miércoles, 6 de marzo de 2019

El Conde de Montecristo

No me sorprende
que quieras regresar
apenas vi esas fotos con tu nuevo hombre
supe que era un bobo
y que lo ibas a lamentar.

A mí no me vengas
preguntándome por libros
yo no te voy a contestar
hasta que me digas
cómo estás dispuesta
a tu falta de respeto compensar.

Se me ocurren muchas ideas:
primero
te pondré de rodillas
a lamer mi peludo culo
si me lo lave bien
y sino, qué mal.
No hallo ningún placer en ello
pero alguien tiene que dejarte claro
que conmigo
si no es bajo mis reglas
no se puede jugar.

De pronto te ponga a mamar güevo
hasta que me saques la leche
por horas
durante semanas
sin dejare ni siquiera desnudar
y ni loca creas
que algún beso en esa boca
que quién sabe de dónde viene
te voy a dar.

Me lo vas a mamar,
mientras leo,
mientras como
y hasta me lo vas a limpiar con tu lengua
luego de orinar.

Ah, con que te fuiste por celosa.
Perfecto
a que me veas cogerme a otra puta
te voy a poner
y mientras se lo meto te diré
que no me excita tanto metérselo
como obligarte a mirar.

Así te lo aseguro
el respeto
jamás me volverás a faltar.

¿Qué pasa si no quieres hacerlo?
disculpa
el poema tuve que pausar
me dio demasiada risa
que creas que luego de que hiciste lo que hiciste
tengas derecho a negociar.

Vas a tener que trabajar demasiado
para que aunque sea la mitad de las cosas maravillosas que alguna vez te di
puedas volver a disfrutar.

Si no te gusta puedes irte
con el perdedor que tienes ahora
o con cualquier otro.
No hay diferencia
todos son igual.
Por eso nunca fui a buscarte.
Sé lo que tengo
y que nadie más lo tiene.
Del Conde de Montecristo
lo aprendí:
la venganza, por más que tarde,
es la mejor medicina.

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