No te amo.
Me duele tu felicidad.
No soporto mirarte, y pensar que tus placeres son el final de los que tuve contigo.
Me angustia la continuidad,
el buscar que se prolongen los momentos,
que se metieron inocentes
en mi dicha
y de los que fui demandando
más y más.
Te miro y no te miro,
te miro y veo el momento en el que empecé a quererte
en el que me empezaste a importar.
Te miro y pienso en todas las cosas bellas
que dijiste
y que seguramente
ya no sientes más.
Me buscas y te ignoro
ya no te creo
las razones que te hacen regresar
son las mismas
que me hacen
no querer volverte a ver jamás.
Soy orgulloso,
no tolero la idea
de que alguien
me halla conocido
y pueda aún así
tener la insolencia
de irse con alguien más.
No soy tu amigo
no me alegra tu felicidad.
No soy tu amigo
me importabas demasiado
como para perdonarte
a la hora de fallar.
Veo personas que despiertan
bellas sensaciones
y las odio un poco
porque al igual que tú
en hipocresía pueden terminar.
En el mejor de los casos
te arrepentiste
te diste cuenta
de que como yo
nadie te iba amar.
Pero lo que no entiendes
es que yo no te amo
yo te poseía
y una vez
que ocurre tu partida
ya no me satisfaces
ya no puedo creerte
ya no me interesa
si sufres
o si eres feliz para siempre
o si dudas (eres mujer, de dudas esta hecho tu amor)
o si dudas
y quieres regresar.
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