viernes, 27 de mayo de 2016

Hastío de amar.


Parte uno.

He sentido una dependencia por alguien. He llenado mis vacíos con esa persona. Y siento que he sentido sólo cosas enfermizas. Y tratando de dejar de sentir eso, la lastimé, y me agarro rencor, y empezó a herirme; y estoy cansado, la verdad. De caer en lo mismo, de tener tanto miedo cuando pienso en esa persona. De buscar seguridad fuera de mí, siempre que busco seguridad en las personas, me invaden terrores y miedos. Estoy cansado, todo eso ya me harta, todas estas cosas absurdas que hago para obtener placer sexual y protección emocional ya me hastían. Simplemente quiero que mueran esas dependencias absurdas, porque siempre es la misma dependencia, sólo cambia de persona. Estoy cansado de creer que amo cuando a veces se convierte en puro egoísmo, estoy cansado de pelear, de tratar de convencerme a mí mismo de mis propios ideales. No quiero más ideales, no quiero seguir desgastando mi tiempo con deseos de cosas que ya murieron. Porque eso es lo que hacemos, tenemos miedo a que la dicha pase, y la volvemos ideas, ideales, y todo eso es una mierda, uno se condena a decepcionarse de uno mismo, y de los otros.

Parte dos.

Quiero que me abraces, no que me digas que me amas. A veces lo veo tan innecesario, como que uno dice: te amo. Y realmente dice: tengo miedo de perderte. ¿Realmente amamos cuando lo decimos? ¿Realmente podemos amar estando tan aterrados? Y damos asco, porque ese miedo nos impide amar con totalidad y nos hace vivir en una farsa, estoy harto de la farsa que yo mismo he creado.

Porque uno la crea, te lo digo, uno se encierra en lo conocido, en lo muerto, en lo seguro. Y le llamamos vida. Qué idiotas. Le llamamos vida a algo que ya murió, que no es más que memoria. Creemos que conocemos a alguien porque lo definimos. Y cuando alguien nos pregunta por qué sufrimos, simplemente quiere juzgarnos, nuestro sufrimiento les hace sentir amenazados. ¿Quién puede amar y protegerse? ¿Quién puede amar y controlar? ¿Qué protegemos? ¿A nosotros mismos? Amar sólo puede tomar lugar cuando nos entregamos hasta dejar de existir. Pero somos unos cobardes, y por eso hacemos poesía. Poesía cobarde, poesía maldita. Tal vez ahora te estoy amando por primera vez.

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