lunes, 20 de julio de 2020

Anne Frank (V)

Tú reverdeces los sueños, una niña, eso es lo que eres. Yo te pregunté si te gustaban los libros sólo por preguntar, y qué me iba a imaginar yo ni en la más descabellada de mis fantasías que serías tan bella porque de poesía está hecha tu alma. Ese es tu peligro, eres peligrosa porque eres eternamente joven y rejuveneces el corazón que tocas. El mundo entero pintó día a día mi corazón de amargura, y tú eres una hoja en blanco. No una hoja perfecta, sino una hoja inocente. Si fueses la hoja de un árbol jamás creyera que alguna vez pasaste por el invierno. Yo no sé que tienes tú que te queda tan bien la primavera. Eres tan tierna y a la vez tan buena. Yo que me he entregado a los placeres más perversos no soy capaz de resistir al poder sin límites de tu inocencia. El mundo conoce tu amabilidad, pero yo descubrí la belleza de tu corazón. Cómo es posible que alguna vez pude ver tus ojos sin darme cuenta de que estaban llenos de libros y de sueños, cómo es posible que alguna vez haya podido ver tu rostro y es sólo hasta ahora que veo tu carita llena de pecas y la quiero llenar de besos. Duele quererte así, duele quererte tanto. Pero dueles como nunca me ha dolido nada. Dueles en esa parte del corazón que había dejado de usar hace años y es donde se sienten todas las cosas hermosas. Nadie debería ser tan bello, y sin embargo tú lo eres. Cómo es posible que tú me mojas y me llenas de vida y jamás he probado tus labios. Cómo es posible que tú me abrigas la soledad y jamás nos hemos dado un abrazo. Me haces tan feliz sólo con tu existencia, el mundo, mi mundo, es un lugar mejor porque tú estás aunque no estés conmigo. Las horas saben tan dulces, todos los dioses en los que jamás he creído y en los que dejé de creer parecen haberme perdonado. Ahora sólo le temo a la vida, que tiene ese mal hábito de darnos todo lo que luego nos quita.

Tienes ese amor en tus manos que es el amor a la vida. Escucho tus sueños y esa intimidad tan pura es como un susurro en la nuca que pone de gallina la piel de mi alma. Eres diferente al placer, tú no te acabas. Llegas así, tal y como eres, sin intentar nada. No pretenderé que no eres humana, que jamás podrías acabar con mi paciencia. Pero es que todo se siente tan diferente a ti, sentirte se siente tan diferente a todo. Yo no lo sabía pero soy un niño, un niño que quiere besarte, que quiere apretarte, morderte y maltratarte con cariño. Que quiere ser tierno contigo, que quiere estar a solas contigo y lejos del mundo sintiendo de cerca, muy de cerca el aroma de tu saliva. Pero no te tengo ni te he tenido y sin embargo cuán lleno de ti me siento. No me despiertes nunca, no me temas, yo sólo soy un hombre que te siente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario