¿Cuántas noches más tendré que escribir con diferentes palabras el mismo poema?
¿A los cuántos versos deja de doler la ausencia?
Ah, el abandono.
La rabia, el miedo, el odio.
Todo está oscuro,
hasta la palabra más lejana brilla con tu muerte.
¿Dónde puedo esconderme para que me encuentres y que parezca que no me andabas buscando?
Tu aliento reposa sobre mi almohada,
y no me atrevo a cortar mi barba para que no se vaya el último ahora de aquel recuerdo.
¿Hice bien o hice mal?,
siento que cada paso es un error
que camino hacia mi propia muerte
y en el infierno de tus besos
no apareces.
Ojalá no sufras,
ojalá todo el dolor de tu muerte solo la pueda sentir yo,
para que puedas ser un ángel
y que mi recuerdo que te aprieta viva
aún cuando me haya ido yo.
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