miércoles, 15 de junio de 2016

Jenniffer Arevalo

 Ella se moja la planta de los pies en la tristeza, luego seca su piel con sueños. Cualquier excusa sirve para una fantasía hermosa. No hay quien se le salve a su capacidad para crear maravillas. Hasta el más hijo de puta es sensacional cuando Jenniffer lo piensa, o lo recuerda, o lo imagina, o lo sueña.

 Todos creen saber de ella demasiado, o suficiente. Todos tienen una verdad o un ruido. Pero a veces en las noches, florecen las penumbras del silencio. Y ella cierra los ojos como queriendo no abrirlos nunca; y con el cerrar de sus ojos, todas las maravillas del mundo, se callan, se abren, y sin que ella pronuncie una palabra, la escuchan.

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