jueves, 3 de enero de 2019

The right thing to say

¿Pueden los lectores de mis textos darse cuenta de que cada uno es escrito con un diferente estilo, de que experimento, de que juego con las sutilezas de este arte entre cada línea? Lo dudo, amada mía, ni tú misma a veces puedes distinguir la realidad de la imaginación cuando escribo, y eso que tú eres la que menos lejos esta de todas las personas que se creen cerca de mí.

Te pensaba en el gimnasio, sabes, eras una niña muy pequeña y tierna, con trenzas en tu cabello. Todos podían notar lo enamorada que estabas, lo consentida que eras. Me encantaba verte hacer amigas, las muchachas de hermosos traseros y abdomenes imperceptibles querían entrenar contigo, como para resolver los misterios que tu figura desprendía en sus mentes.

¿Quién es esa niña? Es linda, tiene una figura perfecta. Ya entiendo por qué ese muchacho era tan arrogante, por qué nunca se le veía babeando por nadie como el resto. Y eso que no saben lo mucho que nos gusta leer y conversar de lo leído, lo mucho que me piensas en las flores y que te pienso cuando miro el cielo. Y eso que no conocen este autismo compartido que llamamos amor.

Y luego descubrir tu inocencia, lo consentida que eres, lo protegida que estás. Sí, cualquier hombre puede verte hermosa, pero ellos temerían ante tu pureza, no sabrían apreciarte porque no saben comprenderte. Yo soy diferente, mi niña, yo soy tu dueño y me siento orgulloso de ello.

Eres tan tierna cuando sientes celos, cómo odias que otras mujeres me deseen pero al mismo tiempo cuánto amas que yo sea todo lo que una mujer quiere. Cómo crees que llegué a ser quien soy sin experimentar y cagarla y descubrir todo lo que funciona y no funciona para conquistar un corazón como he conquistado el tuyo. Para mantenerte enamorada de mi misterio, para que siempre me admires como a ningún otro.

Escribir es eso, mi amor, siempre saber qué decir, siempre saber transformarse, tener el poder de la palabra, la sutileza imperceptible de crear mundos.

Ay, bebé, a mí no me tiembla la mano para apretar el gatillo. Y estoy por enamorarte de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario