viernes, 2 de enero de 2015

Los amantes.

¡Oh, amantes!
El frío, la noche,
El miedo, el terror.
Qué interminables son:
Como la muerte,
Los dioses falsos
(¿Hay otros?),
El dolor.
Estar vivo es tan insignificante
Que es el milagro más asombroso,
Que: en medio de un universo de mierda;
Mierda blanca, resplandeciente,
Que encandila los ojos
Y sus músculos,
Que deliberadamente ignoro.
Eso es la existencia: dolorosa ceguera.
Pero en ese infinito perturbador;
En esa noche blanca,
Los amamtes son negros soles.


Poema recitado en sueños por mi querido maestro, José Saramago.

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