sábado, 3 de enero de 2015

Venezuela, país de Cronopios.

En Venezuela, el país de los cronopios, la gente sufre mucho, muchísimo, por los perritos callejeros. Ésto crea un gran debate entre famas y esperanzas. Los famas proponen copiar lo solución americana (que tienen para casos como este, y muchos otros, casi todos, de cualquier índole):

"Debemos colocarle collar al perro con dueño, e ir por las calles aniquilando a los perritos desamparados, y así: crear un gran sistema donde todos los perritos deban ser tratados como personitas y quererlos más que los bebés. Con una estricta política donde se  debe seguir al pie de la letra todas las reglas del 'reglamento-manual-sistemático-americano para este tipo de problema y todos los demás', el cual consiste básicamente en: comprar los utensilios y alimentos para perritos que propone el mercado para utensilios y alimentos de perritos; para de esta forma, promover la economía del país. El que no se adapte a estás leyes no tendrá derecho a tener perrito, ya que, si tanto lo quiere, ¿No puede sacrificarse entrando al sistema para conseguir lo que desea? Demuestren cuánto los aman y cuánto los quieren".

Luego de la muerte de Julio, el gran Cronopio, nacieron una nueva especie de Famas, famas híbridos: hablan como si fueran cronopios, piensan como famas y dicen a los cuatro vientos cuánto quieren a las esperanzas (a pesar de que no saben diferenciar a una esperanza de un perrito callejero). Su condición distorsionada los vuelve despreciables, por el hecho de hacer de las grandes ideas a las cuales los cronopios admiran: una imagen ridícula y podrida. Esta especie ha ido creando un sistema político donde les dice a las esperanzas que pueden ser cronopios si hacen lo que ellos dicen. Esta nueva religión a la que cruelmente llaman: Cronopismo, pone furioso a los cronopios. conocidos por ser ateos, no por falta de fe, sino por el placer que da la libertad de la indecisión; y además, porque no consideran que creer en un Dios sea mejor que creer en caminar bajo la lluvia como fundamento espiritual. Los discursos del Cronopismo, hacen que los dedos de los pies de los cronopios se vuelvan piedritas, estropeando las canciones de Jazz que iban cantando todos los cronopios en sus cabezas, y, tentándolos a largarse del país cronopiano.

Las famas-cronopistas se colocan felizmente su camiseta que dice: "Amo ser un cronopio", y van a comer a los restaurantes más caros de la región. Las esperanzas están muy felices, y cantan tregua y cantan catala, al saber que sus líderes cronopianos son un símbolo de prosperidad.

Cuando una esperanza ve a un cronopio, triste y decepcionado porque piensa que ya no vale la pena ser un cronopio si eso significa ser una fama o una esperanza, éstas le escupen, lo golpean y le dicen que es una fama estúpida. Actuando como deben hacerlo según la biblia cronopista. Los cronopios lloran; y luego se enojan, porque se dan cuenta de que las famas y las esperanzas les arruinan hasta las lágrimas. Un cronopio suspira: "Antes llorabamos tan felices y no lo sabíamos".

Las esperanzas no soportan la idea de que se mate a ningún perrito, y consideran que los muertos deben ser: las famas (no cronopistas). Dejando perplejos a las famas no cronopistas porque no comprenden como pueden hablar de bondad y luego querer matarlos. Las esperanzas siempre torpes y hermosas, ahora son torpes y violentas. Acto que impulsa a muchos famas a viajar fuera del país y a criticar a los famacronopistas que gobiernan: por ser injustos y robarse todo el dinero para ellos solos. Quebrantando las justas leyes de libre comercio que citan: todos pueden robar libremente, robará más el que compita más suciamente. (Manual de libre comercio para famas, 5000 A.C)

Jayme Bayly, un famanopio (un fama que se siente cronopio, o viceversa. A los cronopios les da igual porque no creen que ser cronopio sea una etiqueta, y que cada cronopio es como le da la gana ser) invita a su programa de televisión a muchas famas no cronopistas para que digan lo malo que es ser un famacronopista. Su lema es: ser fama es malo, pero ser famacronopista es peor. A veces invita a Cronopios y cuando les dicen que no quieren a los falsos cronopios, pero que no por eso van a ir a formar parte del equipo de los famas: hambrientos de consumismo y amantes de la vida superficial y vacía. Jayme se enoja y ataca. Y el cronopio se ríe y le saca la lengua. Entonces Jayme lo acusa de ser una esperanza cronopista o un fama cronopista (lo que se le desenrede de la lengua primero). Y el cronopio entristece, y no puede ni siquiera explicarle que las esperanzas odian a los famas sin darse cuenta de que odiandolos se hacen iguales a ellos, pero con menos dinero. Es decir, dejaron de ser tontas para ser estúpidas. Y Jayme dice que lo siente, pero ya es tarde, y el cronopio sólo quiere irse, y no escuchar tregua y catala nunca más.

Las esperanzas a pesar de que aman mucho a los perritos no quieren adoptarlos ni cuidarlos, pero la sola idea de que deban pagar por su cuidado los llena de odio y las enfurece. Las famacronopistas dicen lo que las esperanzas quieren escuchar para que bailen tregua y bailen catala. Se toman fotos recogiendo a perritos de la calle, pero en su casa sólo tienen perros de raza.

Los cronopios suspiran, ven la noche llena de estrellas y susurran: ¡Oh Julio, y pensar que a nosotros sólo nos gustan los gatos!




Victor Hugo Ramírez Gamez, dedicado a Julio Cortázar.

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