Se acerca el invierno, y el otoño se va, y se va con todos los colores; sin embargo, aún es posible recorrer los caminos y hallarse ciertos árboles con color chocolate, y eso es algo muy placentero de ver.
Me hallaba en un semáforo, con un cansancio en el cuerpo que siempre me doblega en los días fríos, y mientras esperaba mi turno, unas hermosas cabras bebés estaban todas como tomando el sol, eran tantas y era tan bello mirar; pensé, por supuesto, en la cabrita mágica de Esmeralda, en Quasimodo enamorado, y en Jeca sumergida en libros como el frío en invierno se sumerge en todas las cosas.
Mi viaje continuó y pasé por esa, la escuela de Kike, algún día Kike será viejo y mirará el ayer y habrá más de esto que de Venezuela, y eso es lo que lo salva en el invierno, tiene menos en qué pensar a la hora de las nostalgias. Por un instante me pregunté si algún día en el futuro me acordaré de hoy, y sentiré nostalgia de esos días en donde sentía nostalgia de otros días en donde no sentía nada más que la ansiedad del futuro.
Pero llegó el siguiente semáforo, y me di cuenta de que yo siempre lo olvido todo, y por eso todo se siente siempre tan nuevo.
Pasé junto a la urbanización de aquella mujer -es tan triste que halla cosas que no se pueden olvidar, y otras, en cambio, que por más que queremos no podemos recordar- no mentiré, recordé su pésima forma de hacerme sexo oral; su repulsivo sonido nasal que hacía debido a que mi pene es enorme y por eso le costaba respirar. No fue una experiencia demasiado grata en general, pero se puede extraer de ella el recuerdo de la agradable sensación que siempre produce un orgasmo; y de ella diciendo que mi pene era hermoso, y que se notaba en el sabor de mi semen que era un hombre muy saludable. Un hombre siempre necesita que lo reafirmen a través de su pene, la opinión que una dama tiene de su pene es la opinión que tiene de él; y es muy interesante escuchar a una mujer hablar de tu pene, siempre puedes saber mucho de una mujer cuando escuchas con cuidado lo que tiene que decir de él.
Pero ya el coche está estacionado, y he de dejar la siguiente parte de la aventura para otra entrada, pues esta se hizo suficientemente larga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario