Nunca olvidaré aquella tarde en Puerto Rico
nos conocimos bailando salsa
era pequeña y delgada
con una piel morena que arde
cuando la recuerdo
con una sonrisa de niña
con unos ojos tan bellos.
Se llamaba Cristina
me refresca la garganta
cuando recuerdo la forma
en la que decía
"puñeta, acho, cabrón"
podía escucharla hablar por horas
todo lo que dijese
me parecía tan interesante
y me hacía sentir
felizmente estúpido.
Luego bailamos regetón
que Dios bendiga
a ese ángel del perreo
la recuerdo frotarse
y me endurezco mientras escribo.
Nos sentamos frente al mar
le pregunté si verlo todos los días
le hacía darlo por sentado
me dijo que no lo había pensado
y le di la mano
y le dije
ayúdame a mirar.
Hicimos el amor en mi hotel
aunque me hubiese gustado hacerlo bajo una mata de coco
me encantaba estar encima de su cuerpo tan pequeño
quería entrarle
entrarle hasta el fondo
como desenterrando un tesoro
tal vez este poema
ella acabó tres veces
yo nada que podía
hasta que se me ocurrió
metérselo en la boca
cuando iba cerca
ella lo sujetó con su lengua
como manejándolo
dirigiéndolo a su boca
nunca me han dado una mamada tan corta
me corrí al ver su carita de ángel
de ángel y de puta
me habló de sus sueños
y de muchas otras cosas
yo la escuchaba sin mirarla
imaginándome las olas.
Como ahora imagino
sus pezones y sus nalgas.
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