Hay un pedacito de ti
que encuentro en cada poema
es la sombra de tu voz
es el aliento de tu risa.
Hay un pedacito de ti
que me hace niño
y que me hace compañía.
Entonces me siento
como aprendiendo a nadar
o como el olor de plástico y sangre
de ese pelotazo en la nariz
que me llenó de ganas de llorar.
Hay un pedacito de ti
que ya no existe
que ya no existirá
pero que dulce compañía
la de aquella
mis ganas de soñar y de llorar.
Tu nombre está prohibido
porque aquí ya se te ha extrañado demasiado
y se te odia
y se te quiere.
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