Mi jefe, su proveedor y yo comíamos y bebíamos en una pollera. Escuchaba atentamente porque a mi jefe parecía darle un enorme placer enseñarme todo lo que sabe de la vida y los negocios, a veces siento que me paga para ser su hijo ya que su hijo se parece tanto a él que le dio por ser estafador. El segundo murió en un secuestro, era un pequeñín que soñaba con ser escritor y sindicalista. Le vergüenza de todo empresario. Le seguía uno que es especial o retrasado, o como sea. Y el último parece un hombre de negocios de tres años. Se mete en muchos problemas por pasarse de listo ¡Tan parecido a su papito! Y algunas noches debo cuidarlo cuando mi jefe quiere salir a solas con su esposa veinte años menor que él, es decir, casi nunca. Porque mi jefe sigue al pie de la letra esa famosa premisa: "Cuando uno es soltero quiere coger con todas, cuando es casado quiere cogerse a todas menos a la que vive con uno".
Entre copas, me preguntó por la Chama. Él no sabe mucho de ella, casi nadie sabe nada de mi vida privada menos las personas que están en ella. A veces creo que mi vida es una secta secreta. El estar escondido y huyendo se parece mucho a la libertad, por momentos. Me preguntó si no me aburría follarmela, con mi jefe todas las preguntas tienen dagas envueltas en rosas así que cavilando llegué a pensar que él quería invitarla a salir con nosotros fingiendo que es para avivar la llama saliendo con amigos, y luego intentar cogersela. El problema de las personas es que tarde o temprano terminamos por conocerlas. Lo cierto es que la Chama y yo si follamos, mucho, como demonios. Con el tiempo cada vez hay menos amor pero más sexo salvaje y despiadado. Es extraño porque ya tenemos cuatro años. Pero mejor no le busco explicación, para que no se termine. Si tengo muchas amantes pero eso no tiene nada que ver con lo de la Chama y yo. Llevar una doble vida no es sólo posible sino también muy sano. La fantasía empieza siendo un escape a la realidad aburrida, más tarde la realidad aburrida se vuelve un triste infierno y quieres acabar con ella, pero, cuando tu fantasía pasa a ser tu realidad: muere. Entonces pierde toda gracias que tenía. Las dobles vidas son necesarias, hace falta eso, algo de cielo y algo de infierno para poder gozar a plenitud. A la Chama la amo, pero cada vez menos o con menos intensidad; sin embargo, ese amor debe permanecer, jamás debe morir porque gracias a él y su intermitencia, nuestra vida sexual es una adicción necesaria donde dejamos salir demonios que lo reviven. El sexo es nuestra fantasía y el amor nuestra jaula y la felicidad siempre tiene un toque de prisión y un toque de libertad. Así que lo que llamamos alegría es un balance entre lo que somos y nuestras mentiras.
Pero a mí jefe sólo le dije que sí, y se sorprendió. Entonces me preguntó que cuál era la mejor. El sabe que me acosté con la Obrera, y estaba muy feliz porque lo que más nos diferencia a ambos no es el deseo sexual, ya que el de ambos es fuerte sino la discreción. El se acuesta con cuanta mujer conozca y se siente orgulloso. Yo soy muy selectivo, siempre tengo ganas de follar pero busca nunca mujeres, además, me gusta masturbarme. Mi jefe una vez fue al médico y le mandó no tener sexo por una semana y ese hombre andaba furioso, ve la masturbación con la derrota consolidada. Yo la veo como una antología de los mejores polvos.
Para ser honestos yo intenté a toda costa que lo mío y la Obrera permaneciera en secreto. Menos por vergüenza que por discreción. La sexualidad es mi paraíso mientras permanezca secreta, la libertad consiste mucho en eso, en que sea sólo tuya. La libertad es una paradoja, una contradicción interminable, y cuando empieza a tener sentido, se termina irremediablemente. La libertad es mía si me pertenece: contradicción o paradoja. Pero si digo que la libertad es de todos o de nadie: tiene más sentido pero no tiene nada de gracia. Así que el secreto son mis alas.
La Obrera corrió la voz de lo que pasó, para ser franco no me sorprendió. Sé que los obreros son chismosos y se cuentan todo. Es natural y capaz liberador. Además de que para ella es un éxito salir conmigo, sé, como es natural, que por lo menos una parte de ella me veía como una aspiración a salir de la pobreza. Me parece que mentirse no está mal, en especial luego de unas copas. Muchas veces yo trabajaba con los obreros, quién crea que soy una ratita de oficina está muy equivocado, yo hago muchas cosas que no quiero recordar, sólo alguien que no trabaja duro quiere hablar de su trabajo. Supe por otra Obrera que ella había dicho que yo era el mejor, una maravilla en la cama. No es la primera vez que me lo dicen pero cada vez que lo dicen el corazón me late como si me lo mordieran con la punta de los dientes. Seguimos hablando de sexo y la otra Obrera dejó atrás su falsa discreción y me preguntó qué le hice a ella para dejarla así. Si alguien viese la cara con la que me lo preguntó entendería como terminamos haciendo el amor sobre unos sacos llenos de bolsas con harina, azúcar y avena que estaba destinado a ser sacudido por nosotros para luego ser lavado y usarse como materia prima. Cuando terminamos de hacer el amor estabamos todos llenos de blanco polvo. Me dijo que ya sabía por qué era el mejor. Y como si hibiese quedado algún remanente de pudor en esa alma que a fuerza de hábito era de naturaleza chismosa: me dijo que pensaba que yo era maricón, y que todos creían eso. Eso me hizo mucha gracia, me llenó de satisfacción saber que mi discreción y mi libertad funcionaban. Me contó con lujo de detalles que había dicho la Obrera de nosotros. Por lo visto no se reservo nada pues esta otra obrera sabía más cosas de nuestro encuentro de las que yo podía recordar. También me contó muchoa secretos de la vida privada de la Obrera que me hizo reafirmar lo que ya sabía: venimos de mundos diferentes e incompatibles. Volvimos a hacer el amor unas tres veces, era divertido escondernos y robar horas de trabajo follando. Pareciamos dos fantasmas blancos y el polvo se sacudía de sus nalgas cuando la penetraba violentamente. Cuando terminamos el último, me ofreció un cigarrillo y le dije que no me gusta fumar en hiras de trabajo. Mi cinismo la hizo reír y descubría al conocerla que ella no era como las otras obreras, las otras aceptaron el infierno de ser obrero como un designio de dios, ella, por otro lado, estaba maldita y quedó en ese mundo porque no tenía más opción. Le pregunté como cosa mía si quisierahacer un trío conmigo y la Obrera, primero fue renuente pero cuando le dije que la Obrera y yo hablabamos de ella y de lo hermosa que era, mostró una sonrisa preciosa que aún conservaba restos de comida y tal vez de semen en sus dientes. Aceptó pero tras pensarlo un buen rato. Declinó porque dijo que estaba realmente enamorada de su nuevo esposo (el tercero en el año) y que le gustaba pasar los fines de semana con él, siendo sólo suya. Fue hermoso y sonreí. Luego no volví a trabajar ni a follar junto a ella.
Mi jefe se sorprendió aún más al decirle que mi mejor amante había sido la Chama. Era natural, la Chama es frigida por naturaleza y juntos hemos creado un mundo de lujuria inagotable. Además, a ella la he moldeado a mis gustos, depravaciones y exigencias, he roto cada tabú de ella y la Chama sigue conmigo por la mis razón que sigo con ella, porque hemos creado un universo al que nadie más puede pertenecer. En realidad el universo ha sido creado por mí, pero la Chama a aceptado todas mis ideas con una pasividad tan absoluta que sin ella jamás hubiese sido posible.
Mi jefe no preguntó más, supe que sí, sólo quería follarse a la Chama. Y como no iba a ser fácil prefirió seguir hablando de él, como siempre. Junto a nuestra mesa había un grupo de bomberos. Uno de ellos era mi jefe versión pobre. Quería presumir ante todos pagando al cuenta, para llevarse a la cama a una bombero de un culo pre-cio-so. Mi jefe, muy pasado de copas, le ofreció un trago a todos. El bombero arrogante se sintió humillado y se fue en silencio con una cara de perros, queriendo llevarse a la guapa bombero, pero supimos que no eran nada porque ellano se quiso ir y el tampoco se enojó mucho. Por otra parte la bombero tampoco aceptó el trago de mi jefe, tal vez no toma y en su rostro supe que lo vio comoun viejo pesado. Me acerqué a ella y le pedí disculpas, le dije que siempre debía controlarlo y quién sabe que otras estupideces. Hablamos un rato fuera de la pollera y le expliqué porqué me parecía tan admirable su profesión y lamentaba lo mal pagada que era, ella sonrió, y cuando esa sonrisa y mis copas se mezclaron empezó una improvisación poética absurda que me avergüenza:
¿Quienes son los bomberos?
Héroes del silencio
Su gloria se va con el fuego
Siempre hay para nosotros
Como dioses para los ingratos
¡Oh bomberos, uno de ustedes a muerto!
Se hizo abogado, o arquitecto.
Oh bomberos uno de ustedes,
A pesar de eso me ha salvado esta noche
Con su bello rostro, su sonrisa de estrellas
Y mi noche antes mía
Hoy sin duda
Es sólo de ella.
Ahora está aquí a mi lado, hemos hecho el amor toda la noche, es una demonia, ninguna manguera apagaría tanto fuego. Dentro de unas horas debo dejarla en la iglesia.
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