Cuando tenemos miedo a perder a alguien, déjamos de ser nosotros mismos, y queremos ser lo que créemos que esa persona desea, en orden de hacerla feliz, y que no nos abandone.
Puede que ella se haya sentido atraída por ti porque te observó como un hombre, atractivo y con la capacidad de protegerla, en especial si eres un poquito vanidoso o arrogante, cosa que a las mujeres les encanta, siempre y cuando no caíga en lo absurdo. Ser arrogante de una forma pícara demuestra confianza en ti mismo, sin necesidad de desprestigiar a los demás, que es un hábito frecuente en personas que piensan que cualquiera puede ser mejor que ellos, y al sentirse amenazados, buscan todos los defectos posibles en esas personas, y muchas veces, sacan de contexto lo que dicen, para ridiculizarles.
Una mujer responde a un hombre con confianza en sí, y todas las consecuencias de creer en ti mismo son lo que te hace atractivo.
Pero a veces nos sentimos inseguros, y actúamos como un tipo complaciente, le enseñamos a nuestra pareja que puede hacer lo que quiera con nosotros, que puede ser irrespetuosa y no vas a defenderte, y muchas veces una mujer te reta sólo para ver si te vas a defender, sólo para saber si eres un hombre de verdad, y cuando fallas todas estas pruebas cotidiana que te pone, pierde el interés en ti, y una vez que una mujer pierde el interés en ti, no hay nada que puedas hacer.
El miedo hace que ya no te conviertas en su hombre, sino en su niño, el miedo te convierte en alguien que busca una madre, no una pareja, y esta actitud es intrínseca en hombres inseguros, hombres que se refugian en la imagen materna porque necesitan depender de alguien para sentirse -artificialmente- protegidos.
Puede que una mujer insegura -y por lo tanto controladora, porque el control es el miedo a la libertad del otro- esté contigo porque al estar contigo siente que es seguro, pero gradualmente te empieza a dar por sentado, se empieza a aburrir de ti, a quejar de ti, y, por supuesto, a sentirse atraída por otros hombres que tengan todo lo que tú no: respeto a sí mismos, porque las personas van a percibirte como te percibas a ti mismo, y si no te percibes como alguien que merezca ser respetado, estás invitando a tu vida a personas que te pasen por encima y abusen de ti, porque los abusadores llegan hasta donde tú los dejes, y es indispensable que aprendas a defenderte para que te respeten, porque alguien que no te respeta, no puede amarte.
La debilidad (y con esto no quiero decir que no seas vulnerable, una mujer necesita saber que tienes un lado vulnerable para confiar en ti, el hombre que nunca se abre es un hombre con miedo, y por lo tanto, un hombre peligroso) ocasiona que las personas te den por sentado, y la única razón por la que una mujer -o un hombre- va a permanecer con alguien que dé por sentado, es porque no tiene el coraje de ir a por lo que quiere, y viven una vida insatisfecha, guiada por sus miedo e inseguridades, y no por sus pasiones, por algo que le de sentido a sus vidas.
Y tú no quieres estar con alguien así, y más importante, tú no quieres ser alguien así.
Un hombre vulnerable es sexy, y con esto no hablo de un manipulador que quiere hacer sentir mal a las mujeres en orden de controlarlas, sino un hombre que no tenga miedo a admitir sus inseguridades, y trabajarlas con su pareja, lo cuál demuestra madurez y compromiso, que sería lo opuesto aun manipulador, que quiere que los demás se sientan culpable para que hagan todo lo que él quiere.
Un hombre seguro de sí mismo no busca faltarle el respeto a ninguna mujer, ni manipularlas, ni herirlas. Y de la misma forma, no se deja manipular por las inseguridades de los demás, porque él sabe que para que su luz brille no necesita apagar la de nadie más, y que al final del día las opiniones de los demás no son lo que lo definen.