jueves, 4 de febrero de 2016

Conferencia a unos estudiantes de ingeniería en Bucaramanga.

(Conferencia sobre el libro de Sabato: "La resistencia".)

He estado pensando mucho en cómo hacer, de estos temas profundos, algo interesante para ustedes. Pero, lamentablemente, lo que le da tanta vigencia a las palabras de Sabato, es que en estos momentos, muchos de ustedes no deben estar prestándome toda la atención que pueden.

(en este momento observa a todos, incluyendo al profesor, cuidadosamente, dejando un silencio para asimilar las palabras...)

¿Qué es la atención? me preguntaba esto mientras me esforzaba en encontrar las palabras correctas para producir un efecto en ustedes que los hiciera desear ser parte del cambio. Pero, si ustedes realmente estuviesen atentos, interesados, nadie tendría que venir aquí a convencerlos de que es importante cambiar, porque cualquier persona atenta a la gravedad de los problemas que padece el mundo, no puede hacer otra cosa que cambiar; cambiar no en algo que se quede en simples palabras para publicar en redes sociales cuando veamos algo emotivo en las noticias, sino un cambio real, uno que ocurra inmediatamente. Como el cambio que ocurre ahora en ustedes si realmente están profundamente atentos a lo que les digo.

Son ustedes, los que estudian ciencias, quienes forman parte de tal vez el único avance que ha tenido la humanidad en siglos: el técnico, el tecnológico. Pero, lamentablemente, desde niños, no nos enseñan a ser atentos, sino obedientes, y toda mente que se vuelve obediente se vuelve también inevitablemente estúpida. Aunque crea estar obedeciendo a la causa que "salvará al mundo", no debemos engañarnos, sin erradicar la estupidez humana, no tiene sentido que se hable de cambiar al mundo; sólo la inteligencia puede salvarnos, y hablo de la inteligencia real, la que forma parte de la vida y del amor, y no la inteligencia de saber más conceptos que los demás para sentirnos mejores, insondablemente vacíos, pero mejores.

A este punto se ha degradado la educación: a aprender conceptos, es decir, lo que llamamos inteligencia o ingenio, es simplemente nuestra capacidad de memorizar respuestas dichas por otros, y en usarlas como otros nos dicen que deben usarse.

¿Cuál es la diferencia entre memoria, atención y concentración? Es muy fácil, una persona puede tener conocimientos técnicos muy bastos, y aún así, ser inmoral, ser hipócrita y corrupto. Gran parte de los nazis, al igual que toda la Alemania de esa época, eran tremendamente inteligentes e intelectuales; y la inteligencia real no puede ser reducida a algo tan pobre como esa amoralidad de la ciencia que termina muchas veces siendo un cómplice de tantas cosas atroces que ocurren, a fuerza de ser indiferente ante ellas.

Con lo que se gasta en armas, en drogas, en la industria del entretenimiento y en instituciones religiosas, el hecho de que siga habiendo hambre en el mundo resulta un insulto para nuestra especie, y en especial, un sinonimo de esta peligrosa estupidez con la que nos afrontamos a diario, y de la que muchos, formamos parte.

Se nos enseña en la escuela a aprender conceptos, pero no a estar atentos. La concentración significa fijarse solamente en una parte de la realidad, y fijarse para un fin preciso; de la misma forma que muchos de ustedes dejan de prestar atención a todo lo que ocurre en esta aula de clases, para prestarle atención a una sola cosa: su teléfono, con el fin de mentirle a una chica y luego conseguir sexo con ella ¿no es así? ¿no es eso a lo que nuestra generación tan mediocre llama amarse? ¿o me equivoco? O también cuando venimos, memorizamos formulas, para pasar exámenes, mientras somos indiferentes a toda la vasta realidad que nos rodea, esa vasta realidad que es la vida.

Otro ejemplo ocurre cuando nos relacionamos con los otros ¿qué tan atento somos? ¿qué tanto escuchamos? ¿Realmente somos concientes de lo que ocurre a nuestro alrededor? ¿de las personas a las que nos encontramos a diario? ¿o simplemente andamos en modo automático enfrascados en nuestras rutinas absurdas? Rutinas absurdas que queremos justificar pensando en los beneficios que nos pueden traer: graduarnos, no ser pobres, triunfar y todas esas cosas que buscamos para refugiarnos del miedo que sentimos todos, el miedo al fracaso, el miedo a no ser nadie.

¿Alguna vez han pensado que eso que ocurre mientras están muy ocupados en su teléfono huyéndole a la soledad, es la vida? ¿Alguna vez han pensado que nada que valga la pena puede conseguirse con el dinero? Con dinero pueden comprar una flor, pero no la primavera.

Cuándo están hablando con personas, y prefieren ver el teléfono ¿por qué lo hacen? ¿por qué la persona en el teléfono les resulta más interesante? Es curioso, porque pareciese que cuando hablamos con alguien por teléfono, solemos idealizar a esa persona, en redes sociales todo es ficticio, todos muestran lo que quieren que sea conocido, es decir, el noventa por ciento de lo que somos lo ocultamos en redes sociales ¿será acaso que tanto afán por perder el tiempo en hablar con personas que no son más que una idealización, una imagen o un personaje, no es más que una evidencia de que no estamos atentos a la realidad? Sólo cuando estamos atentos podemos ver la belleza, cuando nos mentimos a nosotros mismos ¿eso es realmente bello? ¿qué sentido tiene vivir si uno tiene que mentir para ser bello? Tal vez nada de eso es la belleza, pero sólo estando atentos lo descubriremos.

Parte dos:

Si yo fuese profesor en este mundo, ¿qué podría hacer para no promover más esta estupidez que nos acompaña desde que nos la enseñan y no se nos quita ni con un título de ingenieros o de lo que sea? Pues, sin duda, hablar de la atención. Si simplemente venimos aquí a aprender conceptos de física o matemática ¿eso de qué sirve? No digo que eso no se deba enseñar, pero debe haber algo más que un concepto vacío, debe haber algo más para vivir que esta monótona competencia entre unos y otros que nos hace destruirnos.

Si alguno de ustedes prefiriese ahora mismo, ver el sol o las nubes o una mosca, antes que escucharme, yo me sentaría junto a ustedes, y con ustedes observaría todo lo que ocurre en ese árbol que ven, en esa flor, porque cuando hay atención no hay es fuerzo, sólo hay esfuerzo cuando hay concentración, al igual que sólo se necesita motivación cuando se tiene que hacer algo que uno detesta.

¿A alguno de ustedes les pasa que tratan de estudiar y enseguida su mente los dispara a imágenes y recuerdos o a ganas de meterse en internet para satisfacer su aburrimiento? Esa satisfacción de aburrimiento que parece ser el centro de la existencia del mundo moderno, junto al sexo y el fútbol, o las drogas, por lo menos en Colombia.

¿Qué ocurre cuando nos concentramos? ¿no ocurre que concentrarse requiere esfuerzo, requiere una lucha contra nosotros mismos y nuestros deseos a la que siempre, hasta creyendo que ganamos, terminamos perdiendo?

Pero, ¿qué pasa cuando somos atentos? cuando nuestra mente es libre de ser guiada incluso por mí que les estoy hablando ahora; cuando estamos profundamente atentos no hay esfuerzo, todo nace y surge de forma natural, podemos observar los momentos de nuestra vida diaria y encontrar en ellas cosas maravillosas. No es necesario creer en el amor y en la inteligencia, uno sólo puede creer en cosas que no existen, como Dios, y las promesas, las esperanzas, y todas esas cosas...

Ya no hay tiempo de ir más allá, con este tiempo tan corto sólo se podía hablar muy poco, sólo se podía abrir una puerta, y esa es la de la atención, y espero que estén atentos, por lo menos hoy, a todas las cosas que pasan, a todos los problemas que pueden solucionar, a todas las cosas importantes que puedan hacer.





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