A Luciana e Isa, mis hijas.
El problema no eres tú
él tuvo un mal día.
Además, no es feliz.
Con irte no lo cambiarás.
Si lo dejases, sólo se odiaría a sí mismo
como ahora te odia a ti.
El problema no es él
sino su pensamiento:
nos enseñan a odiarnos
porque nos enseñan a necesitar
estar seguros
y esa necesidad
esa búsqueda
genera el odio
al pensar que nos salvamos
pero
¿qué es lo que intentamos salvar?
¿intentamos salvar el mismo pensamiento
que nos destruye?
No, querido, no te sientas así
esas lágrimas no te salvarán
podrán insultarte siempre pero jamás herirte
porque amar es comprender
y comprender es compasión.
No, basta, no es tu culpa.
Así que no busques refugio:
en ningún Dios
ni en el odio a ningún Dios
ni en un partido de ajedrez
ni en un libro
ni siquiera en este poema.
Muere de instante en instante
con tus dolores y alegrías/
Muere al comprender lo que no eres
que no eres culpable
porque eso es la vida.
Tal vez no te aman, es cierto
pero
¿ellos comprenden qué es el amor?
¿quién que haya experimentado
el amor, lo verdadero
puede volver a destruir
todo lo que ve
por su incapacidad
de crear cosas bellas?
Tal vez no te ame, es cierto
pero
¿quién necesita amor
sino aquellos que no aman?
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