Ellas es mi sumisa
se agarra de mi brazo
como para que no se la lleve el mundo.
Ella ve poemas en las paredes
y me los describe
y me besa.
Ella adora que yo sea su hombre,
que la cuide,
que la protega.
Ella es mi consentida
me escucha
me atiende
y me entiende.
Ella cocina para mí
porque llego muy cansado del trabajo
se pone ropa muy bonita
porque sabe lo que siento
al llegar a casa y verla
hay una magia que no puedo explicar
cuando el hombre domina
y la mujer enamorada y amada
se deja dominar.
Yo aprieto su breve cintura
la siento en mis piernas
le pregunto por su día
ella por el mío
y la dicha nos colma
en esos roles
en los que ambos encajamos,
para los que sentimos
haber nacido.
Ella conoce mi lucha,
y me anima,
ella valora mi esfuerzo
y lo equilibra.
No somos iguales,
nos complementamos.
Ella no quiere ser un hombre
quiere que yo sea su hombre.
Yo no quiero ser una mujer
quiero que ella sea mi mujer.
Y funcionamos tan bien
y se siente tan bien
que no me sorprende
que todos mueran de envidia
cuando expreso mi dicha en un poema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario