Andrea Manrique, Bogotá.
Pues bueno, sí, el era super lindo y especial. Siempre estaba hablando de literatura, de más nada. El decía que los escritores de ahora se la pasan más tiempo diciendo cuánto les gusta escribir que escribiendo, yo creo que es cierto. El decía que nunca iba a escribir como los grandes escritores, pero el no se daba cuenta de que más nadie escribía con su estilo, el pensaba comparándose y olvidaba que lo chevere es eso, ser auténtico.
Podía durar tres horas o más nada más escuchándolo. Era como abrir un libro. Veías su cara de niño y no podías imaginar que de su boca saliera lo que escuchabas. No me enamore de él, lo quise mucho pero no fue amor. Creo que el era muy solitario y yo lo respetaba. Le ayudé aunque le daba vergüenza. El pobre no tenía nada, y aquí siempre hace frío, dejé de verlo cuando consiguió trabajo con Diana, hacía casi de todo. Una vez al mes me daba las gracias por todo. Era tan lindo. Cuando vino me dijo que venía de Barranquilla.
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