Hoy la chama vino por primera vez a mi casa, estabamos solos. Nos besamos tanto que no eramos nosotros. Los besos poesían el control sobre sí mismos. Cuando reaccioné le estaba quitando el sostén y ella me detenía. Me dijo que no, era muy pronto. Y le dije con una voz angelical que estaba seguro que venía del mismo paraíso: ¿Me dejarías besar tus senos? Mi tono de voz la cautivo y cuando intenté quitar su sostén no pude, pensé que iba a apagar sus ganas con mi torpeza, pero ella misma se lo quitó. Cuando los vi, le dije que eran los senos más bonitos que había visto (era primera vez que veía unos con la luz encendida) y ella se ruborizo. Del resto no pasó nada importante, eso bastó para hacerme feliz.
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