viernes, 31 de julio de 2015

Diálogo con la Señora Raga

-Madre, sabes, estoy leyendo a un escritor que...
-Hijo, cállate, ¿a veces no sientes que no tienes ganas de hablar con nadie?
(Empieza a reír) bueno, prácticamente todo el tiempo (ríe más)
-(luego de meditarlo un rato):
bueno, no todo el tiempo, sólo cuando hablo con otras personas.





No tienes idea, Flaca

                                                                                                     A Martha Carpe y Maria BC

Desde pequeño me parecía que ser un cretino para seducir mujeres, era una falta de respeto. Entonces intenté seducir con la poesía, que era lo que más se parecía a mí. Al final no conseguí seducir a nadie, creo que a muchas mujeres les siguen enseñando que deben irse con el cretino que tenga más pasta o sea más popular, o tal vez no eran tan buenos mis poemas. Pero la verdad, lo de hacer poemas me sigue gustando, y sigo intentando seducir con poesía, más por el placer de hacer los poemas que porque realmente espere que la otra persona termine fijándose en mí. A decir verdad: casi nunca funciona, empero, no tienes idea de cuánto me encanta fracasar en mis intentos de enamorar con poesía.









martes, 28 de julio de 2015

Cambiaría todo lo que sé por la mitad de una muerte.

No
yo no estudié una carrera
no sé tocar una guitarra
ni sé cantar



                                             sólo se reír en el infierno
                                                 hasta que el fuego se derrita.









Tener es tener dolor

Me duele el alma que no tengo:


                       no tengo suficiente vida para tantos sueños.








Eres del tamaño de tus sueños

Credo de un cobarde que se cansó de no ser valiente:

              Soy del tamaño de mis pesadillas.












Dos puntos, dos ojos sin risa.

En nuestros pasos se siente:
andamos todos cansados:
de vernos en esos espejos:
que se esconden tras nuestra frente:
ladrones de la risa..

Mujer sinversible.

Mujer invisible
si no estás aquí
                     ¿por qué te siento tatuada en mis párpados

y te veo hasta sin cerrar los ojos?












Frío de arena.

Estoy bajo el flamante sol
y tengo frío
y tú no estás
como siempre no has estado
De qué era el desierto antes de ser de arena?
¿era de frío?

Pensarte es una nube

Él pensaba en ella al ver la lluvia
Ella pensaba en él
           cuando su nuevo amor
                                              se descuidaba

¿Cuántos amores se caen del cielo cuando llueve?

viernes, 24 de julio de 2015

Algunos complejos


Hay algo que me gusta llamar el complejo del imbécil;
lo padecen quienes no te hacen caso al menos que los insultes
o los mandes a la mierda por no hacerte caso.





Una novia que se autolesionaba.

                                                                                                 Al ex de mi ex.

Que porque me amaba iba a autolesionarse/ me dijo

Que nada de esas mierdas
que si de verdad me ama
que se mate/            le dije

Curioso, ni se mató ni se lesionó

                                                        Creo que no me amaba.

jueves, 23 de julio de 2015

Ragarnik

¿Qué eres para mí? / curioso

antes sabía qué eras
pero no sabía qué nombre darle

              ahora no sé qué eres para mí
y sopla en mi pecho ese frío nombre:
eres una triste incertidumbre.

Gracias por el dolor.

Antes de ti todo era vacío
y ganas: no de morirme sino de matarme
cuando llegaste dejé de lado todos mis trágicos
aunque fascinantes (la verdad sea dicha por delante)
                                                          consuelos.

Te fuiste, y te doy gracias
por el dolor que me dejaste

Me dejaste
incluso antes de marcharte
porque si bien fui yo quien se fue de casa te recuerdo que en ella 
(nuestra casa era el porvenir que significaba tu mirada)
                         ausente estabas.

No me entiendes, claro está
a serés como tú hay que decirles
             directamente
que en tus ojos no había más que ausencia
y por eso al irme, no sentía realmente
que me iba de mi antigua casa
sino que me iba de un despojo.

Te fuiste y me dejaste el dolor,
doy gracias
viniste para llevarte mi vacío
porque eso eres: un vacío:
el vacío del vértigo triste que sentía
cuando me mirabas

Gracias por el dolor,
porque entre estar contigo y estar vacío
no siento diferencias

                qué delicia de haberte amado
si eso me permitió estar sin ti
tu vacío de mi vacío me ha curado

si me das a elegir
entre lo que fui
lo que fuimos
y lo que somos
yo me quedo contigo,
                    cuando no estás
porque me dueles
              y cuando estás
no siento nada
           porque eres lo que das
     y eso eres.

Yo prefiero sentir,
de nada me sirven tus pies descalzos
          si no me dejan huella.

Gracias por el fuego.

miércoles, 22 de julio de 2015

El problema

El problema es que te espero
y cada vez espero más
y cada vez demoras más
el problema es que te espero
y cada vez que me das, me gusta menos
y cada vez te quiero menos

El problema es que espero todo
y tú me das sólo más o menos.

lunes, 20 de julio de 2015

De Raga con amor.

                                                                                       Para una mujer que me ama y que no existe.

Es la cuarta vez que intento escribir esto, no sé a ciencia cierta si me recuerdas; pero tengo la humilde sensación de que soy inolvidable. Tampoco sé si deba enviarte esto, creo que no, porque deseo que sientas lo que sentí cuando te fuiste: cuando me hablabas con los ojos brillando de un entusiasmo que no era por verme sino por haber visto a alguien más. Así estabas, conmigo pero ausente.

No me gusta como ha quedado este primer párrafo, pero si uno va a desgarrarse debe ser sin miedo a equivocarse.

De todas formas tampoco es que tengas muy buen gusto, no sé si recuerdas aquel poema que te escribió alguien que no era yo; el poema era malísimo, sin embargo dije que era lindo para que no pensaras que sentía celos. Te juro que quería sentir celos, sentir celos es una de las emociones más estimulantes cuando la genialidad de tu rival lo amerita, pero ese poema era, a comparación con los que te hice, como medir a Neruda con Elvira Sastre. Eso me molestaba, que pasaras tanto tiempo con alguien que no soy yo y que además no era tan fascinante.

Sé que estás muy triste, me di cuenta en esa forma tan escandalosa que tienes de decir que la pasas bien, que no puede significar otra cosa que un huir de tu tristeza.

Otros te querían por lo que eres, yo te quise a pesar de lo que eres. Porque otros te daban placer, yo no, yo realmente lo daba todo porque fueras feliz, pero eso toma más esfuerzo y compromiso, tal vez por eso te fuiste y tal vez por eso abandonaste tus clases de guitarra (al tercer día) y tus deseos de pasar el verano ayudando a los ancianos.

No encuentro una forma de decir que eres maravillosa sin sentirme un mentiroso, porque me he desilusionado. Estos son los versos más hermosos que alguien te ha escrito, porque no son para seducirte de ninguna forma, sino para decirte que amo este silencio que nos separa y que constituye la inevitable distancia entre nosotros que significa el porvenir. Una distancia llena de nostalgia y de ti, por mi parte; una nostalgia sencillamente sin mí, de la tuya. Amo este silencio porque seguiré queriéndote a pesar de que no tengo el más mínimo deseo de volver a hablarte, sentirte, o verte. Ya no siento nada más que una ausencia, no hay verso que me niegue el hecho de que ya no estás y que aunque vuelvas no serás la misma. Así que prefiero esta nostalgia de la mujer que fue sólo mía que la presencia de una mujer que no es nada porque no es de nadie, ni de sí misma. Podrías decir que nunca fuiste mía, pero ambos sabríamos que mentirías.

Me gustaría decir que alargo esta carta para saborear los últimos instantes contigo. Pero estos están muy lejos de ser los últimos o los mejores versos que te escribo, la mujer que entró en mi vida aún sigue en mi piel junto a tantos versos de Neruda y Cortázar, la mujer que se me desvaneció frente a mis ojos aún cuando me decía que me amaba. Sé que me seguirás leyendo y te seguiré escribiendo, separados por el mismo amor que nos unió, siendo más juntos que nunca, siendo dos puntas de la misma nostalgia.

Me gusta que estés triste, así comprenderás lo vacía que es tu vida y de una vez por toda empezarás a ser lo que siempre has esperado ser y no te has atrevido.

Ya intentarán contentarte muchas otras personas, pero yo te amo demasiado como para mentirte a los ojos y decirte que todo está bien. Porque no es así,  y porque sé que puedes; sé mejor que todos esos amigos desechables que te abundan, lo que eres capaz de llegar a ser.

A veces no sé si me enamoré de ti o de tu tristeza, a veces no sé si la razón de que no me ames se deba a que no eres capaz de recordar tanto como yo. Podría decirte cómo eran tus ojos la primera vez que te vi, podría confesarte cuánto me gustabas cuando eras sólo una fea intelectual y no una fea intelectual y buena en la cama. Porque lo que vi de ti era muy profundo, lo que vi de ti no sé a dónde se ha ido pero me niego a olvidarlo. La clave de la felicidad es tener mala memoria, yo no la quiero, porque te quiero; y sé que aunque te esfuerces no podrías recordar los detalles que vivimos juntos.

Me niego a olvidarte y a dejar de escribir sobre ti, me niego a fingir que el amor que sentí no fue real, solamente porque no fue mutuo.

Sé que al leer ésto pasarán años antes de que vuelvas a hablarme, porque jamás te has atrevido a remendar un corazón que fracturaste. De una vez te digo que estoy consciente que huirás muy lejos de mí al leer esto, que me leerás tímidamente como un cobarde y que te perderás en delirios hasta que la tristeza te lleve hasta ti, hecho siempre inevitable. Inclusive eres capaz de correr a mi socorro apenas leas esto, no por amor sino por miedo a tener miedo.

No voy a responderte, querida, he amado demasiado lo que fuimos como para obligarlo a ser lo que seríamos.

No te pediré que me olvides porque sólo eres capaz de recordarme cuando me sangra el alma en los poemas, que con todo ese amor que no sentiste, provocaste.

Todo está bien, me niego a olvidarte.

Me niego a eso y me niego a aceptar cualquier cariño que nazca como consecuencia a esta y futuras cartas: nada más hipócrita que un amor desesperado.

Entonces, amor, me despido por ahora; no porque no tenga nada que decir sino porque estoy cansado. Aunque no leas esto y huyas, seguiré con lo que siento porque es verdadero, genuino en cada letra. Ojalá la pases muy mal, salgas e intentes escapar, grites al mundo que eres feliz como muestra máxima del cinismo puro. Y ojalá, ojalá eso te haga encontrarte, en medio de esa soberana ridiculez, con la mujer que quise y quiero; la que tal vez nunca fue pero no importa: yo la invento. La mujer preciosa que ayer nos hizo y hoy nos separa.

Posdata: No me pidas explicaciones, no las tengo, y por eso escribo y seguiré escribiendo, y ojalá jamás las encuentre.

domingo, 12 de julio de 2015

La despedida.

Escribes poemas porque te sientes más solo que nunca, cuando te aman.

He estado todo el día pensando en ti, y triste.
He estado todo el día triste por pensar en ti.


Sé que no te gusta que te diga esto, 
Pero me haces daño; 
Me duele que estés tan dentro 
De mi piel, mi sexo y mi corazón.

Me siento terrible, abatido 
Por la soledad de un Dios que lo tiene todo, 
Menos a ti.

Padezco la terrible certeza 
De que me dolerás toda la vida, 
Y cada vez más.

Lo peor es que sé, 
Que lo peor que se le puede 
Decir a una persona 
Para que te quiera, 
Es esto: 
Decirle que la quieres 
Como jamás a nadie.

Decirle que:

Sin ella tu mundo es incompleto. 

Porque cuando esto pasa, se va; 
Porque uno sólo se enamora 
De aquellos para quienes somos 
Completamente insignificantes.


De aquellos quienes no pueden querernos 
Porque no saben o no les da la perra gana; 
Así como yo lo estoy de ti, así como lo estarás
Vos, algún día, y no de mí. 
Porque yo te amo demasiado 
Como para que algún día 
Llegues 
Verdaderamente a amarme.

Me gustaría tanto que pudieras irte de mi vida, porque yo no puedo sacarte.

viernes, 10 de julio de 2015

¿Dónde?

¿Qué sabes tú de amor,
Si no has tenido que callar
Lo que siento por ti?

Estando tan lejos,
Teníamos que solamente amarnos.
Pero no estabas ahí.

Estuvimos a millones
De kilómetros de distancia;
Pero nunca te sentí tan lejana,
Como la última vez que dijiste
Que me amabas.

¿Qué sabe de poesía,
Quien no ha tenido
Que reescribir diez veces
La primera línea de un poema
Porque simplemente
No sabe cómo decir,
Que le duele tu olvido?

¿A dónde se han ido mis preguntas?
¿Por qué no siento tus respuestas?
Las últimas horas han sido
Las horas con más ausencia de mi vida
¿Dónde has estado?

jueves, 9 de julio de 2015

Algún día.

Algún día me voy a cansar
De tu forma miedosa de querer.
No vas a irte, voy a dejarte.

Algún día,
Verás el atardecer con alguien más.
Y como me gustaría que hicieras ahora,
Pero no lo haces:
Al verlo pensarás en mí, y no,
En quien está contigo.

Algún día,
Harás el amor con alguien más.
Como lo haces ahora, con tanta gente.
Y como sueño hoy, pero no haces,
Al ver sus ojos verás mi amor,
Y no podrás amar sin pensar en mí.

Algún día me amarás sin miedo,
Pero será demasiado tarde,
Porque ya no te amaré,
Porque habré partido.
Me iré, y como te lo di todo,
Hasta más de lo que sabía
Que podía dar,
Me iré roto y tú intacta quedarás.
Y ese amor que te mueres hoy de ganas por darme,
Podrido de no tener cómo entregarse a medias,
En la cotidiana mentira de esta,
Esta forma cobarde de huir a la que llamas amar,
Te quedará como los peores llantos,
Los que jamás te atreviste a llorar.

Algún día no disfrazarás de libertad,
Está frialdad con la que respondes a mi pasión.
Algún día, como hoy sueño,
Irás a detenerme en el avión,
Pero no estaré.

Algún día, te preguntarás en medio de tus gozos,
Si estoy bien, si te extrañaré o no,
Y me extrañarás.
Como hoy sueño que hagas y no haces.
Pero yo no estaré,
Y te dolerá, como hoy no te duele.

Algún día no morirás por mí,
No podré gozarte como se goza
De quien se muere de amor por ti,
Cuando ya es demasiado tarde.
Ese algún día no estarás,
Ni yo tampoco.
Porque ese algún día no es posible,
Porque hoy te amo.

Introducción

He visto
Más poesía
En relatos
E historias
Que
En
Textos
Te follo
Escritos
Te follo
Así
Te follo
Poesía
Te follo.
Gabo decía que el lenguaje está más vivo a medida en la que uno lo pervierte, y eso estamos por hacer aquí. Nicanor Parra, hablando de la poesía dijo lo que son a mí parecer, las bases principales que he tomado para escribir este poema: 《Si se quiere rescatar a la poesía, primero tendremos que humillarla, romperla, y destruirla; luego se verá cómo se hace.》
Aquí encontrará poemas que se han escapado de la forma tradicional y ellos mismos han elegido que forma tomar, como han deseado ser escritos; porque un poeta, cuando es auténtico, no puede salir ileso de un poema. Por lo tanto se le advierte al lector que en las siguientes líneas difícilmente encuentre una obra de arte grandiosa, menos por falta de ganas que por incapacidad del autor, sin embargo, lo que va a encontrar el lector es un libro lleno de poemas libres, de poemas que aman tanto la lengua y el lenguaje castellano que se han entregado por completo; y hacen lo único que puede hacerse con lo que se ama más que nada en el mundo, destruirlo.
Probablemente este libro no gane el concurso para el cual fue recopilado, porque《El primer requisito para una obra de arte es pasar desapercibido》; o quizá porque sencillamente es un mal libro escrito por un buen poeta, y viceversa.
De todas formas, aquí se ha dejado todo; y si tal vez el autor no alcance la fama y reconocimiento que está acostumbrado a no alcanzar, por lo menos espera seguir llenando a sus lectores, como ha hecho hasta ahora, de ganas de leer; porque si para algo el autor se hizo poeta (esas cosas no se eligen, sencillamente no sirves para hacer nada más y no te queda de otra; pero bueno, no arruinemos la falsa solemnidad de esta introducción) fue para contagiar al mundo de su amor por la poesía y la literatura.
Posdata: quizá estos poemas no sean la gran cosa, pero por lo menos puedo jactarme de decir que no es la misma mierda que todo el mundo anda escribiendo.

El poema más largo del mundo.

Donde termina mi amor empieza el tuyo, tú no me amas.

《La mujer que amo se ha vuelto un fantasma, yo soy el lugar de sus apariciones.》

Juan José Arreola

sábado, 4 de julio de 2015

Carta de amor a una mujer ajena.

Pensaba en ella. Pero no como cuando uno está enamorado, era menos doloroso, solamente pensaba en ella. Creo que no la pensaba, sino sencillamente la imaginaba; sin la trampa del amor, con la belleza de la creación. Pensaba en ella.

Me llamo Guaicaipuro. Ha sido un día terrible, he deseado desde hace horas que se acabase para escribirlo, o mejor dicho, viceversa. He intentado reprimir mis deseos de escribir, quería, tal vez, que se fueran las emociones efímeras y quedaran las que vale la pena destruir escribiendo sobre ellas.

Mientras escribo esto, empezó a esparcerse una niebla de ronquidos, proveniente de mis compañeros de cuarto. Qué lastima que no la pienso con amor; si estuviese enamorado, el dolor no me dejaría escuchar nada.

Tengo días haciendo de seudoexistencialista, lo digo así porque a Sartre no lo he estudiado más que por programas acerca de su pensamiento, como un resumen; ese hábito moderno de hacer del pensamiento un mero souvenir, como las camisetas del Che, frases fuera de contexto, rebeldía barata. El pensamiento del siglo pasado dudo que cambie el mundo, cuando mucho va a ocupar en este siglo el papel que el Rock en el siglo pasado: una bonita mentira, una sombra lo suficientemente en contra de la luz podrida que predomina el sistema que nos consume al consumirlo nosotros; quiero decir, el pensamiento que ahora no es más que una excusa para plasmar nuestro enojo con el mundo.

Puedo hablar claro y raspa'o, porque he perdido toda esperanza. Estoy tan ajeno a mí como de todo, y hasta de ella, que la veo como un hermoso poema lejano, como un poema escrito por mí, que sea tan hermoso, que no me cabe duda: debí haber hecho algo muy mal para que me quedara tan bien.

Intentaba leer mi libro camino aquí, pero me mareaba el agresivo manejar. Veía el precioso atardecer violentamente lento del verano. Era tan ajeno a mí, y tan hermoso. Como la vida, y como ella.

La mujer que preparaba los emparedados tenía brazos más voluminosos que mis piernas, la noche anterior había soñado con Delfina, la directora de mi escuela secundaria. La recuerdo porque sus brazos eran de igual magnitud, quizas más; colocaba su flácida masa sobre mis dos hombros, y la piel putrefacta que se tenía asco a sí misma y por eso buscada desprenderse, me apretaba como un infarto, y la gorda lloraba. Siento ese recuerdo como si fuese de una noche lejana, como lo siento todo, todo lo que toco se hace ajeno a mí. Como ella.

La directora me confesaba su dolor, era asqueroso. Recuerdo ahora su mirada altanera, sus pequeños zapatos que chillaban no de resistir tanto peso sino de tener que resistir tanta mierda disfrazada de persona. Pero esta mujer tiene hermosos ojos color día de primavera, y no me importa.

Intenté hablar, pero la boca me salía con mas desgano que palabras. Este cuerpo no es mío, ni si quiera es mío este dolor que lo consume desde su más profunda piel, esa piel sin piel, ese sitio donde soy igual a todos los hombres y mujeres. Esa parte honda entre mi ser y mis sueños. Esa parte que se ha hecho ajena a mí desde que la descubrí.

La vía estaba llena de curvas, sentía náusea, náusea sartreana por dentro y náusea profunda por todo lo demás. Algo debe haber mal en mí, quizá soy yo.

Hemos estado a punto de morir, la agresiva conducción se desvío por unos segundos en una curva para tomarse una foto mientras manejaba. Me imaginaba siendo el único sobreviviente. Sentandome a leer esperando que llegara la ambulancia, preguntándome si tal vez pueda vivir con ella: la muerte le ablanda el corazón a los que aún no se lo han visto.

Nos detuvimos en una gasolinera ¿Quieres ir al baño? No. Apenas arrancamos, me dieron ganas de cagar. Todo el tiempo tengo ganas de orinar, y voy al baño y sólo se derraman tres gotas del mismo color del agua. Las toco por curiosidad: no son calientes, no huelen, podría venderselas a Ricky Martin.

Quizá es el hábito, el único poder der ser humano; el poder de elegir de qué forma destruirse. O simplemente tomo mucha agua... pero las ganas son más mentales que fisiológicas, me pongo nervioso por cualquier roce humano, hasta con mis cohabitantes. Inclusive si me van a dar una llamada telefónica debo ir al baño antes de antenderla. Debo interrumpir esta carta, necesito orinar...

Al levantarme, como pólvora, un pequeño ruido desató una fila de domino cayéndose: todos los cuerpos que roncan se movieron cada uno como pollo en brasa; dejaron de roncar unos instantes, pronto arremeteran con más fuerza que antes.

Estar en el mismo cuarto con tantos seres vivos me resulta repugnante, insoportable, doloroso. Como todo en mi existencia, y eso, ese dolor, también me es ajeno. Solamente escribir me controla, no escribo porque me gusta, escribo porque lo necesito, lo necesito tanto como necesito que todo me siga siendo ajeno.

Resistir, eso hago y eso he hecho. Al llegar, el señor Otoniel me veía con una mirada de asesino feliz por encontrarse a su víctima sola, cuatro personas y una puerta me separaban de los ojos más macabros del planeta. Me hubiese gustado escribir que es cristiano, que el hombre que estaba a su lado saludandolo con amor, no lo soportaba; y unas semanas atrás, una mirada evangelista parecida a esa, con la misma sonrisa podrida y forzada, me había lastimado mucho. Porque los seres humanos me son hoy en día una superstición, una tradición bien molesta e innecesaria. Pero ahora todo esto me es ajeno, todo lo que no son estás letras me es ajeno. Hasta las ganas que ayer me tenían por el suelo, las únicas ganas que he sentido en mucho tiempo: las ganas de dejar de existir.

Al bajarme del coche debí darle un abrazo, y su reluciente barriga de cucaracha boca arriba me hizo sentir en toda la piel las patas cosquillosas de la hipocresía. Antes odiaba a los cristianos, por forzarme a ser como ellos. Cuando logré safarme de ellos para estar en el confinamiento solitario de mis libros y mi rebeldía; mi odio se fue, porque sólo podría odiar a seres tan profundos como mi dolor, que es lo único que soy. Del resto, el mundo me es ajeno.

Entré y fui directo a cagar, todo me aburre, intento disfrutar la comida pero una vez dentro de mi boca, sólo anhelo que desaparezca. Mi cabeza se inclina hacia abajo y mis manos expanden las nalgas a los costados. No fue necesario limpiarme. Lo peor de todo es que las ganas eran enormes y el óleo de la puntura parece vacío, o si acaso, pintado con algún método japonés: casi imperceptible.

Sé que debería decir más de ella, pero es absurdo. Soy tan ajeno a mi vida que hice una carta de amor y terminé hablando de mierda. Es absurdo: no estoy enamorado, ella es hermosa, está en toda está carta, completamente ajena.

viernes, 3 de julio de 2015

El poeta de pene pequeño.

Me abro paso entra las gotas, y ni siquiera bajo el frío,
Este llanto, de hace tiempo, se siente con permiso de llorar.
Estas líneas las he escrito en un diario muy privado,
El cual una vez, una dulce chica, me hizo prometerle,
Prometerle con amor, que se lo iba a mostrar.
Se mudó de ciudad y consiguió entretenimiento
Compañero de sexo; y de mi diario,
No creo que se vuelva a acordar.
Hace tiempo que recibo con desgano a quienes llegan;
Sin embargo, aún no aprendo a dormir solo.

-¿Whisky? Con agua estoy bien-.

Tengo un pene pequeño, y miedo a que me dejen.
Es extraño, a pesar de que por lo general
Las mujeres con las que he estado,
Coinciden, aún odiándome,
Con que soy un Dios en la cama
Por follar con la mente,
Por excitar mucho antes de tocar.
Inclusive me sorprendo,
No es deliberado,
Que a veces pregunto, ingenuo,
En el encuentro...
Y ellas ya tres, ellas ya cuatro...
Y yo ¿Cómo es posible, estás bromeando?
Pero no, al parecer ser intelectual si sirve de algo.

Incluso con esto,
Tengo miedo de que no me quieran.
Sin ánimos de presumir,
Ya que más que por mérito creo,
Que se debe a alguna confusión,
A algún malentendido:
A diario se me ofrece,
Alguna señorita que aún no sospeche
Del tamaño de mi pene.
Pero eso me da igual,
Todo el tiempo ando excitado.
Es cierto, con ocurrencias insólitas
Que hacen bailar mis ideas acerca del sexo
Que en mi caso, el sexo, es siempre,
Mucho más que sólo sexo.
Pero lo confieso,
Aunque sea ridículo admitirlo,
Que si no me siento querido o importante,
Las ganas no me llegan,
Ya lo saben... se calló el mito...
Del poeta frió y fascinante.


Nunca he empezado un amor, sin pensar que me va a durar hasta la muerte, y de cierta forma así ha sido.


Hay noches que son para rechazar el cariño, para estar solo y triste; para morir de poesía y sin abrigo.
En reuniones grupales,

Soy bien aburrido.
Pero cuando a una mujer inteligente,
Le resulto fascinante,
Ocurre algo alucinante,
Como pavo real sobre tortuga,
Abro mi ser y me despliego.
Conversaciones de treinta horas,
Interrumpidas solamente,
Por las inevitables y molestas,
Interrupciones del sexo y del sueño.


Hay amantes casadas,
Que me llaman para encuentros
Furtivos, irresistibles, apasionantes,
Como sólo los puede dar,
Una mujer infeliz que no escapa sino engaña.
Entonces llego,
Una hora porque marido,
Y me encuentro con que a hablar comienzo,
Y afortunadamente,
-Le resulto fascinante-
Y se nos pasa la hora,
Y dale que poesía, y dale que arte.
Quizás apago, ahora que lo pienso,
Desde bien adentro,
Los fuegos que encienden
Los fuegos del cuerpo.


Siendo honestos,
Colocando la verdad en la balanza.
Masturbándome, la he pasado,
Mejor que con la mayoría de los polvos
Que la vida, muy generosa, me ha dado,
Es que lo mío, lo que me prende
Son las ideas,
Amantes voluptuosas no han faltado,
Pero son las entregadas a mi mente
Y al ceder de sus placeres,
Las que me han, en el fuego de la memoria,
Tatuadas, quedado.


Hace mucho que no me siento plenamente amado.


Dar amor no es suficiente para ser feliz, pero por lo menos así uno aguanta.


Tengo tanta certeza de que moriré como de que será por suicidarme (lo doy por hecho, sin tanto drama).


Cuando mis cercanas compañeras
Tienen otros amores,
Lo reconozco,
La sublime mar congelada,
En donde patinaba mi felicidad,
Me hace pingüino o servil foca
Que no sabe nadar
Ni el frió soportar.
Me invade la certeza,
De que me dejan de querer,
Certeza que esconde,
La otra certeza,
De que nunca me han querido,
Porque no abrí completito
El corazón;
Ya que...
Si abriéndolo poco,
Me siento así de mierda
Me siento así de menos
Ante alguien, ese hombre,
Ese nadie...
Evidentemente,
A prueba este poema,
Escrito por mí y no por quien quiera
Que sea él...
Ese nadie,
Evidentemente,
De prueba sirva este poema,
Ni la mitad de fascinante que yo.
¡Imagínate, coño, imagínate!


Me gustaría dejar de compararme.
Ser libre de la imagen,
De poeta, de Raga,
Del gran pene que no me hace falta.
Para evitar asumir que soy mejor,
Para poder sólo sentarme a mirar,
Perdido en aquel cielo azul,
Al gatito ronroneando,
En su pancita,
Sobre aquella nube,
A las piernas del infinito.
Y olvidarlo todo,
Y sentir cuánto te amo,
Cuando volteo y ahí estás,
Con un gatito en cada ojo.
Y me besas con tu boca,
Y tu aliento de un semen
Sea de hombre o de mujer,
Que no es mío,
Y me abrazas con ese cuerpo,
Agitado y sacudido,
Por brazos y besos que no son míos.
Pero todo está bien,
Porque no soy mejor ni peor,
Porque no existo,
Porque sólo soy.
Y este poema se abre,
Como mi mente,
Como un pene pequeño
¿Eso es gonorrea o es que estoy enamorado?