Quién iba a creer, amor mío
que en tu silencio, sin saberlo,
me esperabas.
Que me soñabas,
no como el hombre de tu vida
sino como la mirada de amor
que pudiese reparar tus alas.
Agridulce es la sensación
de enseñar a volar
a quien luego podría ser feliz en otro cielo,
pero no importa
soy tu ángel de vocación
y tú eres mi cielo.
Quién diría,
que incluso cuando huías tú me amabas,
que añorabas la manera en la que te cuidaba,
porque tú
mariposa
guardas bellos silencios en tus alas
No te enseñé lo que es un hombre
te enseñé qué es el amor
y por eso hoy te digo
hay alguien quien te ama
y después de eso, cariño,
el porvenir no importa nada.
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