Quizá hubo
20 millones de dioses del sol
30 millones de dioses del agua y el aire
40 millones de dioses falsos y
50 millones de dioses verdaderos.
Pero aún no ha existido el primero
que derrote las leyes de la física.
Los deportistas piden victoria, y dios les responde ¿sabías que si te hago ganar a ti, hago perder a uno de mis hijos, estúpido?
El otro día jugué béisbol el contra un profeta de los dioses, el hizo la primera carrera.
1 a 0, segunda entrada.
"Los dioses están conmigo, te derrotaremos, ateo." dijo el profeta.
Al siguiente turno di un batazo que aún debe estar chillando esa pelota. Pobre.
1 a 1, tercera entrada.
"¿Crees que puedes vencer a mis dioses?" Exclamó con burla, el profeta.
"Acabo de vencerte a ti -dije con el poco aliento que me quedaba luego de correr todas las bases- ahora voy por tus dioses".
-¿Vencerás primero al del agua o al del sol?
-Al que tú quieras, a cualquiera de esos malditos.
"¿Includo a Jehova, el único Dios?" Gritó con una sorpresa muy parecida a la imbecilidad.
Lo miré como sólo se puede mirar a alguien que acaba de decir algo totalmente estúpido.
Apretando mi abdomen con una mano porque con la otra sostenía el bate, dije entrecortado:
Sí, sí... déjame que tome aire y los derrotaré uno por uno, a todos los dioses que quieras, tanto a los que existan como a los que no; o sea, tanto a los que respeto como a los que no. Bueno, no respeto a ninguno, pero de igual forma los derrotaré.
Había perdido, diciendo estas estupideces, el poco aire que había recuperado.
Hice tres carreras más, no tengo idea de a cuáles dioses derroté, no creo que importara realmente.
Luego el pendejo hizo una carrera y me lastimé el pie muchísimo intentando coger la pelota.
-¿Ahora cómo vas a ganar, tienes una sola pierna, ¡los dioses te derrotaran!
-Mira, chamo, los dioses me pueden derrotar teniendo una o dos piernas o ninguna, pero jamás me derrotaran dándome por vencido.
Existe algo que se llama injusticia, y jamás ningún Dios ha tenido el poder para acabar con ella. Posiblemente no es que Dios no pueda vencer el egoísmo, sino que mientras haya egoísmo creeremos en Dios. Lo inventamos por eso, para darnos el lujo de ser irresponsables.
No tengo energías, tengo 21 años y camino más lento que un anciano, estoy cansado, hay mucha gente que me considera fascinante y me importa muy poco, a diario ustedes los creyentes me dicen que nosotros los genios no sabemos vivir, y es cierto, soy un asco, y todo lo que quieras, chamo, pero eso a lo que llamamos injusticia... ante eso es ante lo único que no me he dado por vencido. Me han derrotado más dioses de los que conozco, me han golpeado más personas de las que recuerdo, hace rato que dejé de esperar la suerte y cuando llega le hago poco caso, ya no sé contentarme con otra cosa que no sea el cielo estrellado. Pero voy a combatir con estos últimos alientos míos que tienen el cancer de la tristeza. Los injustos parecen tener a todos los dioses de su parte, los dioses siempre están del lado de los que tienen poder y dinero. Hay que ver que los dioses serán malos, pero no bobos, saben de qué lado ponerse. Yo sí soy bien bobo, hermano, pero voy a luchar con esta piel, estos 639 músculos, estos 206 huesos, y estos dos ojos miopes que saben ver más allá del olvido, donde habitan los sueños.
No recuerdo nada, estoy boca arriba bebiendo el sol que golpea mi rostro. La única religión que vale la pena son las ganas de estar vivo. Mis familiares piensan que soy patético, y tienen razón. No sirvo para nada, por eso escribo. Entre todos los talentos nací con el más cercano al fracaso, pero yo no quiero el éxito, quiero escribir para recordarle a mi enfermizo ser que dentro de esta muerte tan joven y prematura, aún sigue vivo algo, luchando, y esos son mis sueños. Y si tuviese todo el éxito del mundo, sin esa parte de mí que no se rinde, no valdría la pena nada, ni tener a los dioses de mi lado. Escribo porque cuando escribo soy invencible. Aunque los dioses piensen lo contrario.
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