Creo que escribo bien chingón.
No, no es arrogancia, es orgullo.
He sacrificado años en soledad para desarrollar mi talento.
Escribir me encanta, la palabra me dá vida.
Hubo muchas noches sin amigos, sin pareja pero con libros.
Hubo tiempos en donde nadie me conocía,
en donde me sentía enemigo del mundo,
en donde odiaba la vida,
en donde quería morirme.
Pero escribía,
escribía y escapaba,
escribía y me encontraba,
escribía y volvía a nacer.
Creo que escribo increíble.
Veo mis poemas y digo:
no importa que ha nadie más le guste
quedó precioso
quedó maravilloso
fue ingenioso.
Ni siquiera me comparo con otros escritores,
los genios son la medida de sí mismos.
Me encanta escribir,
me encanta ser Raga.
¿Narcisista?
qué me importa
no me cambiaría por nadie
no dejaría de ser lo que soy por nadie
hay poemas que me costaron amores
otros amistades
pero la palabra,
ay,
la palabra
es como la libertad y el amor y el deseo:
no es negociable.
Hay quienes me dicen
por qué no lees mujeres
por qué no lees homosexuales
por qué no lees contemporáneos
ese es su problema
no saben que a mí me da igual la etiqueta del que escribe
yo busco a los genios
Dicen mujeres y digo Pizarnik
Dicen homosexuales y digo Wilde
Dicen contemporáneos y digo que lo bueno no muere.
Pero ellos no quieren eso,
ellos quieren que yo me suscriba
a su ideología política
que diga arriba las mujeres,
que me de miedo ofenderlas,
que diga arriba el que no sea heterosexual
y que los deje decidir cómo voy a hablar.
Que los complazca, que diga amén.
Para nada
soy políticamente indomable
religiosamente crítico
irreverentemente poeta
orgullosamente Raga.
Soy lo que soy,
no lo que nadie espere que sea.
Hay algo que se llama ser auténtico,
y ocurre cuando hablas y escribes sin miedo.
Dicen,
no hables de Lolita,
promueves la pedofilia;
no trates a tus mujeres como niñas,
estimulas el abuso infantil;
no domines a tu mujer
aunque le encante,
promueves el maltrato doméstico.
Vive en una mentira, Raga.
Por el bien de todos.
Por la causa.
Por la historia.
Mira, pibe o piba,
sólo soy responsable de una persona
y esa persona soy yo.
Yo vengo del infierno,
aprendí a volar
de abajo hacia arriba.
Nadie creyó en mí
yo aprendí a creerme.
Si crees que hago esto
para que me apruebes
me confundes
mi voz nace
desde un rincón profundo
no me sorprende que tus oídos no la sientan
hay profundidades que tú no conoces
has pasado demasiado tiempo
huyendo de ti
escapando de ti
por eso mis palabras sin miedo
no entran en tus oídos cobardes.
Yo escribo
en un lenguaje
sólo comprendido
por el león y su rugido
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