esa, es mi dulce y anhelada venganza.
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