Mi jefe me convenció de estudiar, empecé clases y era el único con coche. Todas las semanas hacía el amor con una chica diferente y los fines de semana, con la Chama.
Hasta que la Chama consiguió otro chico, y yo conocí a Linda, cuando estaba con ella el mundo no existía.
La conocí en la Universidad, era una chica desarreglada, desordenada y cansada. Me pareció perfecta. Era aburrido conocer a tantas chicas que me buscaban sólo por dinero. Un día decidimos reunirnos a estudiar. La pasamos bien, ella es muy inteligente. Intenté hacerle el amor pero no se dejó.
Compartíamos, íbamos a todos lados, fue la primera mujer con la que estuve de verdad, es decir completamente. Sin pensar en la Chama.
Un día, al cabo de un mes. Se fue, no dijo nada.
Estaba destrozado, pensaba que se había vuelto cristiana por ciertas cosas que me había dicho sobre volver a la iglesia que había abandonado. No coger hasta casarse, aceptar a Dios. Ese tipo de mierdas.
Al final se fue porque volvió con su ex, un imbécil.
Linda nunca supo que la quise sin juegos, sin ser su dios. Linda me había salvado de mí, de la Chama, de mi existencia. No quise buscarla, la quise tanto que supe que era mejor dejarla ir antes de terminar destruyéndola, como todo a mi alrededor.
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