domingo, 7 de junio de 2015

Felicidad globalizada.

Esto no me gusta, me siento intruso. Los pasos me aterran: el sonido del talón sudado despegándose de la suela me parece el sonido de la muerte que se acerca.

¿Qué es la muerte? Salir.
               ¿Por qué? Porque afuera
                                           Sólo hay obligación.

Me siento en paz; triste, solo y en paz. Con una confianza feliz que se esfuma al llegar los Otros.

La infelicidad son los Otros, los que vienen.

Llegan: tarde o temprano llegan.

                                                                ¡Maldita sea!

(...) Y me arrancan: me recuerdan que soy infeliz, incapaz, impotente. Recordar es morir.




Llegan, y sólo proponen lo que no quiero porque si vinieran con lo que quiero ¿Para qué venir?

Si tuvieran algo que quiero, buscarían la manera de dejarme saber que lo tienen y yo no, aunque yo no tenga idea de qué coño es.

  Luego me pedirían a cambio de poder acercarme, pero sin tocarlo, todo lo que tengo.

    Sin permitirme si quiera la oportunidad de saber qué es lo que quiero.





                                                                                                                                ¿Por qué?

Porque no quieren darme lo que quiero, sino controlarme.

A veces miedo sí miedo a veces miedo muchas veces miedo siento que me aman miedo y me dan muchas cosas que no quiero pero me hacen muy feliz muerte Pero me siento mal infeliz porque no quiero darles nada infeliz porque los odio infeliz aunque me hagan feliz triste Porque aunque intento no saberlo siempre lo sé malditasea Ellos me trajeron a un mundo donde no tengo más opción que ser libre o esclavo ayúdame Y me asusta sálvame porque yo quiero otra cosa mátame

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