domingo, 11 de enero de 2015

21 la Frentona y La Frentona y el mastodonte

Nos hicimos novios por cartas. Cuando escribo tengo un coraje y una gallardía que no tengo en persona. Fui a verla al parque y estaba nervioso. Debo confesar que he andado ya un tiempo desesperado por tener novia. Tuve una por cartas pero cuando la vi en persona no me gustaba, y olía mal. Tenía dieciocho años y era más bajita que yo. Estaba toda sudada y la frente le sudaba como si le hubiesen pasado una pulidora con cera. Me preguntó que si no le gustaba y le dije sin pensarlo que no, no sé si lo que me dio el coraje fue el mismo miedo de tenerla tan de cerca y sentirme tan incómodo. Me preguntó si todas las cosas bonitas que le dije por cartas eran mentiras, dije que sí. Entonces se fue y sentí que por fin los nervios me dejaban, que olor tan feo tenía.

En el parque estaba la Frentona, con su prima y una chica que parecía un mastodonte gigante. Ellas hablaban mucho y yo estaba mudo. Pasó el tiempo y nos dirigimos hasta la casa del mastodonte. En el camino la Frentona me cogió de la mano y yo sudaba las manos, y las nalgas también pero no se notaba. Sólo pensaba en cómo besar, no tenía idea. La Frentona olía muy rico, al piel recién bañada. Nunca me han gustado los perfumes de mujer, el olor de la gente cuando se baña es bien rico. Nos dejaron solos y debía besarle, pero cerré los ojos y besé su frente. Su frente es enorme y por un instante pensé que no le había atinado a la boca. Pero fue el miedo lo que me impidió.

Al siguiente día busqué en Internet vídeos de cómo besar. Una psicólogo llamada Silvia Olmedo tenía vídeos bien padres y aprendí, creo. Practiqué con mi mano toda la noche. Cuando me di cuenta había recibido un texto de el mastodonte donde decía que le gustaba y que si quería ser su novio. Lo ignore.

  Pasó otro día, era de noche. Caminaba por la calle y me detuvieron la Mastodonte y otros chicos. Me preguntó que si quería ser su novio frente a todo el mundo. Me sentí ridículo y le pregunté que si podíamos hablar a solas. Le dije que ella era estupenda pero que yo amaba a la Frentona. Me dijo que esta bien, que no hay problema, que ella sólo pensó que cómo no la había besado a lo mejor era que yo buscaba una mujer más sexy. A mí me sorprendió la capacidad que tienen ciertas personas para estar completamente seguros de una mentira. No sé si le dije que no porque me gusta mucho la Frentona o porque ella es bien fea. Algo me dice que es lo segundo. En seguida le conté a la Frentona lo ocurrido haciendo énfasis en que fue porque la quería mucho que le dije que no. Aunque no me creía. Me decía enojada: si te gusta empatate con esa perra. Eso me dejó perplejo "¿pero qué quiere está mujer?" Pensé. Aunque era muy sensual sentir que me celaban. La Frentona terminó conmigo para que yo fuese libre de estar con el mastodonte y me sentí triste. Ese mismo día el mastodonte buscó hacerse novia de otro chico casi veinte minutos después de mi rechazo, y también le dijo que no.

Me llenó de dolor pasar por la calle de la Frentona y ver de lejos que estaban Los gatos, son dos hermanos, y el Gato mayor fue novio de la Frentona. Ya entendí que ella no estaba celosa sino aprovechando la oportunidad para zafarse de mí. Y me vine a la casa a maldecir la noche.

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