Che, mira, este pequeño pibe ha intentado hacer algo interesante: voltear la realidad de una forma divertida y fantástica. Usa las herramientas prostituidas por la literatura basura: La narración en primera persona, el lenguaje simple y la esencia de anécdotas. Tiene grandes huecos literarios y tal vez lagunas de estilo, si quieres llamarlo así, pero ahí síntomas que no se pueden negar, intentó hacer algo nuevo y arriesgarse. Y ese coraje hay que reconocerlo. Es una lástima que se nos haya muerto. Pero quizá hay está su grandeza, che, no en lo que hizo sino en lo que iba a llegar a ser y no fue, como la vida misma. Y este rompecabezas loco que es su libro póstumo, es un primer escalón a una escalera que nunca se construyó, y por eso nos perturba.
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