sábado, 2 de marzo de 2019

El poema que debí haberte escrito para que no te vayas

Este es el poema
que debí haberte escrito
para que no te vayas
para que te quedaras.

Meses han pasado
desde que te fuiste de mi lado
desde que me dijiste
que querías ser la única
o de lo contrario
todo había terminado.

Este es el poema
que nace en todo hombre
cuando el ser que más ama
y en el que más confiaba en este mundo
se va de su lado.

Quizá debí haberte dicho
que no te fueras
mentirte si era necesario
y amarrarte para siempre entre mis brazos
decirte que no escuches a tus amigas
y prohibirte volver a verlas
para que
siempre te quedes a mi lado.

Decirte que tus ojos bellos
para mí son el significado de la vida entera
que al ser tu dueño
conocí la felicidad
y que luego de ti
no hallo la paz
de ninguna otra manera.

Tal vez debí haberte dado este poema
y ser felices para siempre.

Es una lastima que te conozca tan bien,
que sepa que cuando conversábamos
éramos incompatibles
tú con tus 18 años
tu familia adinerada
tus ideales
y tu mundo por comerte.

Yo con mis 24 años
mi vida llena de mujeres
mi falta de dios
mi incapacidad para mentirme
mi vicio de ser.

Yo que sentí como una puñalada en la espalda tu despedida.
Yo que sabía
-prefería ignorarlo-
pero sabía
que tu fidelidad a mí no era por amor
sino por cobardía
que no me amabas por lo que era
sino porque me parecía tanto
a lo que antes de mí buscabas.

Yo podría decir tu nombre
pero para qué decir
lo que todo el mundo puede ver en mi mirada.

Sé que empezaste en la universidad
que viste la atención que recibías
un mundo lleno de oportunidades,
que cuando fuiste a Paris
comprendiste que todos tus sueños
se hallaban en camas con distintos hombres
y tal vez, solo tal vez,
valdría la pena adaptarlos
a estar solo conmigo
si yo renunciaba a todo
y me hacía solo tuyo.

Mi niña,
te voy a dar un consejo
y espero que lo lleves contigo:
la libertad es desolada
y suele matar de celos
a todos los sueños que la atrapan.

Ve,
sé puta,
hasta que te dejen de hacer caso
y llámale madurez
a esa perdida de valor en el mercado.

Vive siempre pensando,
en este
el poema que nunca escribí
y que pude haberte dado
para ser felices
para que te hubieras quedado.

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