Los poemas existen
porque hay rostros
como el tuyo
que algún día envejecerán
y perderán todo su encanto
pero hoy no es ese día
hoy no es ese día
y hoy este es tu rostro.
Los poemas existen,
porque existen cosas
en las que no creo
como la luna
como el amor
pero que están ahí
sin importar lo que yo crea
como tus ojos
como la dicha de tenerte
de sentir que soy tu dueño.
No hay mujer alguna
que haya escrito un poema
inspirado en un hombre
sin que ese hombre tenga a otra
o no pueda corresponder lo que ella siente
o este demasiado ocupado
para darle todo lo que quiere.
Los poemas existen,
porque existe una soledad
una soledad tan honda
que no tiene que ver con estar solo
es como no querer que se mueran los que amas
ni tampoco querer morirte
es una soledad
de vida o muerte
que se esconde detrás
de esta hipocresía
que los otros aplauden o critican
que los otros creen porque son tontos
y que uno mismo cree
porque sino la soledad lo ocuparía todo
esta soledad tan desolada
que sólo tú me tocas.
Los poemas existen
porque hay una flor
y un atardecer
tatuados ahí
donde las palabras no me tocan
donde no me llegan
ni siquiera los atardeceres
y las flores
que fuera de mí existen.
Los poemas existen,
porque hay un rincón
en donde tú
con tus ojos,
con tu voz
y tu carita,
me habitan;
y que nadie alcanza
ni siquiera tú cuando me hablas,
ni siquiera tú cuando me miras,
es un rincón
lleno de ti
pero sin ti
y que nadie borra
y que nadie alcanza
ni siquiera los poemas.
Es un bello poema, parece una musa entrañable...
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