Ambientada en medio de la revolución francesa, la obra de Dickens se muestra como un trabajo literario con la intención de comprender un fenómeno tan complejo como lo es la revolución.
Porque una revolución no es una idea hermosa con la que discutes con amigos en un café, la verdadera revolución ocurre debido a un régimen injusto que oprime a un pueblo, y ese pueblo se va a las armas, y en el caso de la revolución francesa, crean una de las pesadillas más aterradoras que ha ocurrido en la historia humana. Muertes, sangre, injusticia, un régimen del terror en donde cualquier podía ser juzgado sin tener demasiadas pruebas en su contra. Espías, chismes, un pueblo y una masa movida por el odio, el resentimiento, la sed de venganza y el prejuicio.
Hay escenas conmovedoras, como la de un doctor que pasó preso injustamente muchos años, hasta el punto en donde había olvidado cómo hablar, y quién era; su nombre era el número de su celda y lo único que sabía hacer era zapatos, oficio que aprendió estando preso, pero es salvado por su hija, a quien dejó siendo una bebé, y con su ternura, amor e inocencia, le devuelve un soplo de vida. Sin embargo, los daños pesan más que los años, y cuando esta se casa, y el siente que la pierde, vuelve a su hábito de hacer zapatos, producto de la desesperación, a pesar de ya tener mucho tiempo ejerciciendo de doctor nuevamente. Evidenvidenciando así la inquietud de Dickens acerca del confinamiento solitario como tortura para el alma humana.
La perspectiva de Dickens es una en donde el individuo y su privacidad está por encima de la masa y su odio irracional, su fanatismo, su ignorancia. Esto basado en que, durante esta época, todos eran espías, nadie podía confiar en nadie, y si alguien te delataba como una posible amenaza a la patria naciente, ibas muerto, a la guillotina, como le ocurrió a cientos de personas juzgadas sin justicia.
Lucy, el personaje femenino, precioso y tal vez idealizado, como son todos los personajes femeninos protagonistas de Dickens, es pretendida por tres hombres, un gordo viudo adinerado que jamás ha hablado con ella, y la quiere comprar con su poder, pero es convencido por el bancario (personaje importante y divertido durante toda la novela, it is bussiness, just bussiness.) de desistir porque le advierte será rechazado; luego tenemos a Sydney, que es un muchacho que deperdició su vida en vicios y jamás aprovechó su potencial, el cuál le confieza su amor a Lucy aún sabiendo que no la merecía, y se desaparece de su vida, y esa confesión queda como secreto entre ambos; y por último, Charles, quien sería finalmente su esposo, un joven idealista, honrado y correcto, que era sobrino de un marqués cruel pero con el cuál jamás se había llevado bien y por ende, rechazaba su título, y creía de forma romántica en la revolución, él rechazaba su nobleza y su fortuna heredada por su linaje, y no usaba su apellido de noble sino el de su madre.
Un día recibe una carta, de un antiguo sirviente que es apresado, y tiene la intención de ir a rescatarlo (lo cuál me resulta conmovedor, porque quién que sea exiliado no sueña con volver a su país y ser un héroe) pero es apresado. Luego todos viajan a esa Francía llena de peligros que ignoran pero que luego no podrían evitar, y tratan de salvarlo.
El Doctor como antiguo prisionero de la monarquía es visto como un héroe, y usa sus influencias para sacarlo, pero la protagonista malvada, Madame Defarge, una mujer movida por el odio y el resentimiento, busca maneras de volver a encarcelarlo y de neutralizar al Doctor para que no pueda rescatarlo.
Pero aparece el héroe inesperado.
Sydney viaja hasta Francia, y por amor a Lucy, cambia lugares con su esposo, convirtiéndose en uno de los actos más bellos de sacrificio por amor que jamás se haya registrado en la literatura, inmortalizándose en la memoria y las lágrimas de los hombres.
Otra heroína es Miss Pross, quien por un presentimiento, deja que ellos se vayan primero de regreso a Londón, y al terminar quedándose, se enfrenta con la villana de la historia, que venía con un arma para matarlos a todos, y se encuentra con Miss Pross.
Y luchan, y luego se escucha un disparo, y hay un silencio, y no sabemos quién ha muerto.
La villana cae al piso, pero el silencio no termina, la sirvienta ha quedado sorda, y se quedará así por el resto de su vida.
Es una de las mejores historias que he leído, y la recomiendo, su riqueza literaria es única.
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