Haces bien en no creerme
cuando digo que estoy bien
que ir al gimnasio a diario me hace feliz
que ya te he olvidado
que solamente te odio
y que ya no te amo.
Haces bien en creer
que yo no sé
que en las noches me extrañas
que tampoco tú puedes creer
que todo haya terminado.
Haces bien en creer
que es mejor seguir con nuestras vidas
que si vienes a mí
te voy a rechazar
porque ya otras manos
otros besos y otros penes
te han contaminado.
Haces bien en creer
que soy fuerte
que no me dan ganas de llorar
cuando sin nombrarte te menciono en un poema.
Haces bien en mantenerte lejos de Silvio
de los libros
de Sabines y Sabina
del mundo que creé para ti
del mundo...
que dejaste ir.
Haces bien en pensar
que no te extrañé
que nunca te amé
que solo fuiste una más.
Porque desafortunadamente nos rompiste,
porque tal vez eras demasiado joven
o demasiado milenial
para reconocer la belleza
que este generación de mentes débiles ha extinto.
Porque a veces en la vida
hace uno bien
en creer en las mentiras.
Haces bien en creer que ya no te amo
que no te extraño cada día
que nunca te perdonaría
y que jamás te pienso.
Haces bien en ser cobarde,
porque ah, amor mío,
no creo que podría sobrevivir
a otra de tus despedidas.
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