domingo, 11 de enero de 2015

Segunda parte Maria Santos

Maria Santos, DF.

Un día lo encontré haciendo el amor en mi cama con una médico (tenía la bata blanca puesta) la corrí, a los dos. Qué asco, como pueden hacer esas cosas. Le dije a la Chava que se quisiera a sí misma. Y a él le dije de todo. Pero es raro, tiene esa habilidad para apuñalarse a sí mismo justo antes de que uno lo vaya a atacar. Me dejó sin ataque y como tenía tantas ganas de hablar por la rabia, empecé a hablar bien de él y terminé sintiendo que lo quería mucho. Hicimos el amor. No podía creer como pasó todo, lo peor es que no estaba peda. El se fue porque sabía que me estaba guardando virgen para mi novio, y que yo no sería capaz de mentirle como Maria hizo con José. Y mi chavo lo iba a matar como buen mexicano.

El era un literato de verdad, la neta. Yo una literata frustrada. Siempre decía frases geniales, y sabía de casi todo algo. Tiempo después de que se fue, supe que cuando hicimos el amor no fue accidente. Era algo que había ido planeando y se metió en mi ser por donde nadie antes se había metido: por el intelecto.

Tuve una pesadilla en dónde me dejaba una nota antes de irse: "Es tan fácil aprovecharse de los burgueses con cargos de conciencia". La neta me enojé mucho, sólo fuemuna pesadilla pero el odio que sentí era bien chingadamente real.

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