Aquí estoy, una vez más
enfrentándome a una hoja en blanco.
No sé por qué su blancura me hace temblar.
Tal vez por querer y no poder
escribir en ella
una y otra vez tu nombre.
Mientras más me convenzo de que estás cerca
más te me desvaneces.
Mis enormes brazos están tan fuertes.
Desde que te fuiste no hago más que abrazar tu ausencia.
No, no diré tu nombre.
Hoy tengo miedo.
Hoy no te tengo.
Hoy creo en la mala suerte.
Y en ese pánico que me produce
una hoja en blanco.
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