No quiero que me mezas en el coche
al menos que vengas para amarme todas las noches.
Hoy odio cuando me besas
¿por qué a otro ser has dejado entrar
a ese lugar
a donde sólo yo pertenezco?
Si te amó antes de mí
-pues, lo siento.
Es mi abrigo,
mi cálido refugio,
y no lo comparto:
en la más profunda dicha...
No hay amigos.
Hoy me da náuseas el olor a hogar de tus suaves senos.
Te odio mujer hogar, mujer refugio.
Si vas a ser mi abrigo,
no quiero compartirte,
te quiero para mí.
Y nada más.
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