Ella se moja la planta de los pies en la tristeza, luego seca su piel con sueños. Cualquier excusa sirve para una fantasía hermosa. No hay quien se le salve a su capacidad para crear maravillas. Hasta el más hijo de puta es sensacional cuando Jenniffer lo piensa, o lo recuerda, o lo imagina, o lo sueña.
Todos creen saber de ella demasiado, o suficiente. Todos tienen una verdad o un ruido. Pero a veces en las noches, florecen las penumbras del silencio. Y ella cierra los ojos como queriendo no abrirlos nunca; y con el cerrar de sus ojos, todas las maravillas del mundo, se callan, se abren, y sin que ella pronuncie una palabra, la escuchan.
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