miércoles, 28 de octubre de 2015

Te extraño, chamita...

Te extraño, chamita...
Tanto si piensas que este poema es para ti como si piensas que es para otra, estás en lo cierto.

Tal vez este poema es para esa ardilla mojada que veo desde la ventana mientras estoy cagando, y no hablo del poema.
La pequeña ardilla come una fruta podrida que se parece a los deprimentes aguacates norteamericanos. Y como no le cabe en la boca le echa diente y los trozos salen a los lados y parece mierda y es muy divertido porque parece asqueroso al decirlo pero es muy gracioso verlo.
Son hermosas las manitos de esa ardilla, le digo manitos y no patas porque al ver esa belleza pienso que los seres humanos somos unos desubicados, nos desubicamos a fuerza de querer poner todo en su lugar.
Qué diferencia hay entre esa ardilla mojada y yo además de un concepto y una manera de pensar que me enseña que lo que no soy yo es inferior, en vez de enseñarme que formo parte de todas las cosas.
Esa ardilla está mojada como yo cuando estuve caminando y pensando y hablando solo durante una hora, hace sólo unos instantes.
Eso de los conceptos da mucho qué pensar y qué dudar.
¿Qué significa realmente extrañarte, chamita?
Fui egoísta cuando salí a pensar, pensé en mis sueños, mis fantasías, le di un espacio en mi mente a mis deseos para hacerse realidad, pero no pensé en ti porque hace rato que no estás, y vine a escribirte esto para compensarlo.

Ojalá estés bien, chamita, no has aparecido por aquí y quiero que sepas que no estoy mal por eso pero estaría mejor si estuvieras.

Te quiero, me gusta saber que estás feliz con tu novio, o por lo menos intentas serlo.

Recuerda que cuando te canses de la alegría y sus mentiras, aquí tienes un pedacito de arte que se muere por rozarte con poesía. No me gusta hacerme cargo de las personas, disfruto más hacer que se escapen de la trampa que los protege, aunque sea un instante, un instante es mucho si es entre nosotros.

Que estés bien, cosita linda, tu poeta te manda un chorro de besos tan hermosos como los cachetes llenos de fruta podrida de esa ardilla (es realmente bello, deberías estar aquí y verlo). Debo bajar la palanca del inodoro y volver a la realidad, ese sitio que odio tanto porque no me deja suficiente tiempo para extrañarte como yo quisiera.

                                                    Con amor, tu poeta, el que te ama libre.

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